Resulta casi imposible negar que algo huele a podrido en Noruega (queriendo parafrasear de manera forzada a Shakespeare, por no mentar a Myrkur, como lo único realmente podrido allá por el norte de Europa y sabiendo que es danesa, siendo también imposible no mencionar a semejante personaje sin reírme), porque sólo así puede uno entender que una banda como Dimmu Borgir, tras publicar los notables “In Sorte Diaboli” (2007) o “Abrahadabra” (2010) -por no mencionar “Death Cult Armageddon” de 2003 y “Puritanical Euphoric Misanthropia” de 2001 o cualquier referencia anterior igual de sobresaliente- hayan entrado en lo que parece un largo e inexplicable letargo del que únicamente salieron con “Eonian” (2018) y actuaciones puntuales en festivales. ¿Qué ocurre con Silenoz, Shagrath o Galder? ¿Prefieren descansar y disfrutar de su vida doméstica, se llevan mal entre ellos, no sienten la llamada de la inspiración? Nunca se sabrá o, por lo menos, no parece que el misterio vaya a ser resuelto a corto plazo. Shagrath es un grandísimo músico, abierto a otros proyectos y cercano a sus seguidores, mientras que Silenoz suele adelantar los proyectos de la banda en las entrevistas que concede. Pero, ¿qué demonios está ocurriendo en el seno de Dimmu Borgir? ¿De verdad que no es posible haber grabado o girado algo más en trece años? Sus seguidores parecemos haber asumido que Dimmu son una banda que aparece con cuentagotas, que calcula rácanamente sus giras y administra con la misma poca generosidad sus grabaciones en el estudio. Pero así, de esta manera, Silenoz parece haber confirmado de nuevo la continuación de “Eonian” (2018) y entre él y Shagrath han decidido publicar “Inspiratio Profanus”, disco que nos ocupa, que no es otra cosa que una recopilación con algunas de las versiones que Dimmu Borgir han grabado a lo largo de los años y conforman una suerte de panteón de sus influencias. No puedo negar tampoco que, si se tratase de otra banda, no habría escrito esta reseña por considerar a “Inspiratio Profanus” poco menos que un artefacto destinado a los seguidores de Dimmu Borgir, un aperitivo mientras esperamos a que se publique su nuevo álbum.
Pero es que, además, resulta también del todo imposible no sentir algo de curiosidad por saber cómo suenan muchas de estas canciones. En el caso de “Black Metal” de Venom, la sorpresa es menor pero sí que es cierto que es un placer escuchar a Dimmu Borgir grabar algo tan crudo y directo, imposible no levantarse del sofá y gritar: “Lay down your soul to the gods rock 'n' roll!”, algo similar a lo que ocurre con la brutal “Satan My Master” de Bathory, canciones que les sientan como un guante y nos muestra a unos Dimmu plenamente encendidos, puestos de fuego hasta las cejas y sonando más cortantes que una cuchilla. Hay sorpresas como "Dead Men Don't Rape" de Delilah Bon, que suena lúgubre pero exuberante, aunque la cabra tire al monte y donde de verdad se les sienta sea en “Nocturnal Fear” de Celtic Frost (incluida en dos ocasiones, con dos acabados igual de brutales), o “Metal Heart” de Accept, completamente hecha suya, magníficamente interpretada. Mientras que la curiosidad llega con “Burn In Hell” de Twisted Sister y la perla que es “Perfect Strangers” de Deep Purple, con unos coros magníficos y demostrando lo mismo que con “Metal Heart”; que la grandeza de Dimmu Borgir no es únicamente la de interpretarlas a la perfección sino en convertirlas en propias, como debería ser toda buena versión.
Es verdad que “Inspiratio Profanus” es tan sólo una anécdota, pero Dimmu Borgir poseen tanta calidad y un sentimiento de genuina oscuridad por el que es imposible negarse a ellos. No sé si su nuevo álbum será un paso más allá en el camino de “Eonian” (2018) o grabarán algo a la altura de “Death Cult Armageddon” (2003) pero lo que sí que tengo claro es que no me decepcionará y aprovecharé cada gota de negra inspiración que salga de sus almas porque, sabiendo cómo se las gastan y los tiempos que manejan, puede que siempre sea la última.
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