Crítica: Oranssi Pazuzu “Muuntautuja”

Con Oranssi Pazuzu siento que podría confeccionar una plantilla a modo de reseña, cambiar los títulos de las canciones de su álbum anterior por el que nos ocupa y me ahorraría la escucha y el tecleteo, si no fuese porque lo hago por placer. Verás, “Muuntautuja” (2024) no es un mal disco, la banda ahonda en la vertiente ya iniciada con “Värähtelijä” (2016) y no hay visos de que, a estas alturas, vayan a cambiar, lo cual es bueno porque indica que parecen tener un plan de ruta, pero malo porque persisten en unas producciones que no le hacen justicia a la banda o quizá estemos todos equivocados y lo que están haciendo es utilizar esta misma como un ingrediente más de su propuesta. De esta forma, “Muuntautuja” (2024) se muestra obtuso, opaco y asfixiante, pero en el buen sentido artístico si es lo que quieren transmitir, que así es; provocando la sensación de estar nadando en petróleo, además de ser capaz de rizarle el pelo a cualquiera cuando parece que la atmósfera es tan húmeda, como la riqueza de medios y graves que impregnan las canciones. Por un lado, es cierto que es cómodo escucharlo a todo volumen para apreciar los detalles; pocos agudos y sobresaltos escuchará el oyente, sin embargo, esas reverberaciones y oscilaciones entre un hemisferio y otro harán las delicias de aquellos que se hayan rascado el bolsillo en unos cascos de calidad. ¿Quiere decir que si no te has comprado el vinilo, lo estás escuchando en el coche, te lo has descargado a estas alturas de la vida en 128KBPS y estás usando los cascos que reparten en los trenes no puedas disfrutar de las canciones de “Muuntautuja”? Líbreme Odín de haber hecho semejante afirmación, puedes escuchar el nuevo disco de Oranssi Pazuzu desde el interior de una tinaja y con tu skin preferido de WinAmp mientras charlas en Messenger, claro que sí, pero sólo pretendo explicarte que esa producción tan densa gana en proporción a la calidad de tu equipo. Por lo mismo, también te diré que no son una banda que se disfrute en exteriores, si actúan en un festival al aire libre a las cuatro de la tarde, puedes ahorrarte el suplicio e ir a por ese Kebab que te ha puesto ojitos, Oranssi Pazuzu se disfrutan mejor en sala, a ser posible en una en la que el técnico tenga experiencia y no sólo un ciclo aprobado por fascículos mientras pinchaba en un chiringuito playero durante agosto (nótese el colmillo goteando, estas tres últimas líneas son tan irónicas, como sabrosas).

Pero el hecho es que cuando suena “Bioalkemisti”, ya desde sus primeros segundos, te das cuenta de que lo que plantean es un viaje y este disco no es incompatible con ese tipo de escuchas casuales mientras haces la cena o planchas, hay que sentarse y darle su tiempo. El bajo retumba, la base parece programada (pero no lo es) y la voz procede de otro tiempo o dimensión, hasta que la canción parece invocar a esos demonios que susurrarán al oído del oyente hasta el último minuto para sumergirnos en un estado de ensoñación al que te lleva “Muuntautuja”, quizá la mejor muestra de que este álbum es lo más parecido a un pórtico. Lástima que el esquema en todas las canciones sea tan parecido y esta última, como “Bioalkemisti”, parecen evolucionar de la misma manera; de la base hipnótica al caos controlado, del mantra al exorcismo a través de la superposición de pistas vocales y la presencia del sintetizador. Bien, pero no lo suficiente cuando “Voitelu” sí que es más valiente y no niega su herencia del black, logrando esta vez sí sumirte en la locura gracias a su rapidísimo riff y, si tengo algo que achacarle, aunque en menor medida, es lo mismo que a las dos anteriores y a las que quedan por venir; misma estructura y sensación de repetición de intenciones, por lo tanto, mismas sensaciones como oyente, mientras el bajo de “Hautatuuli” produce una falsa sensación de seguridad a lo largo de los cuatro minutos de una composición en la que los susurros demuestran su capacidad para ser igual de inquietantes que el grito más desgarrador.

Un interludio bastante prescindible y poco original en su título (tan sólo un punto), la tremenda "Valotus" con un tratamiento que la hace perder enteros y un final en el que parecen pretender emular a Cult Of Luna con la irritante “Ikikäärme”, un piano que no lleva a ningún sitio y una sección con reminiscencias al black que tampoco termina de convencer y la final “Vierivä Usva”, que no es más que una pista de ambient. En definitiva, un disco que se construye alrededor de tres/cuatro canciones que, por su estructura, delatan una intencionalidad compositiva y el resto parecen relleno y retazos bajo una producción opresiva como pocas que, al final, confiere al disco una mayor nota de la que merecería si jugasen en la misma liga que otras bandas más orgánicas en el estudio. Una pena, porque sé que Oranssi Pazuzu quieren ir a algún sitio, pero, a estas alturas, creo que ni ellos mismos saben a dónde se dirigen y parece no haber nadie al timón. Al menos, esa es la sensación que transmite “Muuntautuja” (2024).

© 2024 Jota Jiménez