Conozco a muchos lectores que estaban deseando leer esta crítica, no tanto por lo que puedan descubrir sino por conocer la opinión de alguien que sí escribe sobre Ghost desde hace quince años, porque quiere y no porque toca o porque debe. Una vez más, no se trata de ganarse o no una medalla, simplemente estábamos allí, como en muchas otras ocasiones; en aquella primera gira de “Opus Eponymous” (2010), también nos topamos con un despistado y escurridizo Tobias en la zona de prensa de la gira de “Infestissumam” (2013) en Francia y estuvimos en el backstage de la gira de “Meliora” (2015), hasta el plantón definitivo en la reciente cancelación de su concierto en Madrid presentando el álbum que nos ocupa, “Skeletá” (2025). Por el camino ha habido grandes momentos, como la publicación de su debut, la obra maestra que es “Opus Eponymous” (2010) y grandes conciertos o EPs, claro que sí, pero también la consecuente bajada de nivel y publicación de canciones que, en mi opinión, no han estado a la altura. Pero, ¿sabes lo que pasa? Que te gusta Ghost por todo, por su conjunto, no sólo porque haya momentos que te han enamorado y otros que no te hayan convencido; es como si te gustase sólo la esquina derecha de un cuadro. Para bien y para mal, Tobias Forge nunca más grabará “Opus Eponymous” (2010), “Infestissumam” (2013) o “Meliora” (2015) y está bien, ya están grabados y puedes escucharlos siempre que quieras, además, tampoco causarían el mismo impacto, ni gustarían a su público actual; ese que se preocupa más por el ‘outfit’ que por las canciones, que está más cerca del pop que del metal, para los que Doom es el videojuego de sus padres; esos mismos que te joden el concierto llevando a sus hijos sobre los hombros, vestidos como papas en miniatura, a la caza y captura de púas de los Ghouls y se indignan si reciben un empujón en un concierto de rock. Pero no me gustaría que esto pueda entenderse como una crítica negativa, Tobias quiere sus billetes y ellos se los dan, no quieren otro “Con clavi con Dio” sino “Kiss the Go-Goat” o “Life Eternal”, al final, el sueco nos da a todos un poco de todo y tan contentos.
Pero tenía ganas de escuchar “Skeletá” (2025), en mi caso para saber si Forge seguiría la línea descendente de “Impera” (2022) o nos reservaría alguna sorpresa y he de reconocer que, sin ser un álbum perfecto, sí hay momentos que justifican seguir en las filas de sus conciertos. Publicado a través de Loma Vista Recordings, Forge busca consolidar su lugar en la escena del rock contemporáneo, saqueando las arcas del hard y el AOR, pero tampoco pasa nada, compartiendo años con él, lo entiendo como un homenaje y, en lugar de amargarme porque estoy escuchando a Journey, disfruto de “Peacefield”, en la que demuestra que sigue teniendo una sensibilidad única para las introducciones y convertir una canción pop en un himno para estadios, con un gran puente y unas guitarras sonando magníficas. Es cierto que Tobias no se esfuerza en disimular de donde viene nada, tampoco creo que lo busque, cuando está claro que no busca innovar sino llevarte de viaje. Algo parecido a lo que ocurre con la ochentera, "Lachryma", el segundo sencillo, acompañado de un videoclip que muestra a Papa V Perpetua en una actuación cargada de simbolismo y una imaginería de hace más de cuatro décadas, más cercana al shockrock que al metal, con un enfoque más gótico y cinematográfico, además de uno de esos estribillos que se marcan a fuego en tu cerebro, quieras o no.
Es verdad que “Satanized” puede sentirse como un autoplagio, pero el puente y ese estribillo tan brillante, tan pulido, sonando como si estuviese masterizado para llegar a lo más alto de las listas, serían el single soñado de cualquier banda, mientras la bonita “Guiding Lights” alcanza las cotas de emoción del pasado con un trabajo magnífico de Tobias en la línea melódica de la voz durante el estribillo, además de su pericia para los arreglos, me parece sobresaliente. “De profundis borealis” regresa a la épica con la carga de las guitarras, con una potente base rítmica que recuerda a sus tres primeros discos, mientras que “Cenotaph” evoca al rock de la banda de Francis Rossi y “Missilia amori”, quizá la más genérica dentro de los diferentes colores del álbum, al material grabado por Gene Simmons y Paul Stanley en los ochenta. “Marks of the Evil One” posee un estribillo adictivo, igual que “Umbra” podría haberse quedado fuera del álbum sin haberlo dañado, aunque me guste su tono, las guitarras y el cencerro, hasta la sorpresa que es “Excelsis” que, aunque no sea un dechado de virtudes en cuanto a su letra, sí demuestra la capacidad de Tobias para jugar con el pop y cierra el álbum de manera magnífica.
En definitiva, “Skeletá” (2025) recupera a ratos la esencia de los tres primeros discos, de manera casual, sin que se sienta como algo forzado y continúa el viaje, sin sorpresas en el plan de ruta del sueco, sin la chispa de antaño pero sí la clara constatación de que hay talento a raudales en un disco que premia las escuchas sucesivas, gracias al trabajo de composición y una producción pulida al extremo; algo completamente buscado y que me hace dudar acerca de la capacidad auditiva de alguno de sus seguidores cuando se quejan y echan de menos una más cruda. ¿Acaso “Impera” (2022) o "Prequelle" (2018) eran así? Querer que Ghost vuelvan a grabar canciones que compitan con el sonido del pasado es algo tan estéril como yermo el cerebro de aquellos para los que ni siquiera existían entonces. Un buen álbum, entretenido y gozoso cuando premia la persistencia y no las escuchas apresuradas y las críticas escritas sin ganas.
© 2025 Lord Of Metal