Siete han sido las veces he podido ver Olve Eikemo sobre un escenario, con Immortal, junto a King Ov Hell, Mia y ahora con Raud, Ukri y Andreas. Me gustaría afirmar que todas han sido un placer, pero lo cierto es que no. Si con Immortal, sentí el gélido aliento que es el clima de Blashyrkh en toda su magnificencia, las últimas apariciones de Abbath en directo no fueron de mi agrado cuando sentí que sus problemas personales superaban con creces al personaje y esto repercutía en sus directos, convirtiéndolo en un meme viviente, sin norte y causando vergüenza ajena (que nadie me lo discuta porque, por desgracia, existen los videos y algunos son de conciertos en los que he estado, para qué negarlo). Pero Olve parece que entró en razón y se dio cuenta de lo que le estaba ocurriendo, puso remedio (o eso parece) y su actitud cambió en directo, como demuestra la gira de “Dread Reaver” (2022), que ha pasado dos veces por nuestro país (primero, compartiendo cabeza con Watain, concierto al que asistí pero no pude reseñar por una cuestión de tiempo) y, ahora, junto al brutal Hellripper (porque esto es un brillante proyecto en solitario) y Toxic Holocaust (los cuales dejaron un gran sabor de boca, atrayendo a muchas personas únicamente interesadas en su propuesta, pero cardinalmente opuestos a la negrísima noche planteada por Eikemo y Hellripper) para demostrar la buena salud de Abbath, en lo personal y, por ende, en sus conciertos actuales, en los que su carisma sigue transmitiendo la misma simpatía porque, en buena medida, ya se acabaron las imitaciones, los chistes, las volteretas y caídas, en definitiva; las tonterías han sido reemplazadas por la misma profesionalidad de la que fui testigo en la última gira de Immortal.
Pero seamos sinceros, si bien en directo, Abbath, como banda, son una apisonadora cuando hacen sonar “Dream Cull”, la fiera “Hecate” o la corrosiva “Acid Haze” con el ya clásico croar de de Eikemo cuando canta, en estudio es otro cantar (nunca mejor dicho). “Abbath” (2016) es un disco notable y “Outsrider” (2019), aunque menor, consolidó su propuesta, pero marcaba esa línea descendente que se ha concretado con el irregular “Dread Reaver” (2022) y su sonido. Cuestión polémica, cuando algunos medios digitales se deshacen en elogios y muchos seguidores dudan de su propio criterio (¡no lo hagas nunca!). Pero, ¿cómo vas a tomarte en serio una crítica redactada por las propias promotoras o medios interesados? Es un auténtico dislate, casi un oxímoron al igual que un comité de empresa amarillo. Las críticas o reseñas, querido lector, no pueden ser redactadas por aquel que pone dinero para llenar una sala, ni por aquellos que lo rodean parasitariamente para transitar el foso, tirar cuatro fotos con un ojo de pez, creyéndose lo que no son, o mendigar un pase de una entrada de veinticinco o treinta euros. Y escribo todo esto porque la sala mostraba un lleno correcto, pero no hasta la bandera (te cuenten lo que te cuenten), con lo que no fue posible colgar el cartel de todo el papel vendido y, desde atrás, el espectáculo de una sala tan pequeña como la Sala Mon era ligeramente desolador.
Abbath anunció “Battalions” de I, después de un inicio arrollador, ante el desconcierto de bastantes asistentes que se reengancharon con la pegadiza “Ashes Of The Damned” de su primer trabajo, así como recurrió a su brillante pasado para rescatar “Tyrants” o “Nebular Ravens Winter” para encarar la recta final con “The Artifex”, “Winterbane”, como temas sueltos. A la salida, la sensación generalizada es buena, Abbath parece más centrado que nunca y el concierto, aunque con un sonido claramente mejorable, ha sido sólido gracias a su repertorio y notable en la interpretación. Esperamos a Eikemo a la salida, exhausto, saca un rato y se para, le felicitamos y nos firma “Dread Reaver” (2022), (aunque dentro lo vendiese, pero no tiene la misma gracia que pasar unos minutos con un músico al que admiras) y se le ve bien, se muestra amable y satisfecho con el concierto. Ojalá el dios noruego siga haciendo gala de su sentido común y buen hacer, pero la próxima vez no sólo en directo, sino también en la próxima entrega de estudio.
© 2024 Jota Jiménez
Abbath pic by © 2024 Abbath