Desde su nacimiento en 2002, la banda neerlandesa, Epica, liderada por la carismática Simone Simons y el guitarrista Mark Jansen, ha consolidado su lugar como una de las agrupaciones más destacadas del metal sinfónico. A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Epica ha sabido equilibrar la grandiosidad orquestal con una conexión visceral al metal, explorando incluso los límites más extremos del género. Con una trayectoria que abarca más de dos décadas, discos como “The Quantum Enigma” (2014) y “Omega” (2021) han demostrado su capacidad para evolucionar sin perder su esencia. Su noveno álbum, “Aspiral” (2025), publicado a través de la todopoderosa Nuclear Blast, no es la excepción. Inspirado en la escultura homónima de Stanisław Szukalski, que simboliza renovación e inspiración, pretende reflejar un Epica revitalizado, dispuesto a experimentar con nuevas estructuras manteniendo su característico sonido épico en una hora exacta de duración, combinando la opulencia sinfónica con la energía del power y el progresivo, mostrando a una banda en la cima de su creatividad. Pero, ¿podrán Epica mantener el estándar de calidad que los ha convertido en un referente en el género?
El álbum se abre con "Cross the Divide", una canción que rompe con la tradición de Epica al prescindir de una introducción orquestal y sumergir al oyente en una explosión de riffs potentes y melodías pegajosas. La voz de Simons brilla con una intensidad que marca el tono del disco, respaldada por los precisos arreglos de Coen Janssen en los teclados. Por su parte, "Arcana" combina majestuosos coros en los que destaca la habilidad de la banda para entrelazar su vertiente sinfónica con la más pesada. Aunque algunos momentos -como los breakdowns en esta canción- pueden parecer desconcertantes al principio, las líneas melódicas de Jansen y Delahaye acuden al rescate con maestría. "Obsidian Heart" sorprende por su pesadez, evocando influencias de metal moderno y djent, mientras "Eye of the Storm" se aventura en terrenos cercanos al death metal melódico, con growls de Jansen que añaden un contraste visceral a la garganta cristalina de Simons. La suite "A New Age Dawns", que continúa en “Darkness Dies in Light", "Metanoia" y "The Grand Saga of Existence", conforman el corazón conceptual del álbum, especialmente la última, destilando esa esencia clásica de Epica (con coros en latín incluidos), arreglos orquestales y una narrativa que explora la espiritualidad y unidad humana. Sin embargo, el tema homónimo que cierra el disco resulta algo extenso, pudiéndose haberse acortado para mantener la intensidad. A pesar de esto, la interpretación Simons, repleta de emoción, y el acompañamiento minimalista de Janssen en el piano crean un final conmovedor, aunque no alcance las cotas de baladas pretéritas como "Rivers". Cada canción, desde la enérgica "Apparition" hasta la introspectiva "T.I.M.E.", están diseñadas para atrapar al oyente, con un equilibrio entre accesibilidad y complejidad que demuestra la madurez de Epica como compositores.
“Aspiral” (2025) no solo reafirma la posición de Epica como líderes del metal sinfónico, sino que también los muestra como una banda dispuesta a tomar riesgos calculados. Aunque no está exento de pequeñas imperfecciones —como el ligero exceso de duración en el tema final o la falta de la ferocidad vista en colaboraciones pasadas como "Human Devastation" de “The Alchemy Project” (2022)—, el álbum logra el equilibrio entre innovación y tradición. La cohesión del disco, potenciada por la producción impecable de Joost van den Broek, permite que cada integrante, desde el robusto Ariën van Weesenbeek hasta el bajista Rob van der Loo, aporte su talento sin opacar el resultado. Personalmente, la capacidad de “Aspiral” (2025) para capturar la atención en cada escucha es su mayor fortaleza. Canciones como "The Grand Saga of Existence" y "Obsidian Heart" presisten en la memoria, invitando a escuchar el álbum una y otra vez, mientras que la narrativa visual del álbum, inspirada en Szukalski, añade una capa estética de profundidad que enriquece la experiencia. En un género saturado, Epica logra destacar por su pasión y autenticidad, creando un trabajo que no solo satisface las expectativas de sus seguidores, sino que también tiene el potencial de atraer a nuevos oyentes. En definitiva, “Aspiral” (2025) es un testimonio del poder del metal sinfónico cuando se ejecuta con visión y corazón, y un recordatorio de por qué Epica sigue siendo mi banda favorita en este estilo.
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