Crítica: Nite "Cult of the Serpent Sun"

El heavy metal (sí, ‘heavy’, aunque te suene rancio, me refiero a ‘heavy metal’, no a metal a secas, como muchos se expresan actualmente, sin propiedad), con su capacidad para evocar épocas pasadas y su energía nostálgica, encuentra en Nite una banda que, sin buscar revolucionar el género, lo perfeccionan con un enfoque más afilado y poderoso. Este cuarteto de San Francisco, formado por Van Labrakis (voz y guitarra), Scott Hoffman (guitarra), Avinash Mittur (bajo) y Patrick Crawford (batería), ha construido su identidad fusionando el metal clásico de los años ochenta con un matiz ennegrecido que los hace destacar. Su tercer álbum, "Cult of the Serpent Sun" (2025), publicado en Season of Mist, marca una evolución en su sonido, consolidando su estilo sin perder la esencia que los caracteriza. Si bien discos anteriores como "Darkness Silence Mirror Flame" (2020) y "Voices of the Kronian Moon" (2022) ya mostraban influencias de gigantes como Mercyful Fate e Iron Maiden, este nuevo trabajo logra una cohesión aún mayor, superando las limitaciones previas, especialmente en la integración de las voces rasgadas de Labrakis y la base instrumental de Nite. Lejos de abandonar su enfoque retro, Nite lo refinan aún más, entregando un vibrante homenaje al metal tradicional, cargado de riffs potentes y una atmósfera oscura que resuena con fuerza en cada nota. La banda se mantiene firme ante las tendencias pasajeras, y su música refleja una devoción inquebrantable por una visión clara, tomando las lecciones de sus trabajos anteriores y aplicando lo aprendido con maestría, transformando lo que antes era un punto débil en una fortaleza. Las críticas a sus discos iniciales apuntaban que las voces monocordes y blackmetaleras de Van Labrakis podían desentonar con la melodía de la banda, pero aquí ese contraste se convierte en un elemento distintivo y bien ejecutado. La producción, manejada también por Labrakis, realza el trabajo de las guitarras de él y Hoffman, mientras el bajo de Mittur y la batería de Crawford aportan una base rítmica sólida y contundente. Inspirados por bandas como Grand Magus o The Night Eternal, Nite ofrecen un álbum que no solo captura la esencia del metal clásico, sino que la eleva con un enfoque más maduro y unificado, demostrando que su fórmula, aunque no rompedora, sigue siendo relevante y poderosa.

"Cult of the Serpent Sun" (2025) se despliega a lo largo de ocho canciones que mezclan la intensidad del metal tradicional con un aire sombrío y épico. El tema principal, "Cult of the Serpent Sun", irrumpe con riffs que recuerdan a Grand Magus, mientras las voces rasgadas de Labrakis aportan una personalidad única que encaja perfectamente con la instrumentación. Le sigue "Skull", un corte explosivo donde las guitarras de Hoffman y Labrakis brillan con intensidad, evocando la grandeza del género, y la batería de Patrick Crawford impulsa el ritmo con una energía implacable. Esta composición demuestra cómo las voces, antes señaladas por su falta de variedad, ahora enriquecen la mezcla con carácter. "Crow (Fear the Night)" emerge como un himno vibrante, con armonías que invitan a corear y un espíritu que podría haber surgido de una fusión entre Mercyful Fate y Dawnbringer, destacando la química entre los músicos. En un cambio de ritmo, "The Mystic" adopta un tono más introspectivo, con una atmósfera más densa que ofrece un respiro frente a la furia de los temas anteriores, aunque no alcanza su mismo nivel de impacto. "The Last Blade" y "Carry On" mantienen la llama del metal clásico con riffs afilados y melodías pegadizas, donde el dúo de guitarras de Labrakis y Hoffman se luce con precisión. Sin embargo, "Tarmut" se siente algo contenida, cuando Nite priorizan el ambiente sobre la potencia, lo que no le resta brillo frente al resto. El cierre llega con "Winds of Sokar", un tema monumental que canaliza la épica vikinga de Bathory, envolviendo al oyente en una sensación de grandeza y heroísmo. Con treinta ys eis minutos de duración, el álbum es conciso pero efectivo, y aunque sus mejores canciones pueden requerir varias escuchas para asentarse, cada un aporta un valor distintivo al álbum, formando un todo sólido y bien estructurado.

Como amante del heavy metal que creció con los ecos de los ochenta resonando en cada riff, "Cult of the Serpent Sun" (2025) es una experiencia repleta de nostalgia pero también de vitalidad. Como escribía unas líneas más arriba, no intentan reinventar el género y eso es parte de su encanto; su fuerza está en tomar los elementos que adoro del metal —los solos apasionados, los ritmos que sacuden cada rincón de tu alma y esa sensación de pertenencia a un colectivo— y dotarlo de un toque oscuro que lo convierte en actual. Escuchar "Winds of Sokar" me transporta a un paisaje épico, con vientos gélidos y cojones, algo que pocas bandas actuales logran con tanta autenticidad. El esfuerzo de Labrakis, Hoffman, Avinash Mittur y Crawford por pulir su sonido, sin traicionar sus raíces, merece reconocimiento. Aun así, no todo es impecable, por supuesto; en "The Mystic" y "Tarmut" podrían haber arriesgado más para igualar la intensidad del resto, pero estos son detalles menores en un trabajo que rebosa pasión y compromiso. Para mí, este álbum es un tributo al metal que no necesita ser revolucionario para impactar; es una prueba de que afilar las espadas más clásicas puede ser suficiente para crear algo memorable. "Cult of the Serpent Sun" (2025) no reescribirá la historia del heavy metal, pero sí reafirma que su corazón sigue latiendo con vigor y, en un mundo saturado de modas pasajeras, eso es un logro que valoro profundamente por parte de Nite. Un disco magnífico para ser escuchado a base de birras y entre colegas, como debe ser.

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