Crítica: Tremonti "The End Will Show Us How"

A finales de los noventa y principios de la siguiente década, Mark Tremonti destacaba como un guitarrista efectivo y sorprendente en Creed. En esa época, el post grunge dominaba la escena musical mientras el hair metal seguía siendo rechazado, visto como algo anacrónico, era el momento de todas esas bandas nacidas a la sombra del pistoletazo de Cobain y con un interés, fundamentalmente, económico, intentando exprimir aún más la moribunda vaca de los noventa más alternativos (aquellos que comenzaron a finales de los ochenta y Azerrad asegura que murieron a principios de la siguiente década, cuando Vedder y Cornell copaban las listas). Sin embargo, el bueno de Tremonti logró devolverle el protagonismo perdido a los solos de guitarra, impulsando una nueva era en el hard rock más popular con un enfoque en las guitarras más sofisticado que el de Mascis, Thayil, Cantrell o el mencionado Cobain. Tras su éxito en Creed y, posteriormente, en Alter Bridge, Mark decidió aventurarse como vocalista principal al frente de su propia banda, Tremonti. Este cambio de rol fue un gran desafío que Tremonti resolvió con solvencia, debutando en 2012 con su primer álbum de estudio, "All I Was”. Demostrando, con cada lanzamiento,  mayor confianza como líder de su propia banda, algo que ya se evidenciaba en "Marching in Time" (2021) y sigue resultando en este nuevo álbum, acompañado por Eric Friedman en las guitarras, Tanner Keegan y Ryan Bennett en la base rítmica.

Pero, si bien “The End Will Show Us How” (2025) continúa mostrando la evolución de Tremonti, lo hace de una manera que, siendo sólida, no sorprende en absoluto. El álbum mantiene el característico estilo que han definido tanto a Creed como a Alter Bridge, pero hipervitaminado en este caso, abusando del rango dinámico, súper producido y sonando como un bloque (a veces artificial, todo hay que decirlo) lo que, aunque será muy gratificante para sus seguidores más fundamentalistas, también resulta harto predecible para el resto. La apertura con “The Mother, The Earth and I” es un inicio enérgico, con mucho groove, que destaca por sus riffs y la confianza de Tremonti en su tarea como vocalista, pero su extensa duración parece alargar una idea que ya queda clara desde los primeros segundos y podría haber sido resuelta con algo de recorte en el estudio. Algo que se repetirá con otras canciones del álbum que, aunque bien ejecutadas, no siempre logran sorprender. 

El sencillo “One More Time” aporta frescura bajo el maquillaje de un himno rock marcado por un pegadizo solo de guitarra que destaca, a excepción de “Just Too Much”, me parece una elección acertadísima como single de presentación, pero no evita la sensación de un álbum que recorre caminos ya transitados en canciones como “Nails” y “Live in Fear”, buenos ejemplos del enfoque clásico de Tremonti, donde la intensidad de las guitarras y su apasionada voz están presentes, pero sin apartarse demasiado de fórmulas conocidas hasta la extenuación a lo largo y ancho de los cinco discos anteriores. Y es que canciones como "I'll Take My Chances", "Live in Fear" y "The Bottom" siguen la misma fórmula, combinando instrumentales con momentos más emotivos que, para mi sorpresa, sostiene el propio Tremonti con su voz. Sin embargo, “The End Will Show Us How” (2025) no carece de momentos interesantes, no sería justo escucharlo sin darle una oportunidad e incluso una canción como “It’s Not Over” ofrece una pausa emotiva que sí logra transmitir la nostalgia ochentera que evoca, destacando por el contraste en un terreno poco explorado a lo largo del disco. 

En definitiva, Tremonti entrega un trabajo consistente que reafirma su identidad como músico, pero en el que se arriesga poco. Los seguidores de Creed y Alter Bridge se encontrarán como en casa, gracias al sello personal del guitarrista, aunque para quienes buscan algo de innovación o una ruptura en sus esquemas habituales, “The End Will Show Us How” (2025) se repite tanto como la comida que ha sobrado durante las pantagruélicas cenas previas a las campanadas. Es un disco bien construido, pero que deja la sensación de que Tremonti tiene mucho más potencial del que deja entrever. 

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