Puede parecer mentira, pero el público (ese que llena salas y festivales de música, no me refiero a esos otros eventos con Olivia Rodrigo como cabeza de cartel), sigue queriendo death metal melódico, no melodeath -como muchos escupen con cierto desprecio-, ni ningún otro sucedáneo derivado que acabe en ‘core’. Me baso en la respuesta a los últimos discos de Dark Tranquility, At The Gates, Arch Enemy y, por supuesto, el resurgir de In Flames con “Foregone” (2023), esa banda de la que todos los supuestos expertos rajan en redes sociales, pero llena sus conciertos y sigue vendiendo sus discos. El death metal sueco sigue dando resultado y Gotemburgo no es sólo un recuerdo en la mente de aquellos que vivieron los noventa. Es por eso que los miembros de The Halo Effect decidieron dar vida a un proyecto que parecía no poder funcionar en ese monstruo de dos cabezas que es In Flames y apostaron por un cantante tan carismático, característico y fiable como Mikael Stanne. Su debut, “Days Of The Lost” (2022) me encantó, sé que no hará historia, que muchos se frotaban las manos para criticarlo incluso antes de escucharlo, que no es comparable a la gloria de los mejores años de In Flames, pero sigue siendo un álbum muy disfrutable y superior a los discos previos a “Foregone” (2023), con un buen nivel compositivo e instrumental, repleto de buenos estribillos que funcionan en directo. Pero también es innegable que muchos dudaban de su continuidad, como el que tengamos entre las manos este “March Of The Unheard” (2025) no garantiza que la banda prospere y dure lo suficiente como para cristalizar. De las veces que los he visto en directo (tres, si no me equivoco) he echado de menos el carisma de Jesper y esto, frente a la ausencia temporal de Svensson en algunas fechas puntuales, me ha hecho temer que The Halo Effect se conviertan en el espectáculo de vodevil que ha sido In Flames y su constante baile de miembros (por otro lado, por desgracia, algo muy habitual en el metal).
Dicho esto, “March Of The Unheard” (2025) suena como esperaba y, seguramente, tú también, es imposible que no pinches el vinilo e identifiques su sonido. La nostalgia hace su efecto y parecemos viajar en el tiempo y estar ante un nuevo álbum de los In Flames de mediados de los dos mil; estribillos pegajosos, los riffs de Niclas y Jesper haciendo cabriolas sobre la base rítmica de Peter y Daniel, mientras Mikael hace lo que mejor sabe hacer con su voz más rasgada. “Conspire To Deceive” y “Detonate” son artefactos cuidados al milímetro para detonar en el corazón de todos los seguidores de los suecos, como la emocionalidad de “Between Directions”, como si los años no hubieran pasado. "Our Channel To The Darkness" es una canción majestuosa, mientras que el single "March Of The Unheard" cumple con su función y "Cruel Perception" es el himno que intentan colar en cada disco. Otras composiciones como "What We Become" o "This Curse Of Silence" tardan más en calar pero, cuando lo hacen, es imposible olvidarlas, gracias al trabajo de Niclas y Jesper con sus guitarras, mientras Mikael hace de las suyas en la oscura “Forever Astray” y derrocha tanta maestría incluso para salvar otras como "A Death That Becomes Us" o "The Burning Point" que, sin estar mal, parecen una fórmula más, mientras que la instrumental “Coda” cierra el álbum con la belleza que sólo Jesper es capaz de evocar.
No creo que “March Of The Unheard” (2025) sea mejor que “Days Of The Lost” (2022) pero sí un disco clave que podría haber arruinado la experiencia de su debut y la sensación que The Halo Effect proyecta o, por el contrario, y como ocurre con él, potenciarla. En definitiva, un disco sólido que ratifica la importancia de la banda y la necesidad de unos músicos de seguir componiendo; por el momento, parece imposible viajar en el tiempo pero The Halo Effect son lo más parecido a un DeLorean.
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