Crítica: Weather Systems "Ocean Without A Shore"

Honestamente, nunca pensé que el nuevo álbum de Daniel Cavanagh fuese a removerme tanto. Siempre he escrito en esta página lo mucho que significaron para mí "Eternity" (1996) y "Alternative 4" (1998), eran años de adolescencia e instituto, de mucho metal y Anathema rompían esa barrera con algo de doom y progresivo, mezclado con gótico, pero, cuando su sonido comenzó a cambiar, no me interesó lo más mínimo. Ahora somos conscientes que el exceso de azúcar mata y Anathema eran un edulcorante a evitar en aquellos años de metal extremo. Sin embargo, hace muchos años viví una historia muy bonita y, aunque en aquel momento aquella herida abierta dolía, diez años más tarde y con el inevitable apaciguamiento de aquella pasión, con “Weather Systems” (2012) y “Vertikal” (2013) como banda sonora de aquellos días, me encuentro escuchando “Ocean Without A Shore” (2024) y se remueven muchos sentimientos de todo aquello. Yendo a lo musical, Daniel Cavanagh ha sabido construir una de las trayectorias más destacadas dentro del rock progresivo moderno, gracias a una identidad musical única y una discografía que no deja de sorprender. Desde 1993, su carrera ha incluido once álbumes junto a Anathema, además de su sobresaliente disco en solitario de 2017, “Monochrome” y, ahora, en “Ocean Without A Shore”, bajo el nombre de “Weather Systems” (en honor al álbum mencionado de Anathema), Cavanagh demuestra una vez más su talento como compositor e intérprete. Aunque el álbum podría considerarse prácticamente un proyecto en solitario, ya que él mismo escribió toda la música, las letras y se encarga de las tareas vocales, además de la guitarra, bajo y teclados, contó con el apoyo de Daniel Cardoso y de la cantante Soraia Silva, quien aporta pinceladas de gran belleza. Además, de las contribuciones vocales de Petter Carlsen, Paul Kearns y Oliwia Krettek, que no hacen sino enriquecer el resultado final.

“Este álbum es un viaje”, explica Cavanagh. “Son canciones muy personales, intensas y emocionales. Para mí, es algo espiritual ya que la música proviene de un lugar más elevado. Espero que también logre tocarte”. Y lo logra con creces. El disco está compuesto por nueve canciones profundamente emotivas que, en sus momentos más destacados, puede entrar en comparación con algunos de los logros de la carrera de Cavanagh. “Synaesthesia” abre el álbum, siendo un recorrido por varios estados de ánimo musicales a lo largo de sus nueve minutos, con una letra que parece un homenaje a los misteriosos caminos que, habitualmente, toma el amor, la canción combina un potente riff de guitarra, digno de aparecer en el álbum “Judgement” (1999), con un piano atmosférico y un solo de guitarra que lleva la composición a su clímax. Por su parte, “Do Angels Sing Like Rain?” comienza con una energía más jovial antes de transformarse en una poderosa pieza de rock, impulsada por la mano de Cardoso. Las letras de Cavanagh evocan imágenes vívidas, en una canción impregnada de metáforas relacionadas con el agua, un rasgo recurrente a lo largo de todo el álbum, desde su título, “Ocean Without A Shore”, hasta la última de sus composiciones.

“Untouchable Part 3”, es uno de los puntos culminantes del álbum y una continuación de las primeras partes que ya aparecieron en el clásico “Weather Systems” (2012), con unos versos que navegan entre la desesperación y la esperanza: “Te extraño cada día, de todas las formas posibles, es más de lo que puedo soportar, respira el aire del nuevo día” y Soraia Silva ofreciendo una interpretación vocal conmovedora y visceral, repleta de vulnerabilidad pero también de una fuerza que resulta profunda y  emocionante. La sección orquestal del final eleva esta canción a niveles extraordinarios, convirtiéndola en una de las mejores del álbum, aunque sienta que Cavanagh debe avanzar y crear en lugar de evocar, cuando muchos seguimos echando de menos otras voces que lo acompañaban en el pasado. Otras canciones, como “Ghost in the Machine”, exploran ritmos más dinámicos y fuera de lo convencional, mientras que “Are You There Part 2” parece ser una secuela de la canción del mismo nombre en “A Natural Disaster” (2003), ofreciendo una atmósfera cautivadora, pero aquí resuena plana. “Still Lake” posee un piano vibrante que sirve de base para las armonías de Cavanagh, Silva y Carlsen, mostrando también riffs de guitarra cargados de fuerza y teclados envolventes que dan vida a esta canción, confirmando la habilidad de Cavanagh como compositor. La progresión de “Take Me With You” comienza de forma minimalista, con una interpretación conmovedora de Silva, sumando capas hasta alcanzar un clímax impresionante. Mientras que “Ocean Without A Shore”, posee una melodía etérea y Cavanagh emplea un vocoder, añadiendo un nuevo ingrediente al álbum, ganando en intensidad a medida que avanza, destacando la melodía de teclado y, de nuevo, la sólida interpretación de Cardoso en la batería. El cierre, “The Space Between Us”, con voces tribales superpuestas evocan un sentimiento místico por el que la melodía persiste incluso después de que el álbum culmine, generando una sensación mágica que recuerda al impactante final de “Hindsight” en “We’re Here Because We’re Here” (2010), siendo un cierre sobresaliente para un buen álbum, quizá por lo que aportamos como oyentes y nuestra capacidad para asociar e interpretar, quién sabe…

En conclusión, “Ocean Without A Shore” (2025) es una obra dinámica que enriquece aún más el legado de Cavanagh, aunque no sume, como tal. Canciones como “Untouchable Part 3 y “The Space Between Us” destacan en el conjunto, saciando a los seguidores de Anathema, pero dejando con ganas de que Cavanagh construya. Un buen álbum que pasa desapercibido, quedando relegado por la avalancha de lanzamientos, excepto para unos pocos, quizá sea mejor así. En cuanto al viaje personal, diez años son muchos, y escuchar “Untouchable Part 3” me hace regresar a noches repletas de magia en las que sonaba “No Way” de Pain Of Salvation y "Passing Through", promesas que no valían nada, como cantaba Ivan Ferreiro, pero ya no hay rencor sino un profundo agradecimiento. A veces, los seres humanos nos aferramos y la vida nos arrastra a lugares mejores. A veces, los seres humanos echamos de menos a gente que no queremos que vuelvan a nuestras vidas. Seguramente a Cavanagh le pase lo mismo con Anathema. Estamos en el mismo barco, amigo.

© 2025 Jota Jiménez