A lo largo de casi dos décadas de trayectoria, Whitechapel han representado la comercialización pura y dura del deathcore, al mismo tiempo que se han convertido en la versión más afinada del subgénero, gracias a su capacidad de adaptación. A diferencia de Suicide Silence, con su constante dependencia de los breakdowns, o de Job for a Cowboy, que abandonó el deathcore por completo, la banda de Knoxville siempre se ha apoyado en el carisma de su vocalista, Phil Bozeman (auténtico hombre-orquesta de este proyecta que tiene tintes más personales que de una banda tradicional en la que sus miembros aportan por igual), y en el ataque de tres guitarras para impulsar su evolución natural. Desde el uso de voces limpias hasta producciones más crudas, el nuevo trabajo, "Hymns in Dissonance" (2025), podría decirse que cierra un período de letras introspectivas y música que ahondaban en la polémica (cuando toca temas mucho más profundos o delicados), prometiendo un retorno a sus raíces más brutales. Y en ese sentido, cumple con creces; las vocales limpias y las letras introspectivas de "The Valley" (2019) y "Kin" (2021) han quedado atrás, dando paso nuevamente a los demoledores ritmos de antaño. Podría decirse que "Hymns in Dissonance" (2025) es la interpretación moderna del icónico "This Is Exile" (2008), y el regreso de la crítica religiosa y la brutalidad, asemejándose a "A New Era of Corruption" (2010), con la intensidad vocal de un Bozeman que entre frenéticas ráfagas de palabras desata poderosos gritos de guerra, mientras la banda ataca con renovada ferocidad.
Las transiciones entre blast beats acelerados, riffs incendiarios y pesadísimos breakdowns destacan en canciones como "A Visceral Retch" y "The Abysmal Gospel", recordando los golpes directos de "This Is Exile" (2008) en composiciones como "Hate Cult Ritual" y "Bedlam". Además, la inclusión de pasajes melódicos en "Mammoth God" y "Nothing Is Coming for Any of Us" da equilibrio a la violencia sonora y refuerza la esencia inconfundible de Whitechapel. A pesar de su energía arrolladora, el regreso a los orígenes de Whitechapel se encuentra limitado por la falta de innovación que ha caracterizado sus últimos discos, puede parecer una paradoja pero es así cuando la única novedad destacable es el uso más grueso de Bozeman en las voces. Asimismo, salvo por las dos poderosas canciones con las que cierran, ninguna canción supera la calidad de los sencillos que habían compartido, "Hymns in Dissonance" o "A Visceral Retch", mientras que algunas piezas parecen versiones menos impactantes de estas, como "Prisoner 666" y "Diabolic Slumber". En su mayoría, el álbum rinde tributo a los primeros años de la banda, acelerando la propuesta de "A New Era of Corruption" (2010), por ello, canciones como "Bedlam", "Mammoth God" y "Nothing Is Coming for Any of Us" destacan, ya que combinan brutalidad con una composición dinámica que culmina en solos elegantes y progresiones armónicas que evocan la tragedia en lugar de la simple y ramplona agresión.
Whitechapel maduraron hace tiempo, pero sigue manteniendo su furia intacta. "Hymns in Dissonance" (2025) captura todo lo que los seguidores amaron u odiaron de la banda en los 2000, sin preocuparse en convencer a los más escépticos, percibiéndose este disco como un entretenimiento; una banda disfrutando de la creación de deathcore pesado sin la carga emocional de sus dos discos anteriores. No cambiará la percepción de quienes ya tienen una opinión sobre Whitechapel, pero aquellos que añoran la época en la que Phil Bozeman parecía poseído por un perro rabioso encontrarán sangre fresca. No es su mejor disco, pero tampoco pretende serlo, tiene momentos innecesarios y algunos pasajes excesivamente repetitivos, pero invita a lanzarse al moshpit por pura nostalgia deathcoreta. En un panorama donde el deathcore depende cada vez más de arreglos sinfónicos y estructuras atonales, "Hymns in Dissonance" (2025) es un recordatorio de que la brutalidad bien hecha sigue teniendo valor, aunque siga echando de menos la valentía que exhibieron en el personal “The Valley" (2019) y los hizo dar un paso al frente.
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