Crónica: Jane's Addiction (Madrid) 18.06.2024

SETLIST:
Kettle Whistle/ Whores/ Pigs in Zen/ Ain't No Right/ Ted, Just Admit It.../ Summertime Rolls/ Jane Says/ Up the Beach/ Three Days/ Mountain Song/ Then She Did.../ Stop!/ Been Caught Stealing / Chip Away/

Si eres de los míos, entenderás este concierto sin que tenga que explicártelo mucho, si intentas racionalizarlo a tenor de la carrera discográfica y lo que leas en Wikipedia, seguramente, pierdas mucha perspectiva. Jane’s Addiction pertenecen a otra época, una en la que, parafraseando a Ricky Gervais y llevándomelo a mi terreno, fue la mejor y no únicamente porque es la que me tocase vivir. Seguramente, creerás que es el mismo argumento de siempre por el que “lo mío fue lo mejor”, pero no, intentaré que lo entiendas; viví los noventa y fue una década excitante, quizá el último estertor del rock que conocemos. Surgían bandas constantemente, en el mismo año se publicaban obras a las que el tiempo daría la razón y ahora son entendidas como clásicos, pero es que además coincidían en su publicación, era normal que Faith No More, Nirvana, Pearl Jam, Alice In Chains, Soundgarden, Screaming Trees o Pixies publicasen en el mismo año, la primera mitad de aquella década fue asombrosa y digna de ser vivida. Recuerdo perfectamente aquellas noches interminables, cuando no existía Internet -tal y como la conocemos-, e íbamos a clase con ojeras después de haber visto la MTV hasta bien entrada la madrugada. ¿Te acuerdas de cuando esta cadena era relevante y sólo emitía música? Parece algo prehistórico, pero programaban buena música. No tenías acceso al día a día de tus artistas favoritos, no sabías qué comían, ni tampoco los veías hacer el ridículo en redes sociales, todo era más misterioso; si tenías suerte, pasaban por tu ciudad, la ensoñación duraba el tiempo que los veías sobre las tablas y desaparecían durante años, era lo más parecido a la noche de Navidad. Y siempre, siempre recordaré aquella madrugada en la que vi el videoclip de “Ocean’s Size” y busqué información sobre la banda. Jane’s Addiction eran una nota al margen de la corriente mayoritaria pero, al mismo tiempo, eran la columna vertebral de todo lo que vino después, fueron una referencia seminal para entender los noventa. ¿Te imaginas buscar información sobre ellos a primeros de los noventa en nuestro país? Como siempre, únicamente la revista Popular 1 era capaz de cubrirlos con la pasión habitual.

Y esa misma ensoñación fue la que ayer pisó Madrid, con su formación original. Para aquellos que todavía siguen dudándolo, sí, Dave Navarro saltó al escenario y pudimos verlo en una sala pequeña, a pocos metros, pero también Eric Avery, Stephen Perkins y, claro, Perry Farrell. Lejos ha quedado su concierto de la gira de “Ritual de lo Habitual” (1990) y su cancelación en Madrid en 2003 por una afección en las cuerdas vocales de Farrell (soy el afortunado poseedor de la entrada a todo color, número 0001, que no sirvió de nada), un par de pasos por festivales y, por fin, una sala que agotó las entradas al poco de salir a la venta. Sin embargo, a pesar del entusiasmo de un público peinando incipientes canas, ganado de antemano por el mero hecho de poder ver a la formación clásica de Jane’s Addiction, mi sensación fue ligeramente amarga. El concierto fue casi inmaculado, Navarro en plena forma -más sobrio que de costumbre, pero mágico con la guitarra-, Eric Avery consiguió evocar el sonido más noventero gracias a su bajo, mientras que Stephen Perkins demostró que es uno de los mejores baterías de aquella década y también uno de los menos reconocidos, sin embargo, Perry Farrell -a pesar de sentírsele plenamente recuperado- me sigue pareciendo el más damnificado de toda la banda. Algo lógico, si tenemos en cuenta su estilo de vida plenamente hedonista y su apego por la experimentación a todos los niveles…

Abrieron con “Kettle Whistle” y su misticismo, algo que pronto cambió con “Whores” y el clásico “Pigs in Zen”, mientras que llegaba “Ain't No Right” y su guitarra funky. Jane’s Addiction siguen sonando como un tiro y Farrell conserva la voz, aunque se apoye demasiado en los efectos y de todo el combo sea el que se siente más frágil. Fue un placer escuchar “Ted, Just Admit It...” y viajar al mítico “Nothing’s Shocking” (1988), prosiguiendo con “Summertime Rolls”. ¿Has pensado alguna vez que semejante disco fue publicado todavía en los ochenta? Farrell estaba claramente adelantado a su tiempo, un auténtico visionario que anoche cantó “Jane Says” y también “Up The Beach”. “Three Days” trajo la calma, mientras que “Mountain Song” logró con éxito el viaje en el tiempo junto con “Then She Did” y la explosiva “Stop!”, mítica introducción incluida. Con todo, el final de concierto, a pesar de incluir “Been Caught Stealing” o el final especial de “Chip Away” con toda la banda a la percusión, resultó precipitado. Lógicamente, me faltaron muchas, entre ellas la mencionada “Ocean’s Size”, como también me sobraron las peroratas de Farrell entre canción y canción (aquel artista contracultural de finales de los ochenta, es un empresario multimillonario que no necesita vivir de ninguna de sus bandas y, en mi opinión, choca escucharle hablar de sociedad y economía de la clase media trabajadora, cayendo en los tópicos de siempre) pero, claro, tenía hecha una reserva para cenar con su mujer y, aunque ligeramente generoso con las canciones, tenía que salir escopetado de la sala madrileña; y es que catorce temas se me antojan pocos para una banda del calado de Jane’s y su primer concierto madrileño en sala en treinta y tres años. Puedo parecer tiquismisquis pero, para todos los que ayer nos congregamos en La Riviera, Jane’s Addiction significan algo muy grande, mientras que para ellos quizá sólo fue un concierto más. Notable alto, pero quería más…

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