Cuando los miembros de Dark Tranquillity, Dimmu Borgir, Amorphis, Omnium Gatherum y Sentenced se juntan para grabar un álbum de rock gótico, es imposible que pase desapercibido y es que Cemetery Skyline promete ser un vibrante proyecto, al que únicamente amenaza la lógica fragilidad de estos súper grupos a los que sólo el tiempo y la continuidad son capaces de plantar cara. “Nordic Gothic” (2024) es rock gótico, por supuesto, contundente pero pegadizo, con guiños a Sister of Mercy, Type O Negative, The Cult y Fields of Nephilim e incluso The Cure o Depeche Mode, aunque a estos últimos no debamos categorizarlos como góticos, pero sí el romanticismo y la oscuridad de su estética) y es quizá esta mezcla la que nos asegure un toque más duro, teniendo también en cuenta el pedigrí de estos músicos, mezclada con la accesibilidad de los últimos, de los que Stanne siempre ha declarado seguidor, sin ambages. Canciones como la inicial “Torn Away”, repleta de dramatismo, o “In Darkness” (con un solo magnífico) sintetizan a la perfección ese cóctel de influencias en el que Mikael Stanne brilla con luz propia, alejado por completo del death y desplegando sus alas hacía el frío goticismo del que este álbum hace gala, mostrando su maestría en las tareas vocales, mientras Markus Vanhala (Omnium Gatherum, Insomnium) logra la alquimia perfecta en los riffs de las canciones, recordándote a la melancolía de las bandas que forman su currículo.
El encanto ochentero impregna todo el disco, dobles voces repletas de fuerza, con tendencia a los tonos graves, más cercano al de un barítono que al desgarro del death, con Victor Brand marcando el tono sombrío que adorna Santeri Kallio y clava Vesa Ranta en canciones como “Behind The Lie”, repleta de azúcar pero también de maestría, o la solidez de composiciones como "Never Look Back" y "Anomalie", quizá menos evidentes pero capaces de crecer en sucesivas escuchas, aunque mis favoritas sean “The Coldest Heart” o la final “Alone Together”. La primera por sus ecos a Faith No More y el excelente trabajo de la banda con Stanne a la cabeza, explorando nuevas texturas en un medio tiempo más propio de los noventa en el que también evocan a Faith No More y la segunda por jugársela en más de siete minutos con valentía, recordando la tristeza otoñal de Type O Negative, gracias a la magia de Kallio y el paisaje dibujado con su sintetizador.
“Nordic Gothic” (2024) posee la capacidad de hacerte creer que es una banda sonora, como si cada canción contase la parte de una historia y tú tuvieras que dotarle de significado; hay riffs memorables, emociones, subidas a los cielos y terroríficas bajadas a los infiernos emocionales con una producción cuidadísima de la que hacen gala a lo largo de todo el disco (basta escuchar con detalle una canción como “Violent Storm”), que denotan el cuidado de Cemetery Skyline en cada uno de los aspectos de un disco que, por momentos, suena mucho más maduro que los últimos lanzamientos de sus respectivas bandas, algo que se siente también en las letras y los temas que tratan, y en el que hay una toma de distancia intencionada de la caricatura gótica para intentar rejuvenecer su fórmula y lograr que, a pesar del homenaje, siga sonando actual. “Nordic Gothic” (2024) es un gran álbum que invita a la reflexión. Puede que no sea el disco que quieras escuchar para comerte el mundo, pero sí para lamerte las heridas por la noche. Un vibrante ejercicio por parte de una banda en la que el talento es derrochado con verdadera generosidad.
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