El tercer álbum de Knocked Loose, “You Won’t Go Before You’re Supposed To” (2024), es el clásico ejemplo de disco que ha causado un hype tan terrible que a algunos nos resulta tan insoportable que preferimos mirar hacia otro lado hasta que pase un poco la fiebre y podamos escucharlo sin que nuestra opinión se contamine. Pero, por otro lado, ahora que el año comienza a despedirse, resulta del todo imposible no dejar por escrito lo que siento ante un disco que combina metalcore con una brutalidad tan implacable que, a veces, uno llega a olvidar el maldito subgénero y a la caterva de esnobs que ensalzan el álbum en redes y claman por colocarlo en una posición que no le corresponde. La banda, originaria de Louisville, Kentucky, lleva más de una década perfeccionando su estilo, y en este trabajo demuestra una clara evolución, si bien sus dos primeros álbumes, “Laugh Tracks”(2016) y “A Different Shade Of Blue” (2019), mostraron su capacidad para darte un buen puñetazo en el estómago, este nuevo disco los sitúa en lo más alto de la clasificación del metalcore moderno, allá donde comienzan a desdibujarse las etiquetas, sin tener que recurrir al fuera de juego.
Desde el primer instante, el álbum impacta con una intensidad incontestable. “Thirst” abre con una atmósfera sombría, hasta que entran los blast beats y capas y más capas de retroalimentación que parecen invocar primitivos riffs con Bryan dejándose la voz sobre ellos, sentando las bases de un álbum en el que cada pista parece llevarte a un grado mayor de intensidad, perfeccionando el equilibrio entre la agresión más brutal y una producción de precisión quirúrgica, obra de Drew Fulk, en la que son tan importantes las tormentas de Knocked Loose como los silencios para crear la tensión y acrecentar ese golpe en las entrañas. Canciones como "Piece by Piece", con Kevin sentando cátedra en la batería, la mencionada “Thirst” o "Don't Reach for Me" nos traen a una banda en la cima, con Garris fuera de sí, e Isaac Hale y Nicko Calderon afilando sus mástiles con chirriantes riffs y fraseos, además de ayudar en las tareas vocales, aumentando de manera exponencial el poderío de unas canciones que, como "Moss Covers All" y mi favorita, "Sit & Mourn", poseen todo lo que los amantes del metal extremo necesitamos para seguir soportando el día a día; cortantes solos, pausas extremas entre pasajes instrumentales que a veces parecen rozar el industrial y unas letras en las que Knocked Loose parecen ahondar más que nunca en esa melancolía, desolación y frustración tan recurrentes.
Poppy se rompe la garganta en "Suffocate", con esa mezcla suya tan característica de gritos y susurros, mientras que Chris Motionless (aunque nunca será santo de mi devoción) colabora en "Slaughterhouse 2", aportando más diversidad a “You Won’t Go Before You’re Supposed To” (2024), un álbum que, pese a no inventar la rueda, presenta sus ingredientes de una manera tan original que, te guste o no el metalcore, da un paso más allá, haciéndolo sentir un disco innovador, que no dejará indiferente a nadie; ni a esos que ya peinan canas y creen que siguen siendo jóvenes, ni a esos otros con olor a rancio que creen que todo acabó con Gojira o Meshuggah. La experimentación sonora se extiende a lo largo del álbum, con pequeños efectos y texturas que intensifican la sensación de inquietud. En lugar de caer en un enfoque monótono, Knocked Loose demuestran su habilidad para mantener el interés del oyente a través de transiciones inesperadas y construcciones atmosféricas, siendo este enfoque el que eleva el álbum más allá de un metalcore genérico, ofreciéndonos un proyecto que se siente tanto orgánico como fresco. Knocked Loose han hecho los deberes y progresan adecuadamente, el hype está más que justificado.
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