Escuchando diversos géneros musicales, pocos hay que enciendan en mí lo que logra el metal extremo. No se trata de recurrir a los tópicos de este y creer en ese sentimiento adolescente por el que muchos justifican su propio gusto o pretenden entender el de los demás, sino que es tan sencillo como pinchar el último álbum de Astralborne, Across the Aeons, y sentir que esa guitarra acústica de “Exordium” y su inevitable evocación a Opeth, sólo puede traer algo bueno y así es cuando el cañón es disparado en “War Vessel” por tres tipos de Toledo (Ohio), que ya nos sorprendieron con “Eternity’s End” (2019), antes de la maldita pandemia, y su death metal melódico en el que no faltan los monstruosos guturales pero sí las tripas y el gore, nada que objetar cuando el trío recorre la ya transitada senda del death melódico, con estilo e inspiración, con gusto por los arreglos y abundancia de riffs y estribillos memorables, destacando por encima del resto, como si allá donde otros perdieron el entusiasmo o las ganas, ellos insuflarán nueva vida al death, cociéndolo a fuego lento con un power sombrío y musculoso. Además, por qué negarlo, Astralborne poseen el talento compositivo que a otros parece faltarles. Es por eso que “War Vessel” abre con un potentísimo riff y te agarra por el pecho, llevándote a toda velocidad por un mar cósmico de la mano de Paul Fuzinski y Jayson Cessna en una base rítmica perfecta, siendo Paul el que conjugue su trabajo en las cuatro cuerdas con las tareas vocales, dejando a Derik Smith plenamente encargado de los gloriosos riffs que pueblan “Across The Aeons”.
Nocturneous posee el groove groove, como Promethean Fire o Star Of Extinction parecen empujar el disco a la estratosfera, con esa grandiosa mezcla de estribillos luminosos a varias voces, el rugido de Paul y la guitarra de Derik adonando allá donde Jayson se lo permite. Skybreaker me parece que está una maravilla en su composición, cómo en apenas tres minutos es capaz de lograr lo que otras bandas en más de diez; dando la sensación de que las diferentes partes que la integran forman un todo, cuando la banda recorre con naturalidad cada uno de sus compases; mención aparte merece el trabajo de Derik, de nuevo, enorme en sus riffs. Gemini es el mestizaje perfecto entre un arenoso hard y death, recordando a una mezcla entre Depravity con Mastodon, hasta que Paul toma las riendas y con su garganta parece comerse por entera la canción. December Flower puede ser la menos llamativa del conjunto, pero Astralborne ponen la directa y, sonando más melódicos que nunca, firman una canción que no baja del notable con un puente brillante hasta esas dos grandísimas composiciones que son las mencionadas Promethean Fire y Star Of Extinction, situando sus dos mejores ases a mitad del álbum, cuando todavía queda una segunda cara con Paradigm Shift o The Pillars Of Creation, por no hablar de la épica en estado puro de Across the Aeons, nueve minutos de tormenta, antes de la hermana de Exordium, Cadence Of Sorrow.
No sé qué me sorprende más: si la madurez de una banda tan joven, que este sea tan sólo su segundo álbum, que la producción corra a cargo de la propia banda con Paul y Unnus Latif en las mezclas, el bonito pero efectista trabajo de la portada de Juanjo Castellano, o que la prensa y el público no esté deshaciéndose en elogios cuando, por mucho menos, se justifica el hype de otros artistas. Pese a ello, no hay que dejar que nada de esto empañe la experiencia de escuchar “Across The Aeons” y disfrutar, sin ningún género de duda, de uno de los mejores discos del año, con el ojo sobre ellos porque en el futuro únicamente pueden traernos alegrías. Una auténtica gozada.
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