Recuerdo con cariño la gira de “Ixnay On The Hombre” (1997) junto a The Vandals y Lunachicks, todavía conservo aquella entrada que, ahora mismo, no llegaría a los dieciocho euros. The Offspring habían pasado por una pequeñísima sala de la capital presentando “Smash” (1994), un disco que había que vivir sí o sí en su época y del que cuesta mucho explicar las bondades de la banda a tenor de su pasado más reciente, e “Ixnay On The Hombre” (1997) era la puesta de largo en un pabellón. Aquello fue histórico, sonó brutal, como los californianos lo hacían en aquella época y después llegó el puro y duro declive con el exitoso “Americana” (1998) y títulos olvidables como “Conspiracy of One” (2000), “Splinter” (2003), “Rise And Fall, Rage And Grace” (2008), “Days Go By” (2012), “Let The Bad Times Roll” (2021) y este pésimo “Supercharged” (2024), con el que Offspring (olvídate del ‘The’), demuestran que no hay posibilidad de rectificación, que las canciones no valen la pena, orbitando entre el pop más ñoño y el punk del Bershka, con una producción plasticosa y sin profundidad, una base rítmica sin cuerpo alguno y, lo más doloroso, la total pérdida de voz de Dexter Holland, sin fuerza o empuje, sin su tono característico, algo que no es nuevo, pero duele escuchar y constatar. El arrojo, la mala leche de los Offspring de los noventa se ha perdido a lo largo de los últimos veinte años, como si te echasen agua en la cerveza y todavía haya alguno que intente defender el comienzo del fin que fueron “Americana” (1998) o “Conspiracy of One” (2000), cuando la banda dio todo lo que tenía en tan sólo tres discos, si incluimos “Ignition” (1992), una auténtica pena.
“Supercharged” (2024) está producido por Bob Rock y lejos de las bromas, me deja perplejo que un productor de su experiencia haya sacado semejante sonido; con tan poco rango, tan plano, sin profundidad, sin matices. "Looking Out for #1" es buena muestra de ese pop sin fundamento, de esa intrascendencia para abrir un álbum que debería servir para impactar al oyente y asegurar ese cacareado regreso de Offspring, pero no, igual que “Light It Up” es el intento de sonar como en los viejos tiempos, a medio camino entre el punk californiano de mediados de los noventa y la parodia de “The Fall Guy” o el autoplagio que es "Make It All Right", dejando bien claro que Dexter y Noodles no tienen ideas nuevas, pero tampoco ganas de grabar con un mínimo de calidad, cuando se convierten en los peores Blink-182 y suenan como Wheatus en "Ok, But This Is the Last Time", algo muy perturbador cuando Dexter ronda los sesenta y pretende sonar como una banda adolescente de instituto, paradójicamente, cuando este tipo de música no significa nada en absoluto para esa generación actual; lo que me lleva a pensar que intentan epatar con aquellos seguidores que hace tiempo que los abandonamos o con esos otros que aprovecharán su presencia en festivales para ir a comprar cerveza y llegar a tiempo para “Self Esteem”.
"Truth in Fiction" es un espejismo de dos minutos, con una letra ramplona que no ayuda en absoluto, igual que “Come To Brazil”, y el absoluto aburrimiento de “Get Some”, "Hanging By A Thread" o "You Can't Get There from Here", sonando todas de la misma forma, sin ganas, en la mencionada mano de Bob Rock, con una banda que, a pesar de su pedigrí, se ha esforzado, por activa y por pasiva, de perder su identidad y convertirse en un chiste. Las comparaciones son odiosas pero es inevitable ver cómo Green Day han sabido ganarle la partida comercial a Offspring, a pesar de haberse convertido en tres señoronas de pelos teñidos con el mismo poco tino en el estudio, o las leyendas que son y seguirán siendo Bad Religion, intocables, con tanto fondo y actitud como en sus mejores tiempos.
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