Igual que nunca olvidamos el primer amor, cuando uno escucha “Sunbather” (2013) por primera vez, tampoco es posible olvidar aquella sensación; apretarse los ojos y entender el color de su portada o la emoción tras escuchar "Dream House" (las primeras veces en la vida son como el resto, sólo que estas son las que nunca olvidarás). La mezcla de furioso black metal, post-metal abrasador y shoegaze, combinado con el anhelo genuino de sus letras, me cambió de alguna forma, a pesar de estar en mi treintena y creer haberlo escuchado casi todo o, por lo menos, lo que me interesaba en aquella época. Pero allí estaban George Clarke y Kerry McCoy que, como Morrissey y John Marr, Cocteau Twins y Joy Division, cambiaban algo en dentro de mí. Es por eso que si alguien pretende encontrarse con una reseña fría y analítica del sexto álbum de Deafheaven o una estúpida cruzada contra su música, su estética o un disco como “Infinite Granite” (2021), que no supe entender en su publicación pero que me caló hondo a lo largo de los siguientes meses y su posterior gira, adivinará que esta humilde reseña se compone de carne y hueso, de sentimientos y emociones, como los que despierta "Lonely People with Power" (2025) y, probablemente, debería buscar en otras webs y blogs repletos de rayos, calaveras de extrarradio y manos cornudas (si no entiendes estas tres referencias, tampoco pasa nada), porque Deafheaven ya forman parte de mi esencia y cada nuevo álbum me parece un evento en sí mismo. Desde el icónico "Sunbather" (2013), he disfrutado de su evolución, esa que me asombró con “New Bermuda” (2015) y, aunque a veces he llegado a sentir que la banda y un servidor evolucionábamos en direcciones diferentes, como “Ordinary Corrupt Human Love” (2018) o las primeras escuchas de “Infinite Granite” (2021), es con este "Lonely People with Power" (2025) que siento que han logrado un equilibrio magistral entre los elementos que los definieron en sus tres primeros discos y los que han explorado recientemente, como los sonidos emocionales post-rock de "Infinite Granite" (2021) o las melodías de “Ordinary Corrupt Human Love” (2018). De esta forma, "Lonely People with Power" (2025) no se siente como un retroceso, sino un paso más en la conquista de su madurez artística, cuando el álbum no busca atraer a nuevos seguidores o hacer volver a aquellos que echaban de menos el black, sino consolidar su carrera como banda.
"Incidental I" es un breve preludio atmosférico que prepara el terreno para la explosión de "Doberman", sonando más poderosa que las canciones de "Infinite Granite" (2021) y Clarke regresando al gañido, pero la emocionalidad buscada en la guitarra de McCoy está cocida a fuego lento desde hace cuatro discos, nada es por casualidad si la intensidad que alcanza la canción se convierte en un torbellino de metal, porque bajo su piel residen los mismos sentimientos, esos que parecen convertirse en un arrebato gracias al trabajo de Daniel Tracy. Aun así, tanto "Incidental I" como “Doberman” se sienten como la carta de presentación de la convulsa “Magnolia”, una de las piezas más crudas y feroces de todo el álbum, con Tracy y Johnson haciendo gala de una fuerza descomunal en la sección rítmica, mientras George Clarke parece desatado hasta su recta final. "The Garden Route" une lo mejor de las dos caras de Deafheaven, la sensación de frustración adolescente (cuando parecemos sentir más de lo humanamente posible y en nuestro corazón habitan sentimientos opuestos), apenas seis minutos para hacernos creer que Clarke y McCoy han sabido capturar semejante nudo, mientras que "Heathen" ofrece el respiro necesario, gracias a sus coros y una sensibilidad que destila el mismo dolor que las anteriores pero expresado de una manera muy diferente sobre una batería sincopada, destacando la versatilidad de Clarke, capaz de alternar esos momentos de furia con otros de introspección y la guitarra de McCoy dibujando ese paisaje sobre el que el vocalista disfruta desbaratando nuestra alma.
"Lonely People with Power" (2025) es el testimonio de una banda que se siente más segura que nunca, que parece no perseguir la aprobación de los puristas del black metal, ni se conforman con repetir fórmulas pasadas y entregan una obra repleta de corazón, sin cinismo ni pretensiones, tampoco clichés del subgénero. Compararlo con "Sunbather" (2013) sería injusto porque ambos comparten esa cualidad intangible que los hace especiales y su propia naturaleza. Este que nos ocupa no posee los picos sentimentales de "Dream House" o "The Pecan Tree", pero como conjunto fluye con una naturalidad que me hace volver a él una y otra vez. Con una producción, a cargo de Justin Meldal-Johnsen, realzando cada detalle; desde los baquetazos de Tracy hasta los arpegios hipnóticos de McCoy o los acordes de Shiv, cada escucha revela algo nuevo. "Lonely People with Power" (2025) se alza como el testimonio de la evolución de Deafheaven y la nuestra como oyentes junto a la banda, aquellos que escuchamos en su momento "Sunbather" (2013) encontraremos que, doce años más tarde, Clarke y McCoy siguen contándonos lo que sentimos, creciendo con nosotros en un álbum que se siente tan especial como atemporal.
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