Crítica: Swallow The Sun “Shining”

Es verdad que el nuevo álbum de Swallow the Sun, "Shining" (2024), ha generado gran expectativa pero, en mi modesta opinión, cuanto menos esperes de ellos, mejor serás recompensado. Y es que este álbum se siente como un paso en falso, un esfuerzo que, aunque tiene momentos de indudable belleza, a menudo se ve lastrado por una falta de cohesión y un desasosiego que nunca logra transformarse en algo significativo. Para que me entiendas -si es que quieres- es un constante y lúbrico tease and denial que no lleva a ningún sitio y en el que la gratificación tampoco está en el camino. Desde el primer tema, "Innocence Was Long Forgotten", y sus ecos a Dawn of Solace , es evidente que la banda busca crear una atmósfera, pero la ambición se convierte rápidamente en un lastre. La producción es grandilocuente y, si bien los arreglos y las guitarras melódicas pretenden ofrecer una experiencia envolvente, a menudo terminan por ahogar las composiciones, dando la sensación de poco riesgo. Los momentos introspectivos, como siempre, se ven interrumpidos por riffs pesados que, lejos de aportar a la narrativa emocional del álbum como en el pasado, son más bien un intento de mantener la atención del oyente. En este sentido, "Shining" puede ser visto como una obra que, en su afán de trascender, olvida la esencia de la conexión emocional que hizo a Swallow the Sun destacar en el pasado.

Canciones como “What I Have Become” resultan refrescantes, no porque sean el epítome de la originalidad sino porque rompen esa sensación de querer epatar al oyente o así parece hasta que llega la calma y todo vuelve a estar centrado en esas melodías tan prometedoras como decepcionantes por redundantes; los patrones rítmicos y progresiones melódicas se repiten con tanta frecuencia que uno puede perderse con facilidad en una neblina de sonido por la que no sabe si está avanzando o ya ha pasado por este mismo camino una centena de veces. Muchos podrán interpretar esta repetición como una forma de enfatizar el dolor y la melancolía pero, en la práctica, se traduce en una falta de dinamismo que convierte a "Shining" (2024) en un esfuerzo que parece ya nacer cansado y culmina baldío.

A pesar de que temas como "Shining" (casi nueve minutos) y la gótica "November Dust", como cruce bastardo entre Paradise Lost y Type O Negative, presentan momentos destacados, la falta de un desarrollo claro provoca que nuestra atención se disperse cuando escuchas algo y sientes que podría haberse resuelto en la mitad de tiempo. Las transiciones no son capaces de crear una narrativa emocional coherente y cada canción parece una colección de ideas fragmentadas, donde el intento de crear una atmósfera de melancolía se convierte en un ejercicio del todo tedioso, donde los matices que alguna vez definieron la música de Swallow the Sun se pierden en un mar de buenas intenciones. Otra asignatura en la que aprueban por los pelos son las letras. Mientras que en trabajos anteriores, logran fusionar poesía y música de manera magistral, aquí las letras carecen de la profundidad y la resonancia que uno esperaría. En lugar de las evocadoras imágenes que caracterizaban sus versos, encontramos una serie de clichés que no logran evocar la angustia o la tristeza de manera efectiva. Frases repetidas una y mil veces hasta la extenuación, repletas de esos tópicos que intentan capturar la esencia del dolor pero parecen vacías, como si se hubieran escrito en un intento por cumplir con una fórmula, en lugar de realmente expresar emociones genuinas. 

Dicho esto, también hay buenos momentos, como la mencionada “November Dust” o la preciosa “Charcoal Sky” (sonando como dignos herederos de Amorphis), una de las mejores interpretaciones de Mikko, y esa final “Shining” que, aunque hubiese agradecido ese poco de contención que escribía líneas más arriba, figuran entre lo mejor de un álbum que me sorprende por la calidad de los finlandeses y el contraste entre las mejores canciones y otras menores como “Tonight Pain Believes” (un título que da tanta vergüenza ajena como su letra) o “Velvet Chains”, que podría haber firmado HIM. Un álbum decepcionante si tenemos en cuenta que estos finlandeses son los mismos de "New Moon" (2009) o "Songs From the North I, II & III" (2015), siendo este álbum que nos ocupa el claro ejemplo de la evolución mal entendida.

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