Crítica: Jerry Cantrell “I Want Blood”

Siempre he creído que Jerry Cantrell es uno de los mejores compositores de los noventa, pero tiene la desgracia de haber competido en una liga demasiado mediática, con otros autores que, comercialmente, han tenido más impacto en toda una generación. Sin embargo, pensar en aquella década es hacerlo en muchos de los himnos que compuso con Alice In Chains. Ahora, regresa con "I Want Blood" (2024), su cuarto álbum en solitario, despertando mucha expectación, tras la escucha de singles como “Vilified” y un álbum acústico, “Brighten” (2021) que, por mucho que nos empeñemos, no colmó las expectativas, mientras que con tan sólo el single de este “I Want Blood” (2024), muchos han creído ver la dignísima continuación de "Boggy Depot" (1998) y los brillantes "Degradation Trip" (2022). Sin embargo, "I Want Blood" (2024) ofrece un recorrido que, aunque presenta los lógicos destellos de genialidad y momentos de profunda introspección, también revela una sensación de conservadurismo creativo. 

Es verdad que la pesadez en la rítmica está presente desde su apertura, que “Vilified”, como el resto del álbum, hace gala de esa honestidad compositiva tan característica suya y las letras navegan en la pérdida, la lucha y la redención, algo que escuchamos en canciones como “Echoes Of Laughter” (quizá la más emotiva, pareciendo hablar sobre la pérdida de amigos y la eterna lucha por encontrar su propio lugar) y “Let It Lie” o las crudísimas guitarras de “Off The Rails”, acompañadas de esas dobles voces tan característica de Alice In Chains, sin embargo, esas mismas señas de identidad que a cualquier seguidor nos hace sentir como en casa, también conllevan un sentimiento de contención, dando la sensación de que tras “Brighten” (2021) y mientras su banda descansa y cuece a fuego lento su nuevo álbum, Cantrell estuviera más preocupado por sonar como él mismo, rendir homenaje a glorias pasadas en lugar de arriesgarse a explorar nuevos caminos. Por ejemplo, “Let It Lie”, pese a su extraordinario sonido, en cuanto a las letras se siente como todo un cliché, rozando lo más infantil, y eso viniendo de un compositor como Cantrell sólo puede significar que ha puesto la directa, una eterna repetición en los temas que rondan las letras de “I Want Blood” (2024), en el que la voz de Cantrell, sin embargo, resuena emotiva.

La producción del álbum es impecable, canciones como "Throw Me A Line" resaltan frente a otras más fáciles como “Afterglow” o “Held Your Tongue” y el regusto a Blue Oyster Cült, o la final “It Comes”, que confirman que Cantrell, tras el último disco acústico, parece haber querido volver al negro y esas reminiscencias a la banda que pertenece, pero con un hard rock moderado, sazonado con riffs más pesados en un álbum que, pese a ello, no termina de estallar, dejándonos con ganas de más, de esa explosión visceral o descenso a los infiernos de los volúmenes de "Degradation Trip" (2022). Con todo, aunque no cuaje del todo, "I Want Blood" (2024) es un buen álbum que demuestra la habilidad de un gran compositor, todavía capaz de emocionar, aunque sea a en algunas canciones, mientras seguimos a la espera de su regreso con DuVall, Kinney e Inez...

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