Crónica: Pearl Jam (Madrid) 11.07.2024

SETLIST:
Lukin/ Corduroy/ Why Go/ Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town/ Given to Fly/ Scared of Fear/ React, Respond/ Wreckage/ Daughter/ "W.M.A."/ Dark Matter/ Even Flow/ Upper Hand/ Unthought Known/ Black/ Running/ Porch/ Better Man/ Do the Evolution/ Alive/ Rockin' in the Free World/ Yellow Ledbetter/

Las canciones de Pearl Jam, posteriores a “Yield” (1998), apurando mucho, son errores esperando a ser cometidos en directo. Y entiendo que aquel que lea esta crónica se lleve las manos a la cabeza y me mencione una docena que disfruta tanto como las contenidas en su triada inicial, pero la cruda realidad es la demostración de los propios músicos; no hubo ninguna canción de estas dos primeras décadas en el concierto de Madrid, a excepción de aquellas de su último álbum, “Dark Matter” (2024) y el debut de “Unthought Known”, contenido en “Backspacer” (2009) y así ha ocurrido, en la misma proporción, durante los conciertos de esta gira y la truncada europea que nos ha ocupado. Mi amigo, con el que voy al concierto, que es un cabrón, se ríe de mí cuando muestro algo de ilusión por la actuación de Pearl Jam, cuando me escucha relatarle lo que Eddie Vedder ha contado en Barcelona y esa experiencia cercana a la muerte que ha obligado a la banda a cancelar en Londres y Berlín, cuando Eddie -como es habitual- empuña una botella de vino tinto en Madrid. No sé si eso es lo más apropiado, tres botellas en tres noches, después de estar a punto de cenar con Caronte, se ríe de mí y mi pasión adolescente por la banda. Y tiene razón, no hay muchas excusas para un disco tan flojito como “Dark Matter” (2024), al que hace bueno, el horrible “Gigaton” (2020) y los frikis en los que muchos seguidores de Pearl Jam parecen haberse convertido (hasta tal punto de autodenominarse de manera ridícula, jamily, y parecer estar al canto de una moneda de terminar viviendo en un rancho, vestidos con sábanas y horneando su propio pan) quieren comparar con “Vs.” (1993) cuando tiene más que ver con zarandajas como “Riot Act” (2002) o “Binaural” (2000), la incorporación de un mediocre Josh Klinghoffer al lado de un monstruo como Mike McCready o el innecesario retraso en el concierto de Madrid, algo de lo que di buena cuenta cuando pasada la hora a la que debería haber comenzado, dos monovolúmenes (uno negro y otro gris) se acercaban a toda prisa a la rampa de artistas, mientras miles de aficionados esperábamos desde hace horas frente al escenario principal de esa verbena llamada MadCool.

Mi amigo es un cabrón y por eso se ríe de todas estas cosas que yo mismo me doy cuenta, pero que por respeto a lo que la banda ha significado para mí, prefiero ignorar. El retraso o vete tú a saber qué (porque en Lisboa harían lo mismo, desconozco si llegaron tambien tarde) logra que el concierto madrileño sea más breve y nos quedemos con tres canciones menos, el cuartito de hora de retraso, y que Pearl Jam parecen intentar resolver abriendo con urgencia, “Lukin”, algo que agradezco porque he de reconocer que, siguiendo muy de cerca a la banda y empapándome de todos sus conciertos hasta la fecha durante esta gira, no me estaban gustando los inicios de unos conciertos tan lentos, tan poco a poco; una cosa es que suene “Release” u “Ocean” y luego ataquen, y otra muy diferente era lo que estábamos viviendo hasta el momento, así que valoro ese “Lukin” en Madrid, que me hizo conectar de nuevo con ellos, además de una de mis canciones; “Corduroy”, y ese estribillo grabado a fuego en mi memoria (ya lo he escrito en otras ocasiones, siempre me he dejado la garganta con ella), por no hablar de la sorpresa de “Why Go”, creía que sería un concierto especial pero la inclusión de la bonita “Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town” rompe pronto el ritmo y el medio tiempo de ese homenaje a Zeppelin que es “Given to Fly” termina por centrarme y recordarme dónde estoy, suena excesivamente lenta y lo que viene no es mejor ya que esto es la gira de “Dark Matter” (2024) y han de incluir el cuerpo central de todas sus noches con “Scared of Fear”, “React, Respond” y la bonita pero inane “Wreckage”. Y este es el preciso momento en el que mi comprensión y valoración de su último disco se reafirma, a pesar de toda la gente que me ha escrito para decirme lo contrario; la pista de Madrid paso de la locura en “Why Go” a reactivar las barras ya que la gente, casi inmóvil, escuchó las tres canciones con el mismo desapasionamiento que un servidor y muchos aprovecharon para cambiar de ubicación o largarse a pedir una birra, la sensación de desconexión fue brutal incluso en mi posición.

“Daughter” reactiva la nostalgia y agradecí mucho el medley con "W.M.A.", me pareció un auténtico lujo poder escucharla en directo, un espejismo que se desdibujó cuando Eddie (especialmente pastoso en la forma de hablar, durante sus últimas giras, acento norteño y cansado permanentemente, como si viniese de hacer el camino) presentaba a la banda entre canción y canción (sin mención para Casper o Josh), y la noche nos traía las aburridas “Dark Matter” o “Upper Hand”, el sempiterno fantasma de Bardem en “Black” (con todo el respeto, pero no sé qué hemos hecho lo seguidores de Pearl Jam para merecer esto), canciones sin fuerza como “Unthought Known” o “Running”, salpicadas con clásicos como “Even Flow” o “Porch”, “Better Man” dedicada a Miguel Ríos (insospechada conexión) y la agradecida “Do the Evolution”, sonando magnífica y cada vez más relevante, pero un final de fiesta previsible y orquestado para dar la sensación de espontaneidad de tiempos pretéritos, con una lentísima “Alive” (¿nadie se percató de ello?) y la consabida “Rockin' in the Free World” con Mike como protagonista absoluto en “Yellow Ledbetter”.

Un concierto correcto, por supuesto que sí, me siento feliz por haber estado en la noche madrileña, por la supuesta recuperación de Eddie Vedder, pero cada vez siento menos el fanatismo y veo más las costuras de una de las bandas de mi vida, que creía inmortales y está cometiendo los mismos errores de los dinosaurios contra los que la música alternativa luchaba hace décadas, cuando era realmente alternativa. Del festival poco más que decir que no haya dicho ya, de Josh y su inexistente participación (estoy convencido de que está desenchufado en el escenario y todo es una pantomima o tiene el volumen al uno, porque su aportación es completamente nula), de los discursos cansados de Vedder, que parece estar dando el pregón en la fiestas del pueblo, y la poca variedad en el repertorio de la gira, de los precios abusivos de aquellos que una vez lucharon contra el monopolio de Ticketmaster y la baja venta de entradas, prefiero no hablar, no sea que la jamily me espere la próxima vez a la salida...

© 2024 Jota
Magnífico cartel de Pearl Jam para Madrid © 2024 VillyVillian