Crítica: Imperial Triumphant “Goldstar”

El mundo del metal siempre ha sido un terreno fértil para la experimentación y la innovación, y pocas bandas encarnan este espíritu tan plenamente como Imperial Triumphant, el trío neoyorquino que ha desafiado las expectativas del género durante sus dos décadas de trayectoria y, en su sexto álbum, "Goldstar" (2025), llega como una obra que no solo reafirma su lugar en la vanguardia del metal, sino que también plantea preguntas sobre los límites entre la accesibilidad y la experimentación. En un contexto donde el metal extremo a menudo se aferra a fórmulas establecidas, cada vez más conservador (increíble pero cierto), Imperial Triumphant, con Zachary Ezrin (voz y guitarra), Steve Blanco (bajo) y Kenny Grohowski (batería), se atreven a trascender las etiquetas tradicionales de black metal, death metal o jazz, creando un sonido que es tan único como desconcertante en apenas cuarenta minutos y nueve canciones de "clase A", según su propia promoción, pero, ¿realmente cumple con esa ambiciosa afirmación por la cual deberíamos entender que este disco no tiene relleno alguno? Con un enfoque modernista, que evoca influencias tan dispares como Frank Zappa o John Zorn, escuchar “Goldstar” (2025) invita a pensar que, como oyentes, estamos ante algo más que un simple álbum de metal: convirtiéndose en una experiencia que redefine al mismo.

El viaje de "Goldstar" (2025) comienza con "Eye of Mars", una pieza que establece el tono gracias a una cita de Marshall McLuhan ("el medio es el mensaje") antes de sumergirse en un torbellino de disonancias y ritmos complejos, donde la guitarra de Ezrin y el bajo de Blanco se entrelazan en un caos orquestado. "Gomorrah Nouveaux", combina riffs contundentes con una sensibilidad jazzística, destacando el trabajo de Grohowski tras los parches, quien demuestra por qué es considerado uno de los mejores músicos del momento, mientras que en "Lexington Delirium", con la colaboración de Tomas Haake de Meshuggah, incorpora sintetizadores en un homenaje arquitectónico al Chrysler Building, aunque, en mi modesta opinión, el resultado no alcance la excelencia, quedándose en un nivel más terrenal. Por otro lado, "Hotel Sphinx" sorprende con su mezcla de trémolos veloces y pasajes que recuerdan a la música clásica, mostrando la versatilidad del trío, además de su querencia neoclásica con el blast beat como gasolina de la composición, justo antes del corazón del álbum, "NEWYORKCITY", con Yoshiko Ohara, que irrumpe como un estallido de grindcore improvisado de cuarenta y siete segundos, seguido por el tema principal "Goldstar", que podría haber funcionado mejor como introducción y no un interludio, rompiendo, momentáneamente, el ritmo del álbum. 
La recta final se compone de canciones igualmente impactantes; "Rot Moderne" ofrece una atmósfera densa y opresiva, mientras que "Pleasuredome", con la participación tanto de Haake como de Dave Lombardo, fusiona percusiones de inspiración brasileña con riffs y patrones jazzísticos, creando una pieza que es tan caótica como cautivadora. Para culminar, "Industry of Misery" cierra el álbum con un giro hacia el doom, rindiendo un homenaje distorsionado a Black Sabbath que evoluciona en una paranoia creciente, y aroma beatleniano en la melodía principal, “I Want You (She’s So Heavy)”, dejando al oyente en un estado de total inquietud. Y es que, a lo largo de las canciones de “Goldstar” (2025), Imperial Triumphant demuestran una habilidad única para equilibrar lo accesible con las estructuras más bizarras y aunque no todas las canciones alcancen esa excelencia prometida desde la ilustración de su portada, la sensación general roza el sobresaliente.

Está claro que "Goldstar" (2025) no es un álbum para todos y esa es precisamente su fortaleza. Imperial Triumphant no buscan complacer a las masas ni encajar en etiquetas preexistentes, sino desafiar al oyente en la aceptación de un nuevo paradigma musical donde las reglas del metal tradicional se desintegran en favor de una narrativa más amplia. Personalmente, me parece brutal cómo Zachary Ezrin, Steve Blanco y Kenny Grohowski logran destilar la esencia de Nueva York —su grandeza, su decadencia y su caos— en cada nota del álbum, evocando tanto los rascacielos relucientes como los callejones oscuros de la metrópoli e incluso las alcantarillas. Si bien, "Goldstar" (2025) puede no superar la majestuosidad de discos anteriores como "Alphaville" (2020) o "Vile Luxury" (2018), su enfoque más conciso y directo lo hace más accesible, sin sacrificar la esencia que hace especial a esta banda. Comparado con obras como "The Yellow Shark" (1993) de Zappa o "Angelus Novus" (1998) de Zorn, este álbum trasciende las etiquetas de "metal con influencia jazz" para convertirse en un nuevo territorio, exclusivo de Imperial Triumphant, una declaración artística que no pide permiso y tampoco ofrece disculpas, brillando como un faro de creatividad, invitándonos a pensar de nuevo qué significa realmente la música extrema en este siglo.

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