Tal y como escribí en su día para la crítica de “Sundowning” (2019), no creo que, a estas alturas de la película, nos sorprenda que unos músicos aparezcan enmascarados, tampoco pintados o que se inventen una estrambótica historia para justificarlo. Lo que ha hecho que Sleep Token se hayan convertido en hype, que casi todo el mundo esté hablando de ti y, sin quererlo, tengan tantos detractores como seguidores, es la publicación de dos singles consecutivos como “Chokehold” o “The Summoning”, en apenas unos días, o repetir jugada con “Granite” y “Aqua Regia”, también en días consecutivos, publicando seis singles de un disco de doce, como si la banda estuviese tan segura de sí misma como para descolgarse con media docena de ellos, a cada cual más espectacular: preparados para tomar las listas de los amantes del metal más alternativo y domesticado pero también de aquellos que gustan del pop, ante el ceño fruncido de esa generación que ha crecido defendiendo a Ghost o Slipknot y asegura disfrutar de Post Malone pero se muestra más rancia que sus propios padres cuando lloraban por el corte de pelo de Metallica a mediados de los noventa, ver para creer y reírse con ganas de esta generación de llorones sentiditos.
Sin embargo, soy de los que piensan que tras Sleep Token hay una mano maestra que escribe canciones como “Chokehold” o “Atlantic”, una producción que suena auténticamente magistral, en sus propias manos y las de Carls Brown (As I Lay Dying, pero también The Lightning Seeds) que han logrado que Sleep Token suenen técnicamente perfectos: contundentes, cristalinos, accesibles, brutales pero sensibles, convirtiéndolos en un producto de fórmula mágica para millones de personas, recibiendo las críticas de esos que mencionaba, pero también los elogios de la crítica.
“Chokehold” es un buen ejemplo de lo que escribo; un comienzo arrasador, con una introducción melódica y un riff que estalla con la fuerza de una apisonadora. ¿Pero qué es esto? ¿Cómo puede sonar esta banda así? Venimos de "Sundowning" (2019) y "This Place Will Become Your Tomb" (2021) y, considerando el primero una obra maestra, ninguno de los anteriores sonaba con tal ímpetu. La mezcla es magnífica, la batería es imponente y los riffs golpean con fuerza, coros y un sintetizador para llevarnos a una estrofa convertida en medio tiempo y la perfección en la melodía de las voces, siendo Vessel1 uno de los vocalistas más dotados de los últimos años, mal que le pese a muchos. Pero, lo que convierte a "Take Me Back to Eden" en uno de los discos del año es que tras una canción como “Chokehold”, no bajan el ritmo y llega otro single, como si el álbum fuese un grandes éxitos: “The Summoning”, una composición por la que decenas de bandas actuales habrían pagado, con un riff igual de abrasivo como adictivo, que rematan con un doble bombo. ¿De verdad es posible cargar contra semejantes canciones?
Pero siguen las sorpresas, “Granite”, el acceso pop de la primera mitad, de nuevo una canción que es otro sobresaliente, desde el punto de vista compositivo, y cómo crece en intensidad; dos minutos de construcción de la tensión con la voz únicamente como herramienta para pintar, hasta el estallido de la banda, para regresar a la melodía y convertirla en un mantra. Pero, Sleep Token siguen administrando el talento a cañonazos; “Aqua Regia” y, de nuevo, la voz de Vessel1 haciendo las delicias sobre un piano mágico. “Vore” golpea con fuerza, recuperando la agresividad a golpe de death metal, hasta el brillante estribillo o la delicadísima “Ascensionism”, demostrando la maestría, llevando al seguidor del metal al peligrosísimo terreno en el que cree perder su testosterona y estar escuchando bases con Vessel1 rapeando, como si los noventa no nos hubiesen enseñado nada a ninguno, como si la buena música no fuese suficiente como para llegar a las entrañas de cualquiera que presuma de tener un mínimo de sensibilidad. “Ascensionism” son siete minutos impresionantes en los cuales Sleep Token se mostrarán con más fuerza que nunca en los últimos dos, hasta el descanso que supone “Are You Really Okay?” y su unión con “The Apparition”, quizá la menos sorprendente de todas, hasta su clímax.
"DYWTYLM" es el corte de manga, tan refrescante en un disco de estas características que nos prepara para con su ligereza con la carga de profundidad que es “Rain”, repleta de intensidad, los ocho minutazos de "Take Me Back to Eden" en la que, de verdad, hacen un repaso a varios géneros, hilvanándolos con habilidad, para redefinir el progresivo o la bonita “Euclid” y esos vaivenes de guitarras que son pura emoción y pueden convertirse en un auténtico himno en directo, cerrando uno de los discos del año. Con la publicación de "Take Me Back to Eden", no queda duda de que Sleep Token pueden haberse convertido en el hype del año, pero que está justificado por una canciones que derrochan buen gusto y saber hacer, además de la clara constatación de su talento. Un hype, lo que quieras, pero han venido para quedarse y otras bandas no son capaces siquiera de sacar un solo single de sus nuevos discos.
© 2023 Conde Draco