Resulta terriblemente difícil intentar abstraerse de todo lo ocurrido con Ghost en los últimos años. Hace poco, un amable lector me preguntaba por mi primer concierto de la banda y me sorprendió a mí mismo recordarlo, han pasado doce años y diez conciertos de Tobias Forge desde entonces y aquel "Opus Eponymous" (2010) hasta “Impera” (2022), por el camino ha habido un poco de todo; desde momentos en los que sentirse orgulloso de sus discos, “Meliora” (2015), haberlos conocido en el backstage de un enorme festival europeo o en una sala madrileña, relaciones que han acabado (como cuando mi pareja estuvo charlando con ellos durante la gira de “Infestissumam”) y pudimos verlos dos veces actuando en el mismo fin de semana, amistades y relaciones con personas que he sabido mantener lejos de mi vida, pero también cambios de trabajo, estudios y residencia. ¡Más de diez años dan para mucho! Como finaliza Lords Of Chaos (2018), ¿qué cojones es lo que has hecho tú últimamente? Si echo la vista hacia atrás, da cierto vértigo, pero también placer por el lastre que he sabido dejar atrás y cómo las nubes se han abierto; mientras sonaban toneladas de discos y, lógicamente, la música de Ghost. Centrémonos, o los amas o los odias, tampoco hay que darle demasiadas vueltas; no hay que defenderlos a capa y espada porque en su cortísima carrera, Tobias ha cometido errores y grabado cosas que no están a la altura, pero tampoco hay que ser tan esnob como para querer criticarlos por todo. Ghost se han convertido en una banda muy diferente a como eran en "Opus Eponymous" (2010) y ni aquellos Nameless Ghouls de entonces eran almas creativas cuya aportación fuese tan importante como para afectar el resultado posterior, ni Tobias es un compositor tan genial como para no equivocarse jamás, cuando lo que busca es vender, ni siquiera los seguidores que se subieron al carro después eran de esa clase que siguen hoy escuchando a la banda, ¿qué más da? Pero nos encontramos aquí, justo en 2024, con una película en cines y, lógicamente, su banda sonora que no es más que un directo maquillado, con un impresionante artwork a la altura, buena presentación y algunas de las canciones más representativas de la carrera de Ghost, mientras que otras sobran y se echan en falta muchísimas más. Justo ahora que parece haberse desinflado por completo el pastel...
El resultado es irregular, claro, pero eso no evita que haya buenísimos momentos y Ghost, como banda, suenen a la perfección. “Imperium” es una bellísima introducción, completamente desaprovechada en estudio y relegada a abrir los conciertos de “Impera” (2022), mientras que “Kaisarion” sigue siendo un horror de canción, a la que ya nos hemos acostumbrado pero que, cuatro años después, sigue sonando como la sintonía de apertura de un anime de autonómica. “Rats” se hace eterna y sólo merece la pena su riff final, como “Faith” parece mucho más de lo que es en comparación con cualquiera de las últimas composiciones, igual que la ochentera “Spillways”. ¿Son malas canciones? No, por supuesto que no, son fiables en directo y se pegan, pero nada más. Seguramente, si estás leyendo esta crítica, pensarás que exagero pero nada más que tienes que escuchar la continuación con “Cirice” o “Absolution” y darte cuenta de lo que digo, “Call Me Little Sunshine” me gusta y, seguramente, a ti también, pero no es nada cuando la comparas con “If You Have Ghosts”, cuando Ghost eran capaces de hacer una versión y lograr que te olvidases de la original (pero no porque no la conocieses previamente, como le ocurrió a muchos, sino porque les sentaba como un guante), aunque la versión de este “Rite Here Rite Now”, carezca de la fuerza de la de estudio. “Twenties” fue la gran olvidada en muchos conciertos de “Impera” (2022) y agradezco que la retomen y dejen testimonio de lo que llega a ser en directo, injustamente infravalorada, como “Miasma” se ha convertido en uno de los mejores minutos de sus directos, sin duda y lo supe desde el primer momento en que escuché “Prequelle” (2018). Sin embargo, para entender un poco esa degeneración en la que ha caído la carrera de Ghost, sólo hace falta escuchar la recta final; “Mary On A Cross”, "Kiss the Go-Goat" y “Dance Macabre”, una triada auténticamente infernal en la que parece que estamos escuchando cantar a Micky Mouse, algo que sólo puede salvar esa maravilla que sigue y seguirá siendo siempre, “Square Hammer”, capaz de resucitar cualquier concierto comatoso. Porque de "The Future Is a Foreign Land" mejor ni hablar…
A Ghost, como a muchas bandas que transitan las fronteras de diferentes subgéneros, o los amas, o los odias, no hay otra. La elección es tuya, es tan fácil como no escuchar su música o ignorarlos en un festival, sin dramas. Lo que también tengo claro es que “Rite Here Rite Now” no es un directo, como tal, sino un producto bien elaborado y empaquetado, entretenido pero sin maldad, aceptable y poco exigente, sabroso a ratos, prescindible a otros, te aportará tanto como sus canciones te permitan recordar esos momentos de tu vida que describía al comienzo de esta crítica, como decía Quijote; Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. Si lo que buscas es sólo pura y dura música, este no es tu disco.
© 2024 Jota Jiménez