SETLIST: Rammlied/ Links 2-3-4/ Bestrafe mich/ Giftig/ Sehnsucht/ Mein Herz brennt/ Puppe/ Angst/ Zeit/ Deutschland/ Radio/ Mein Teil/ Du hast/ Sonne/ Engel/ Ausländer/ Du riechst so gut/ Ohne dich/ Rammstein/ Ich will/ Adieu/
No pensaba escribir esta crónica sobre el último concierto de Rammstein en Madrid por muchos motivos, pero el principal es porque, estando al nivel artístico en el que ellos se encuentran en cuanto a las representaciones en directo, no tenía ningún tipo de sentido calificar una noche que, técnicamente, todo el mundo sabía de antemano que sería perfecta, porque además da la sensación de que hablar o escribir sobre Rammstein sirve únicamente para generar polémica; desde los cafres que bromean con la violación en una crítica de tercera con la única intención de poner el dedo en la llaga a consta de perder la poca credibilidad que les queda y generar unas pocas visitas de más, los que teorizan sobre la importancia de “matar al artista” para poder disfrutar de su arte provocando la arcada generalizada, aquellos y aquellas que piden la cancelación teniendo más pruebas y evidencias que el servicio secreto, esos otros que perdonarían a Lindemann si este se comiese vivo a su primogénito y consideran al grupo alemán poco menos que una religión o esos otros que acuden a sus conciertos porque hay que verlos una vez, al menos, en directo y se emocionan de manera fatua con los fuegos artificiales y lloran con el confeti; hoy están en Rammstein, mañana en Coldplay. Pero, ¿saben qué? Está bien, que cada uno haga lo que quiera y cuando la justicia haga su parte, que cada uno consulte con su almohada si quiere o no "matar a este artista" y seguir escuchando su música o no puede soportarlo. No voy a ser yo quien juzgue a ninguno en una época tan hipócrita como la que nos está tocando vivir en la que parece que hay que pedir perdón por escuchar, leer, ver o respirar. En mi modestísima opinión, esa que nadie me ha pedido y por eso la escribo aquí; Rammstein son lo que son y siempre lo han sido; darse cuenta en 2023 que tras los artistas puede haber chusma de la peor calaña es tan cómico como la perogrullada de creerse que el tigre no te devorará por ser buena persona.
Desde mi primera vez en 1998 y su Sehnsucht Tour en Madrid o tres años más tarde en la presentación de “Mutter” (2001) cuando invitaron a una fiesta de backstage “sólo para chochos” a una amiga o en sus últimas visitas a España, Rammstein en mi cabeza siempre han sido ese tipo de artistas que parecen disfrutar paseando por el filo de la navaja y siempre me sorprendió que no les estallase todo en la cara. ¿Con esto quiere decir que crea que son culpables, que esté bien todo lo que pueda haber hecho Till? No se me ocurrirá y desconozco si es culpable o no de los cargos de los que se le imputan, pero he de decir que no he visto la misma ojeriza con otras bandas y artistas actuales ante cargos similares y acudir al concierto de Rammstein enarbolando la verdad antes de juicio alguno o escribir una reseña sobre Mötley Crüe asegurando que son chabacanos, es auténticamente patético y me parece de una hipocresía antológica, además de un desconocimiento y poco poder de contextualización que asustan.
En lo estrictamente musical, siendo mi séptimo concierto suyo, pocas novedades en esta gira por estadios, como en lo pirotécnico y algunos números escénicos que ya parecen mandar sobre la banda y restar espacio a la novedad. Por otro lado, la puesta en directo es auténticamente impactante, ¿para qué cambiar cuando encuentras la fórmula? Desde la bajada de Till en “Rammlied” o la marcial “Links 2-3-4”, Rammstein suenan contundentes y agresivos, robustos como un bloque de granito con la voz de barítono de Till y un escenario que podría haber sido diseñado por Albert Speer. Hubo grandísimos momentos, por supuesto que sí, “Mein Herz brennt” o la épica “Deutschland” tras la sesión de dj de Kruspe y su felicitación prematura de cumpleaños, o las poderosísimas guitarras de Kruspe y Landers en “Radio”. “Mein Teil” nos llevó a "Reise, Reise" (2004), como “Du Hast” fue quizá una de las más coreadas junto con “Sonne”. Sin embargo, “Bestrafe mich” o “Giftig” no terminaron de enganchar a un público sediento de emociones fuertes y más efectistas; la petardísima “Ausländer” puso a bailar a los más reticentes (todo lo contrario que la versión de “Engel” junto al innecesario dúo Abélard -sí, lo fueron- que nos dejó la impagable instantánea de la banda recorriendo la pista entre el público y regresando en lancha al escenario principal, excepto Till), como la pegadiza “Du riechst so gut” de su debut o un final de traca con “Rammstein” e “Ich Will”, con la emotiva despedida de “Adieu” y la banda ascendiendo a los cielos.
Rammstein siguen su hoja de ruta, aquella que trazaron hace ya casi treinta años y no parece que vayan a cambiar a estas alturas. Musicalmente, dieron con la tecla hace mucho tiempo y su máxima de hacer temblar a una central nuclear tras uno de sus conciertos sigue siendo marca de la casa. Ojalá la polémica más oscura les abandone y se quede todo a nivel artístico, en ese en el que pocas bandas pueden mirarlos de frente y sigue siendo tan complicado salir tras ellos en un festival.
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