Cuando pienso en Borknagar, a mi cabeza vienen muchos recuerdos escuchando sus canciones pero, fundamentalmente, imagino al trío conformado por Øystein G. Brun, Lars A. Nedland e ICS Vortex como un bastión noruego que resiste, contra viento y marea, cualquier moda porque, si lo pienso detenidamente, desde que publicaron su debut homónimo en 1996, la carrera de Borknagar ha atravesado ya casi tres décadas sin síntoma alguno de fatiga creativa, llegando incluso a regalarnos obra maestras tan redondas como ”True North” (2019) o este que nos ocupa, “Fall” (2024), traducido como catarata y no como otoño, dejando también por el camino joyas más recientes como “Urd” (2012) o “Winter Thrice” (2016), como si no les costase nada en absoluto sentarse a escribir y sus musas estuviesen repletas de inspiración. Borknagar, a diferencia de sus vecinos más célebres, prosiguen firmando grandes discos, alejados de los focos de atención, pero trabajando duramente como artesanos en sus canciones. De este modo, “Fall” (2024) prosigue el viaje de “True North” (2019), no es una continuación como tal porque el oyente no necesitará de la escucha previa del anterior pero Borknagar sí pintan con los mismos colores, paridos en los fiordos, una propuesta musical tan imaginativa y trabajada como de costumbre, con una atención inusitada por los detalles, gracias los fastuosos arreglos de Lars, sus voces melódicas en unión con las de Vortex, y la orfebrería habitual de Øystein, sin desmerecer en absoluto el trabajo de Bjørn en la batería y Jostein ayudando con las guitarras, dos músicos que llevan en la banda seis y cinco años, pero cuya aportación está a la altura de la leyenda.
El duodécimo álbum de Broknagar se abre con la bella “Summits”, en la que es literalmente imposible expresar con palabras la belleza que son capaces de capturar en sus ocho minutos; los zarpazos de black desbordan en la primera escucha hasta el cambio melódico, pero todo con tal elegancia y gusto que, cuando menos te lo esperas, te sientes atrapado por las atmósferas creadas por Lars y las guitarras del dúo, creyendo alcanzar las nubes cuando la distorsión toma la su señal y también parece teñir la voz, hasta la llegada de “Nordic Anthem” y la constatación de que “Fall” (2024) sea, sin exageración alguna, quizá el mejor álbum de Borknagar y uno a considerar entre las primeras posiciones de este 2024, “Fall” (2024) huele a clásico atemporal y la apertura coral de “Nordic Anthem” así parece anunciarlo, siendo una canción que parece un mantra hasta la evocadora “Afar” o el tornado invernal que es “Moon”, en la que hacen exhibición de velocidad y poderío, mientras que “Stars Ablaze”, sin ser la mejor del conjunto, es un auténtico bombazo melódico que mantiene el altísimo nivel del álbum (las guitarras son magníficas), hasta la auténtica traca final que comienza con “Unraveling” y su fortísimo encanto vikingo (pagano, no de cuerno, cerveza y fuego circense, como el de los últimos Amon Amarth y la caricatura en la que se han querido convertir) o la pura oscuridad que es “The Wild Lingers” en su vuelo hasta la final “Northward” en la que Borknagar parecen desatarse por completo y, durante sus diez minutos, mezclar con generosidad tanta belleza como agresividad.
Resulta increíble poder afirmar que una banda con tres décadas a sus espaldas pueda haber firmado su mejor álbum hasta la fecha, pero “Fall” (2024) es único, ¿por qué el gran público adora cada trabajo de Enslaved y, sin embargo, los de Borknagar no reciben las mismas loas y respuesta del gran público? En mi opinión, amando la obra de ambos, sólo hay una explicación y es el desconocimiento mezclado con el postureo. Borknagar no sólo han firmado otra obra maestra con sabor noruego, sino que han dado un paso más en su carrera, el que lleva a la inmortalidad.
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