Cualquier aficionado al rock o al metal, este en particular, sabe de los continuos cambios en las formaciones y cómo, a veces, lastran las carreras de los artistas, mientras que, en otras ocasiones ("las que menos) la carambola logra el éxito. Y en este caso que nos ocupa, siento decir que, a pesar de “Light ‘Em Up” (2024) es un buen disco, mi experiencia con la banda y sus constantes cambios, lastran mi experiencia como oyente. En The Dead Daisies hay talento a espuertas, pero la sensación de que esta banda es el proyecto personal de David Lowy, convierte a la formación en una auténtica batalla campal en la que se cuentan las víctimas por decenas, hay tantos miembros de pleno derecho e invitados en su historia que la lista resulta vertiginosa; Dino Jelusick, Dave Leslie, Damon Johnson, Yogi Lonich, Dernard Fowler, Darryl Jones, John Tempesta, Deen Castronovo, Brian Tichy, Fran Ferrer, Dizzy Reed, Alex Carapetis, Alan Mansfield, Jim Hillbun, Marco Mendoza, Charley Drayton, Clayton Doley, Jon Steven, Richard Fortus, el reciente Glenn Hughes (que sabía que no iba a durar) y el regreso del simpático John Corabi, para formar tándem con esa bestia llamada Clufetos, Michael Devin, Doug Aldrich y, claro, el propio Lowy, en tan solo once años y siete discos. Seguro que me dejo algún músico en el tintero, pero este santoral sólo ahonda en la sensación de inconsistencia, de volatilidad, por la que la formación de The Dead Daisies puede mutar en cualquier momento, afectando al propio resultado de la banda cuando graban un buen disco y uno no sabe si tendrá o no continuidad, si verá cómo esa formación crece junto con las canciones y se supera en el siguiente, dando la sensación de que con cada disco, todo vuelve a empezar y estamos escuchando un eterno debut. Así, los mimbres con los que grabaron “Holy Ground” (2021) no son los mismos, ¿qué tiene que ver una banda con otra? Había músicos en común, pero el formato cambia tantísimo que con “Light ‘Em Up” (2024) parecemos estar escuchando a otra muy diferente, por no hablar de "Radiance" (2022).
“Light 'Em Up” es hard rock y sienta bien, es fresca, perfecta para abrir un disco que se mueve en unos parámetros muy diferentes a los de una banda actual, cuando The Dead Daisies parecen necesitar un ingrediente adicional a su bajo y guitarra, y es la nostalgia del oyente. “Times Are Changing” posee raíces norteamericanas tan marcadas que, por un segundo, abandonan el hard divertido para internarse en el sonido más tradicional, recurriendo si lo necesitan a melodía aún más fácil, como en “I Wanna Be Your Bitch” o el medio tiempo de “I’m Gonna Ride” sonando más a AC/DC que nunca en sus primeras notas, hasta recordar a Kiss o Alice In Chains en “Back To Zero”, algo totalmente innecesario. Agradezco muchísimo el regreso de Corabi, creo que la música de The Dead Daisies le sienta como un guante, lo que no me ocurría con Glenn Hughes, un auténtico músico de raza que necesita una propuesta de más cuerpo que la que ofrece el hard de los Daisies.
“Way Back Home” y “Take A Long Line” son como pequeños balones de oxígeno gracias a su rock ligero, el problema es que ambas son prescindibles y tan genéricas como el resto del álbum y si se salvan es por la habilidad instrumental y la voz de Corabi, no porque sean memorables. Lo mismo que ocurre con “My Way And The Highway” en la que imprimen algo de nervio, aunque repleta de tópicos, la consiguiente balada que no podía faltar, “Love That’ll Never Be” y una final “Take My Soul” que es de lo mejor del disco por su sabor fronterizo. Es verdad que una banda como The Dead Daisies es capaz de lo mejor, que hay oficio y genio en sus manos, pero “Light 'Em Up” no es memorable, sino más de lo mismo.
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