Y, cuatro años más tarde, todavía hay quienes consideran “The Outer Ones” (2018) como un disco que no está a la altura de lo firmado por Davidson, derritiéndose en elogios con “Netherheaven”. Pongamos las cosas en su sitio; Revocation no han sabido firmar un mal álbum y tan sólo “Great Is Our Sin” (2014) baja el nivel. Para qué lo vamos a negar, Davidson es incapaz de grabar un álbum mediocre y que “Chaos of Forms” (2011) o "Deathless" (2014) sean sus mejores discos, no resta un ápice de importancia a lo logrado con “The Outer Ones” (2018) y ahora con “Netherheaven”, bastante superior al anterior que, aún no siendo sobresaliente, podemos considerarlo como uno de los grandes discos de metal del año. David Davidson se acompaña de Brett Bamberger y Ash Pearson para grabar nueve canciones en las que hay death metal a raudales, crujientes y afilados riffs, pero también groove, espacio para el progresivo y solos herederos del mejor hard, todo cabe en “Netherheaven”, si la mezcla es buena, si hay clase en la composición y talento a raudales, como es el que derrochan.
Tras la portada del artista Paolo Girardi (imprescindible en el mundo del metal, búscalo) y la producción del sempiterno Jens Bogren y James Knoerl, “Netherheaven” suena poderoso pero preciso, atemporal; como si se hubiese grabado en los noventa, pero también antes de ayer, con el toque justo old-school pero también el potente ataque actual, sin caer en los errores de producción más comunes (como es el rango dinámico). Lo que quizá también explica el que Davidson se haya ocupado de las guitarras y su producción, de su sonido en el álbum, siento tan perfeccionista como es él. “Diabolical Majesty” es el primer golpe a bocajarro de los nueve que nos esperan, la guitarra cruje mientras Bamberger y Pearson golpean con matemática fiereza, y Davidson solea sobre las líneas más melódicas, al mismo tiempo que su voz. “Lessons in Occult Theft” es espectacular por su groove y la rapidez que le imprimen, mientras "Nihilistic Violence" recuerda a los últimos Slayer por su tono machacón y cómo el riff parece revolverse con toda la violencia del death y el thrash, mientras que si "Strange and Eternal" destaca es por su brillante introducción y cómo, rápidamente, Revocation la hacen girar al thrash más endemoniado.
“Galleries of Morbid Artistry” suena tan brutal y ponderosa en un inicio que parece convertirse en un clásico instantáneo para, compases más tarde, embrutecerse y recurrir a la calma jazzística de un interludio más propio de Archspire que de ellos. Una vez resuelto el ejercicio de estilo y demostrado que Revocation pueden hacer lo que quieran, “The 9th Chasm” recuerda a “The Outer Ones” cuando parece llevarnos a otros mundos, gracias a sus desarrollos y cómo Davidson evoca a Gilmour, hasta una canción como “Godforsaken” por Schuldiner o “The Intervening Abyss of Untold Aeons” y su capacidad para controlar el caos; de nuevo más progresivos que nunca y Bamberger y Pearson convirtiéndose en una potentísima base rítmica de death metal técnico.
La sorpresa es "Re-Crucified" que, paradójicamente, logra que Revocation suenen más a The Black Dahlia Murder que nunca y es que, queridos míos, la presencia de Trevor Strnad como vocalista invitado no es únicamente un auténtico regalo, sino una brillante firma para concluir “Netherheaven” con el dueto entre Davidson y Strnad. No hay mejor forma de finalizar un álbum tan enorme como este. De esta manera, cada vez que escuches o leas una crítica negativa sobre Revocation o atisbes la más mínima duda, deberás pinchas una y otra vez “Netherheaven” para que sus potentes riffs abrasen a los infieles o una de las deidades lovecraftianas de “The Outer Ones” devoren sus almas por eones. He dicho…
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