Crítica: Gaerea "Mirage"
Si te gusta el black metal o, simplemente, el metal a secas, estoy seguro de que “Limbo” (2020) fue uno de tus discos favoritos de aquel desastroso año. Si ya tiene mérito despuntar en una escena que, por momentos, parece saturada con una ingente oferta, hacerlo en unos meses tan complicados como aquellos, tiene aún más mérito. Los portugueses lograron grabar un disco aún mejor que “Unsettling Whispers” (2018) y situarse como punta de lanza de los nuevos lanzamientos y una referencia ante la que estar atentos en el futuro. Tras diferentes giras, ha llegado el turno de “Mirage” (2022), un álbum al que muchos mirarán con lupa; intentando adivinar si Gaerea han hecho o no los deberes, si han cumplido con lo esperado y son una banda con la que contar, si “Limbo” no fue un espejismo y han grabado un disco notable, sin más.
Pues bien, “Mirage” posee todo aquello que hizo grande al anterior, no muestra una evolución que convierta a la banda en algo que no es y, sin embargo, se nota un cambio; no es cuestión de una madurez forzosamente buscada, sino de un crecimiento que se siente en un producción aún más clara; las canciones poseen la duración justa y necesaria (tan sólo dos, “Memoir” y “Arson”, poseen una extensión que supere los ocho minutos) e incluso en aquellas en las que el exceso de minutaje es superior, se sienten livianas y completamente naturales, no hay grandes pasajes, introducciones o codas de relleno, todo está perfectamente hilvanado. Además, “Mirage” posee la belleza, la contundencia y pesadez, pero también la rapidez; es black, pero hay doom y atmósferas, hay melodías y brillantes desarrollos con los que Gaerea te garantizan la diversión con cada giro, cada cambio, cada canción de los minutos de “Mirage”.
“Memoir”, “Salve” y “Deluge” es una forma contundente de abrir el álbum, una manera de asegurarse su presencia en la escena, de impactar tanto en el disco, como en directo; de los susurros de “Memoir” a la épica de unas guitarras que tardan poco en encabritarse y convertir la canción en un auténtico monstruo con la voz mucho más gruesa, enlazándose con el negrísimo torbellino de “Salve”; imprimiendo más rapidez que nunca a una canción que exuda black metal por los cuatro costados y sin perder un ápice de melodía, Gaerea sonando accesibles sin parecer que hayan cedido a la presión de llegar a más público. “Deluge” suena imponente, antes de caer en la falsa calma de sus estrofas, con uno de los riffs más reconocibles de todo el disco y el magnífico trabajo de una base rítmica que le concede la dosis de pesadez justa, entre la atmósfera del doom y el músculo del sludge, para llegar al acelerón del black más endemoniado.
“Arson”, sin lugar a dudas, es una de las canciones más importantes del disco, su crescendo la justifica y su progresión, a lo largo de los ocho minutos de duración, evidencia la maestría de los lusos, como “Ebb” o la espacial “Mirage” convierten el núcleo compositivo del álbum en una enorme pieza capaz de sostener la mirada a muchas de las vacas sagradas del metal; entre trémolos, gañidos y acelerones llegaremos a “Mantle” y la construcción de una canción que suena a clásico instantáneo con una guitarra fraseando sobre el riff principal, hasta la feroz despedida que es “Laude”, haciéndote sentir que Gaerea han llegado para quedarse, que su música está lejos de las impostadas fórmulas de nuestros días, de la estética más efectista y la ausencia de talento, para presentar a unos músicos que interpretan tan bien como componen, algo difícil de encontrar en nuestros días. Con “Mirage” han firmado uno de los discos del año y lo saben, es la seguridad de confiar en el talento y el trabajo bien hecho, tú también lo sabes ahora.
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