El impacto de algo tan inesperado como el nuevo álbum de Haunted Horses es capaz de transformar la opinión de la crítica especializada por completo, "Dweller” (2025) es mucho más que música; es una obra que provoca, desafía y sumerge al oyente en una experiencia intensa y envolvente, pero, visto lo visto, también a la prensa. Y es que, cada golpe de batería y cada grito transmiten una sensación de urgencia que refleja las emociones más crudas de la condición humana. Desde Seattle, este trío (inicialmente, dúo) ha conseguido fusionar influencias industriales y post-punk gótico en una mezcla explosiva y profundamente original que no deja a nadie indiferente. Inspirados por las atmósferas y la energía de las leyendas que son Killing Joke, Haunted Horses nos traen un álbum que no se limita a ser escuchado, sino que se vive con la misma energía de uno de sus directos. ”Dweller” (2025) desafía las convenciones musicales y se posiciona como un testimonio audaz de la creatividad en su estado más puro. El álbum arranca con fuerza en "“Dweller On The Threshold", una pista que combina ritmos industriales y riffs afilados para crear una atmósfera de tensión que atrapa desde su primer segundo, un medio tiempo con un enfoque directo que refleja la esencia del álbum: agresivo, calculado y profundamente inmersivo. Transformando las reminiscencias de Killing Joke en algo completamente suyo. "The Spell” lleva al oyente a un terreno más experimental, explorando un noise denso y repleto de misterio en el que las voces etéreas parecen susurrarte desde otra dimensión, añadiendo aún más sensación de intranquilidad a un tema que se mueve con una precisión quirúrgica y una intensidad inigualable. Es aquí donde el "Dweller" comienza a mostrar su verdadera profundidad; combinando lo visceral con lo atmosférico en un equilibrio casi perfecto. Con "Grey Eminence” logran capturar una energía cercana a un ritual, gracias a un bajo distorsionado que se mueve como un monstruo que arrasa con todo a su paso, mientras que los elementos minimalistas de techno añaden una sensación constante de presión, mostrando la capacidad de la banda para crear algo tan impactante como sofisticado. "Fucking Hell", por su parte, es un punto de inflexión en el álbum, gracias a su atmósfera sombría y una intensidad emocional arrolladora, evocadora de los primeros discos de Swans, pero con un toque de desesperación que es completamente único; una canción que te atrapa en su oscuridad y no te suelta hasta que ha dejado su marca indeleble en tu cerebro. "Temple Of Bone" cambia ligeramente el tono, ofreciendo un ambiente más tribal, tan incendiaria como hipnótica. La percusión y sus abrasivos riffs se combinan para crear un paisaje sonoro que invita al movimiento, un recordatorio de que incluso en medio del caos puede surgir algo profundamente cautivador.
"Dweller In The Abyss" destaca por la actuación feroz de Colin Dawson, cuya entrega emocional en las voces alcanza nuevas cotas en su interpretación; sus gritos cargados de angustia se mezclan con guitarras que parecen centrifugar su sonido y percusiones que colapsan bajo su propio peso. Este tema captura a la perfección la esencia de ”Dweller” (2025), mostrando la capacidad de la banda para equilibrar lo destructivo con lo artístico. "Destroy Each Other" toma un enfoque más industrial, con un ritmo programado y un bajo inspirado en Godflesh, otra muestra de la habilidad de Haunted Horses para convertir sus influencias en algo nuevo y emocionante, como ocurre con "Seed", en la que la banda se sumerge en un territorio más teatral, invocando con sus ecos al espíritu de Bauhaus, en una pista que juega con contrastes y muestra también la versatilidad del trío para moverse entre lo dramático y lo abrasivo con una facilidad impresionante.
Por último, "Fevered Water" cierra el álbum con una nota más controlada pero no menos inquietante, explorando una faceta más contenida de la banda, con ritmos post-punk y mucha retroalimentación, un cierre perfecto para un álbum que nunca deja de sorprender. Lejos de ser un simple ejercicio de crudeza, ”Dweller” (2025) parece impregnado de una energía vibrante que desafía al oyente a rendirse gracias a su intensidad. Aunque su sonido puede parecer demasiado abrasivo, hay inteligencia detrás de cada canción, convirtiéndolo en una experiencia tan estimulante como desafiante; demostrando que hay cerebro tras semejante muestra de sudor y músculo. Incluso en sus momentos más oscuros, el álbum encuentra vías para encontrar el dinamismo necesario e incluso bailable para sacudir al oyente hasta lo más profundo. ”Dweller” (2025) es un testimonio de que la música puede ser más que un entretenimiento; un catalizador para la reflexión, la catarsis y la conexión más emocional. Este álbum no sólo funciona como un antena para captar el caos del mundo y llevarlo hasta ti, sino que lo transforma en una obra de arte inolvidable
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