Crítica: Patriarkh "Prorok Ilja"

Recuerdo con cariño cuando se publicó "Litourgiya" (2015) hace casi diez años, el aclamado debut de Batushka, un trabajo que sentó un antes y un después en el black metal y mantenía las señas estéticas de este; el misterio, su malditismo, el encanto underground y su sonido. Sin embargo, los años posteriores a su lanzamiento estuvieron marcados más por sus conflictos internos que por su música. Pude verlos en directo -fuera de España, por supuesto- y lo disfruté, claro que sí, pero la amarga disputa entre Krzysztof "Derph" Darbikowski y Bartlomiej Krysiuk dividió a la banda en dos facciones y diluyó el entusiasmo inicial de un público que tardó en llegar a ellos y, cuando lo hizo, el proyecto original ya no existía como tal, dividiendo también a sus seguidores. Tras una larga batalla legal, Krzysztof recuperó los derechos sobre el nombre de Batushka y Krysiuk, ni corto ni perezoso, renombró su proyecto como Patriarkh, publicando ahora su debut, propiamente dicho, "Prorok Ilja" (2025), un disco en el que intenta escribir un nuevo capítulo, aunque las sensaciones que produce sean encontradas. Como también es justo indicar el silencio artístico absoluto de Krzysztof, dejándonos a los seguidores de Batushka sin saber qué ocurrirá.

"Prorok Ilja" (2025) es un álbum conceptual, inspirado en la figura de Eliasz Klimowicz (un autoproclamado profeta que lideró la secta ortodoxa Grzybowska en la región polaca de Podlasie durante las décadas de 1930 y 1940) en el que Krysiuk intenta combinar elementos tradicionales del black metal con un enfoque más accesible y teatral. No tengo nada en contra de ello, disfruto de este tipo de propuestas, aun cuando la imagen resulta tan forzada. El mayor problema lo tengo en el aspecto musical cuando, desde la apertura con "Wierszalin II" y su explosión de energía y brutalidad, el álbum deja claro que Patriarkh buscan con desesperación encontrar su propia identidad y, aunque la producción es impecable y composiciones como "Wierszalin III" y "Wierszalin IV", incluyen momentos de elegante melancolía y voces corales que remiten a la majestuosidad de "Litourgiya" (2015), el álbum, en general, carece de esa fuerza innovadora que caracterizó aquel debut. La experimentación con instrumentos tradicionales en una canción como "Wierszalin VI" aporta texturas interesantes (convirtiéndose en un precioso paisaje acústico folk, tan mágico como onírico, enriquecido con instrumentos como la mandolina, la zanfona y el salterio de cuerdas) pero, en ocasiones, parece más un intento calculado de diferenciarse que algo natural y propio del sonido de una banda sin miedo a la exploración, pareciendo más un experimento de laboratorio en el que todo está quirúrgicamente calculado. Incluso en canciones destacadas como "Wierszalin V" (repleta de magníficos riffs) y "Wierszalin VIII", donde Krysiuk muestra un dominio admirable de la composición, el álbum no logra sostenerse con fuerza, cuando esa sensación de seguridad y pulcritud en la producción resta intensidad a un subgénero que suele destacar por su crudeza y visceralidad, por ese sentimiento primitivo que tan bien encarnaba "Litourgiya" (2015).

En resumen, "Prorok Ilja" (2025) es un esfuerzo encomiable y bien ejecutado, que muestra mucho potencial, pero que todavía no alcanza por definir plenamente la identidad de Patriarkh, más allá de lo que supuso Batushka hace ya una década. Ofrece algunos momentos memorables pero su incapacidad para igualar la trascendencia de "Litourgiya" (2015) puede dejar a los oyentes con la auténtica sensación de interruptus. Es un punto y aparte digno, pero queda por ver si este proyecto logrará solidificar su propio legado y, lo más importante, constatar si aquello que grabó Krzysztof fue algo tan grande como para merecer su continuación o una auténtica carambola irrepetible que ni él, ni Krysiuk serán capaces de repetir. "Prorok Ilja" (2025) es ambicioso y un paso en la dirección correcta, pero, parafraseando a nuestro zaragozano más universal, carece de la chispa adecuada para prender, echándose en falta algo más de valentía y profundidad.
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