Que levante la mano aquel al que “Dream In Static”(2015) no le sorprendió cuando se publicó y, sin embargo, a Earthside no parece haberles sonreído la fortuna en cuanto a repercusión se refiere y han tenido que pasar ocho años para descubrir si aquello fue un espejismo o si, por el contrario, estamos ante una nueva promesa y “Let The Truth Speak” (2023), desde su mismo título, parece venir a confirmar que su propuesta, a medio camino entre la influencia djent y los arreglos sinfónicos, tiene cabida a base de buen gusto y golpear al oyente con emocionantes melodías. Partamos de la base de que este nuevo álbum parece un collage, debido a sus colaboraciones, pero, por el contrario, Earthside han logrado un fuerte sentimiento de unidad desde la introducción “But What If We're Wrong” (con Sandbox Percussion) en la que dejan bien claro que la magia de su debut sigue presente, sin renunciar a la sensibilidad melódica, como el single “We Who Lament” (con Keturah) con la que son capaces de saciarnos a todos los seguidores de Tesseract y Anathema, ¿cómo es posible semejante mezcla? Y, sin embargo, todo aquel que me lea me entenderá cuando las guitarras de Jamie y los teclados de Frank se unen a esa potente base rítmica formada por Ryan y Ben, una banda con tres vocalistas y una capacidad sorprendente para reinventarse en cada estrofa junto a los invitados de sus nuevas canciones, para llevar tu estado de ánimo por donde, literalmente, quieran cuando cada estrofa posee su propia inflexión, una variación, un puente y un fraseo que la sostiene por sí sola, logrando que cada una de las canciones sea especial con cada escucha.
“Denial's Aria” (de nuevo con Ketura, VikKe y Duo Scorpio) vuelve a ahondar en esa sensibilidad y la capacidad de perforarnos el alma, gracias a la repetición como mantra, mientras que “Vespers” (con Gennady Tkachenko-Papizh y VikKe) es un atmosférico interludio hasta el clímax que se inicia con “Let The Truth Speak” (con nada más y nada menos que Daniel Tompkins de Tesseract) y una instrumentación absolutamente exótica que, además de contener varios puntos álgidos de clímax, nos lleva a la majestuosa “All We Knew And Ever Loved” (con Baard de Leprous), una instrumental en la que no sobra ni un solo minuto (y eso es decir mucho porque dura más de nueve), en un álbum que empuja al abismo de muchos subgéneros al oyente y, aun cuando ya ha concluido, deja con ganas de más, convirtiéndose en una pequeña y extraña joya en el saturado panorama actual; llámalo djent, prog o como te de la real gana, pero es, pura y dura, buena música.
© 2024 Jota Jiménez