Crítica: Hierarchies "Hierarchies"

Para el oído menos hecho a una propuesta tan extrema como es el death metal, este podría no parecer un subgénero repleto de posibilidades, precisamente. Sin embargo, bandas como Hierarchies logran que pensemos lo contrario en un panorama musical donde la "ultra-disonancia" está más de moda que nunca, este trío se posiciona como una de las bandas más retorcidas y técnicas de la escena death actual. La disonancia ha sido una constante en el metal durante años, pero desde que artistas como Gorguts allanaron el camino, el término se ha convertido en sinónimo de paisajes sonoros cada vez más retorcidos, abrasivos y, por qué no decirlo; complicados. Bandas como Hierarchies toman esta idea y la llevan aún más allá, creando música que hace equilibrios entre lo extremo y lo más difícil todavía. Formada por miembros de Dwelling Below y Acausal Intrusion, debutan con este álbum homónimo que nos ocupa, que no es solo una declaración de intenciones, sino una reinvención de las reglas del death metal más técnico. Desde el primer segundo, la banda ha grabado canciones que serpentean como pesadillas surgidas de algún abismo cósmico lovecraftiano, enmarcado en una producción que otorga el espacio necesario a cada instrumento, destacando la intrincada habilidad técnica de sus integrantes: Nicholas Turner en la guitarra, Anthony Wheeler en el bajo y Jared Moran en la batería. Si has escuchado proyectos anteriores de los miembros de Hierarchies, tendrás una idea aproximada de lo que te espera, pero este se aleja de cualquier comparación posible cuando su música recuerda a bandas como Pyrrhon, Ad Nauseam y Artificial Brain, en su mezcla de caos técnico y estructuras laberínticas. Sin embargo, también flirtean con momentos más atmosféricos y melódicos, como en "Twilight Tradition", donde pasajes sombríos y melancólicos se mezclan con ráfagas de riffs, destacando aún más estas transiciones entre lo agresivo y lo contemplativo gracias a esa producción que enfatiza la amplitud y claridad de su sonido, haciendo que cada giro inesperado resalte por sí mismo. 

"Entity" abre el álbum con una introducción caótica, donde la percusión quebradiza y los riffs cortantes establecen el tono. Canciones como "Consecrate Phenomenon" y "Complexity Parallels" destacan por sus estructuras impredecibles, cambiando de tempo y atmósfera en una décima de segundo, mientras que "Dimension" y "Subtraction" coquetean con melodías melancólicas, aunque Hierarchies nunca se permitan pisar terrenos más convencionales, convirtiendo su debut en un ejercicio constante de confusión totalmente premeditada. Y es que el enfoque de Hierarchies no es fácilmente clasificable; sus canciones saltan entre tempos, patrones de riffs y texturas sonoras con una soltura desconcertante, a veces, se insinúan momentos más accesibles, acercándose al death de Immolation o Gigan ("Entity", "Vultures"), pero estos destellos son rápidamente eclipsados por los estallidos de caos técnico que dominan el disco, como si Morbid Angel pintasen con gruesas pinceladas sobre el lienzo de la banda de Yonkers. Su naturaleza fragmentada y caprichosa hace que sea difícil prever hacia dónde se dirige cada canción, manteniendo el interés de todo aquel que se acerque a estas canciones, donde cada nota, gruñido y golpe sobre los parches es claramente audible, lo que permite apreciar la impresionante técnica de la banda que hay detrás en un álbum que exige múltiples escuchas para descubrir todos sus secretos, pero que también puede resultar agotador para quienes no estén acostumbrados a semejante intensidad.

A pesar de todo, “Hierarchies” (2025) es una sólida incorporación a la escena death metal y, en particular, el denominado ultra-disonante, un subgénero donde la innovación es cada vez más común, y esta banda ofrece una reinterpretación técnica que, si bien no redefine por completo el estándar, sí deja su impronta. En resumen, “Hierarchies” (2025) es lo más parecido a una caótica y enrevesada montaña rusa, cuyos carriles traquetean peligrosamente entre lo estimulante y lo agotador. No es un disco para almas sensibles, pero ofrece un viaje retorcido y fascinante para aquellos que se atrevan a enfrentarlo...

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