Recuerdo cuando hace diez años el progresivo estaba de moda. Eso es lo que me decían; los medios de tres al cuarto (como este, pero de menor pelaje, aunque parezca imposible), los festivales que se empeñaban en presentar carteles de lo más proggie, aquellos seguidores que no tenían ni puta idea de música y, de la noche a la mañana, te hablaban de polimetrías, polirritmias, te decían que no les gustaba un “pasaje” de una canción porque esperaban un compás 11/16 y no el 7/4 y se descojonaban desde sus altares de bandas como Dream Theater, mientras lloraban porque Tool tardaba dieciséis años en publicar un nuevo álbum cuando ni siquiera se habían destetado con el anterior, soñaban con ver a Rush en directo, pero no habían escuchado ni uno solo de sus discos, y creían que Leprous o Steven Wilson eran lo más. ¿Por qué digo todo esto? Obviamente, para descojonarme de todos aquellos que he descrito y porque en los últimos años, muchas bandas han comenzado a despegarse de esa etiqueta, a conservar lo justito del prog y a potenciar el resto de elementos de su música. Tal es el caso que nos ocupa, Exist, de los que nadie puede dudar que hay elementos que justifiquen la etiqueta de progresivos, pero que desde "Egoiista" (2020), su disco más redondo para mi gusto, algo ha cambiado en el seno de la banda. Y es que, aunque sigan existiendo esos momentos en los que son capaces de hacerte soñar, lo cierto es que lo que prima en "Hijacking the Zeitgeist" (2024) es un death metal que, por momentos, suena tan robusto y sincopado que hasta recuerda a unos Meshuggah con menos cuerpo, pero con ese puntito de sal por el que Max Phelps (Cynic en directo, pero también Death To All), puede encabronarse y sonar puramente death, para tejer armonías más melódicas. En definitiva, una maravilla de disco, a la altura de los anteriores, el mencionado “Egoiista” (2020) y, claro, “So True, So Bound" (2017), y no, no menciono el primero.
Inevitable que recuerden al grupo de Tomas Haake, cuando comienzan las primeras notas bombásticas de “Blue Light Infinite”, pero quizá la sorpresa es ese estribillo que también recuerda a Mastodon, ¿qué es lo que estamos escuchando? Tengo que reconocer que este "Hijacking the Zeitgeist" (2024) me sorprendió desde la primera canción, por no hablar del puente, justo a mitad de la canción, en el que parecemos llegar a la pura psicodelia y de regreso al death para despedir la canción. “Thief Of Joy”, sin embargo, es Exist al 100%, no hay duda de que la agresividad es la marca de la casa y es donde se crecen, donde su propuesta fluye gracias a un Phelps que parece capaz de todo, del gruñido a las notas más altas o el falsete, mientras que “Hijacking the Zeitgeist" recupera aún más la mala leche de los de Washington y parecen convertirse en esas voces de ultratumba que parecen absorbernos a través de la pantalla del móvil de la genial portada, pero la mayor sorpresa, de nuevo, es su magnífico puente y cómo recuperan la tensión. “Funeral Toll” es la que menos me agrada de todo el álbum puede que su sinuosa melodía, su forma de insinuar, pero no llegar a sacar los dientes y la calma no sean lo que necesita el álbum en este punto, a pesar del magnífico bajo de Alex Weber, recordándonos al clásico sonido fretless de Obscura. Suerte que “Path to Nowhere” y “One Degree Removed from Human” vuelven a electrificarnos, a potenciar esa tensión con la que Exist saben jugar, para rematar con un temazo como es “Window to the All”, tan particular en las voces, como sólo Exist son capaces.
No puedo afirmar que sea su mejor álbum, porque “Egoiista” (2020) me robó el corazón hace cuatro años, pero qué siete canciones tan magníficas, poco más de media hora y un auténtico festín para cualquier melómano que se precie. Da igual si es death, progresivo, rock, escuchar "Hijacking the Zeitgeist" (2024) es un placer que espero poder disfrutar en directo. Casi sobresaliente.
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