VOLA podrían considerarse como una de las joyas del metal progresivo de los últimos diez años, con varios discos repletos de canciones inteligentes, técnicas, creativas y pegadizas, que publican con precisión suiza cada tres años, cumpliendo este 2024 con “Friend of a Phantom”, que es el resultado de una propuesta que prometía un enfoque renovado en la composición y alcanzar la madurez. VOLA nacieron en los estertores del djent, con una tendencia hacia el progresivo y la aventura, su debut ”Inmazes” (2015) fue uno de los discos más aclamados de aquel año y sentaba un precedente para sus próximos discos. Melódico y lleno de estribillos repletos de riqueza, con aires de pop futurista ochentero, pero siempre con la vista puesta en el metal progresivo de vanguardia. Y es que una de las cualidades de VOLA es su habilidad para el mestizaje de subgéneros, absorbiendo metal progresivo, electrónica y djent con la accesibilidad por bandera como aglutinante y evitando, al mismo tiempo, la repetición gracias a su constante evolución. ”Inmazes” (2015) fue un debut impactante, por supuesto, mientras que “Applause of a Distant Crowd” (2018) profundizó en cada aspecto de aquel para crear un álbum más valiente y “Witness” (2021) se inclinó hacia la electrónica. Sin embargo, “Friend of a Phantom” (2024) parece mostrar algunos signos de estancamiento creativo, sonando, por primera vez, como el anterior, rompiendo con esa tendencia de la que parecían hacer gala.
El principal síntoma de ello es que, además de tomar apuntes de “Witness” (2021), este álbum es menos divertido o accesible que los anteriores, no hay ninguna canción que contribuya de manera notable a la carrera de la banda. “Break My Lying Tongue” destaca como el momento más enérgico, pero el groove de la canción se siente menos robusto que en otras ocasiones, como ocurre con “Cannibal”, en la que colabora Anders Fridén de In Flames para reforzar las voces y la segunda estrofa, pero la mezcla queda desdibujada cuando la melodía de la voz o las guitarras pierden peso, por no mencionar los teclados. Por lo menos, “Break My Lying Tongue” y “Cannibal” son fáciles de digerir, se disfrutan y parecen intentar dar en el blanco, lo que no ocurre con “We Will Not Disband”, “Glass Mannequin” y “Bleed Out”, la primera suena excesivamente domesticada, mientras que “Glass Mannequin” rompe demasiado el disco con su naturaleza etérea, además de no terminar de llegar a ningún lado, y “Bleed Out” empacha entre la producción, los coros y el sintetizador, dando la sensación de que vacilan e intentan probar demasiadas cosas en tan sólo seis minutos.
Me gusta el riff de “Paper Wolf” porque parece elástico junto con el derroche de optimismo en el coro, funcionando a la perfección, además del trabajo en las guitarras de “Hollow Kid” (e incluso el riff de apertura de “We Will Not Disband”), pero la impostada languidez en "I Don't Know How We Got Here" o “Tray”, acompañadas de los errores anteriormente citados, logran que “Friend of a Phantom” (2024) no sea mi disco favorito de los daneses cuando, sin sonar mal, nada termina de convencer y la pesadez ha dado paso a las texturas y canciones de menor calado. No es un mal álbum, es rico en detalles, pero carece de la magia de sus títulos anteriores y eso ya es decir mucho para una banda que siempre miraba al futuro y, sobre todo, te alegraban el día; es acabar de escuchar “Tray” y querer cortarme las venas con otro clon de los últimos Katatonia. Espero que no tiren por ahí...
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