Estoy suscrito al boletín de todas las discográficas que conozco, y no son pocas. También las sigo en redes sociales, además de a las propias bandas, los músicos por separado, a productores, artistas gráficos, roadies e incluso parejas o amigos, y no porque sea un stalker sino porque disfruto viendo a mis artistas favoritos en casi cualquier faceta de su vida (mientras ellos lo compartan, claro). Y, sin embargo, el algoritmo de la vida me ha fallado y el nuevo álbum de Fit For An Autopsy, “The Nothing That Is” (2024) ha pasado desapercibido, como si los duendes que hacen que mi móvil y ordenador funcionen hayan decidido unilateralmente no mostrarme apenas información de este disco, evitando que lo escuche. Si yo fuese el responsable de la promo de Fit For An Autopsy, me lo haría mirar, no es posible que un álbum que se ha publicado en octubre, no haya sido noticia y estemos en diciembre descubriéndolo. Por otro lado, he de reconocer que mi primera impresión en sus primeras escuchas ha sido una completa decepción. Puede que esto que acabas de leer haga que cierres ahora mismo esta ventana en tu navegador, pero también espero que leas esta reseña hasta el final porque, aunque no se trate de “The Great Collapse” (2017) o "The Sea of Tragic Beasts" (2019), debo admitir también que “The Nothing That Is” (2024) sí que es un álbum que crece con cada escucha, lejos del tópico.
Y es que las canciones de este álbum pueden carecer del gancho de las anteriores, y también es verdad que, en conjunto, puede parecer que la banda ha suavizado su sonido de manera intencional, al igual que siento que han ido a piñón fijo, sin complicarse demasiado, repitiendo su propuesta para asegurarse el éxito, limando las aristas de aquellos pasajes más afilados. Y es aquí que me planteo el eterno dilema; ¿Fit For An Autopsy han almibarado su receta para llegar a un público mayor o, por el contrario, este es el motivo de que hayan llegado a más gente? Momentos como “Hostage”, “Spoils of the Horde” o “Saviour Of None / Ashes of All” son lo peor del album, cuando Fit For An Autopsy nos hacen creer que son una versión domesticada de los mejores As I Lay Dying (escrito con toda la ironía del mundo), a base de riffs mediocres, letras muy flojitas y la sensación de que podrían haber sido descartes de sus dos mejores discos. Como “Lust for the Severed Head” y “The Silver Sun” tampoco están a la altura, comparadas con las mejores composiciones de “The Nothing That Is”, pareciendo unos Fit castrados y fuera de lugar, intentando parecer lo que no son.
Dicho esto, cinco canciones de diez sigue siendo una buena media, Fit For An Autopsy suenan auténticamente demenciales en el álbum, el nivel técnico es asombroso y, aunque en algunos momentos, esto pueda restarle frescura a esa naturaleza salvaje tan característica suya, pero resulta innegable que “Weaker Wolves” golpea con el doble de fuerza que las mencionadas o “The Nothing That Is” posee un groove contundente fusionado con deathcore en la justa medida, Badolato está soberbio y la tripla formada por Pat, Will y Tim conforman una máquina difícil de igualar en el panorama actual, algo que se demuestra en “Lurch”, tras esa introducción y la tormenta eléctrica que desatan, como “Lower Purpose” es un single en toda regla que demuestra la capacidad de la banda para impactarnos en la boca del estómago. Pero si la anterior funciona como una bomba, “Red Horizon” es el clímax gracias a su dinámica y aunque la letra no pueda ser más tópica, si se sostiene es por la base musical y la garganta de Badolato, conformando un álbum de contrastes; en las que las mejores canciones brillan con luz propia, mientras que el resto deslucen un disco que podría haber sido infinitamente mejor y quizá no esquivarme o, por lo menos, mantener su relevancia a tan sólo dos meses de haber visto la luz. Quizá el algoritmo de la vida y el conocimiento de su publicación me haya esquivado por algo y los duendes sepan algo más que un servidor…
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