Creo no ser el único que durante estos últimos cuatro años no ha echado en falta a Behemoth por la continua sobreexposición de la banda y el célebre Nergal. Piénsalo bien, además de varias giras, entre salas y festivales, Behemoth han publicado “I Loved You at Your Darkest” (2018), los EPS “O Pentagram Ignis” (2019) y “A Forest” (2020), además de la edición especial de “I Loved You at Your Darkest” con el directo de Maida Vale, el streaming de “In Absentia Dei” (2021), “New Man, New Songs, Same Shit, Vol. 2” de Me and That Man, los dos discos publicados (Ulver y Necromantia) a través de Artefacts y, ahora, “Opvs Contra Natvram”, además de las consiguientes reediciones (“Sventevith (Storming Near the Baltic)”) y la auténtica explosión de su tienda y el constante bombardeo de camisetas, pantalones, láminas, mascarillas, baquetas, discos y más discos. Desde el punto de vista comercial, Behemoth son una potente empresa que logra que nadie se olvide de su existencia entre discos y disco, pero desde el punto de vista de un seguidor (como ya mencioné en mi crítica de “In Absentia Dei”) hay una pequeña sensación de agotamiento, la misma que está experimentando su fórmula.
Y es que, actualmente, su carrera podría explicarse de la siguiente forma; el material grabado y publicado antes de “The Satanist” (2014) y después de este. “The Satanist” supuso alcanzar la cima de su popularidad y dar el salto definitivo a mayores audiencias, pero también la encerrona creativa que es "I Loved You at Your Darkest" (2018), su peor disco hasta la fecha. “Opvs Contra Natvram” parece un ejercicio de estilo de Behemoth, como si Nergal se hubiese dado cuenta de la vergüenza ajena que causaban los coros infantiles de “God = Dog” o estupideces como "Bartzabel" y hubiese escuchado a esos seguidores que pedían más oscuridad y una pequeña vuelta al sonido más aguerrido de la banda.
El problema es que ha cumplido a ratos; “Opvs Contra Natvram” es un magnífico producto, como todo lo que facturan; Nergal está sobresaliente a la guitarra, su voz es la de un león y las letras (sin ser Kapuściński o Lem) parecen bastante más trabajadas que las de "I Loved You at Your Darkest", por no hablar de la labor de ese Twardy polaco que es Inferno, la efectividad de Orion o el silencioso pero más que solvente trabajo de Seth, pero las diez canciones de “Opvs Contra Natvram” (teniendo en cuenta que "Post-God Nirvana" es una introducción que sólo funciona cuando se transforma en un mantra, tras los recitados de Nergal) no impactan y son fácilmente olvidables; todos los recursos empleados, todos los ases bajo la manga, todo el polvo de hada y los trucos de prestidigitación ya los hemos escuchado antes en canciones que son las hermanas mayores de las actuales. “Malaria Vvlgata”, por ejemplo, es una buena composición, dos y minutos y medio más que suficientes para que el trémolo de Behemoth, los constantes ‘fills’ de Inferno y el solo (cercano al hard, todo hay que decirlo) funcionen como el mecanismo de un preciso reloj y de paso a la sinfónica “The Deathless Sun” con sus ominosos coros, mientras que "Ov My Herculean Exile" u "Once upon a Pale Horse" templan demasiado los ánimos y ni siquiera una canción como “Off to War!” y su impresionante comienzo, consiguen elevar el disco cuando te das cuenta de que suena demasiado parecido a lo que lograron con “The Satanist” y "I Loved You at Your Darkest", consiguiendo el equilibrio entre el que se ha convertido en su disco más representativo y su auténtica y oscurísima sima.
Es verdad que aquellos que quieran ver sus bondades, mencionarán "Neo-Spartacvs" y su magnífico bajo, o "Disinheritance" y su frenético riff, breves muestras de que Behemoth son capaces de grabar canciones que justifiquen su presencia en el estudio, como la contundente “Thy Becoming Eternal” que, honestamente, podría sonar tras "Wolves ov Siberia" y no nos extrañaría, ya que parece un descarte de "I Loved You at Your Darkest", como "Versvs Christvs" y la evocación de "O Father O Satan O Sun!", pero sin el desgarro de esta.
Llegados a este punto, sin mencionar la obsesión de Nergal por el cristianismo y la Iglesia Católica en sus letras (nada que objetar, pero anda que no hay motivos actuales igual o más castrantes), el parecido simbólico de la portada de “Opvs Contra Natvram” y la de "God Hates Us All" (2001) de Slayer, el autoplagio y su incapacidad para sorprendernos, no solamente en lo estético sino también en el apartado creativo, puedo asegurar que “Opvs Contra Natvram” muestra, sin esfuerzo, una clara mejoría respecto al nefasto "I Loved You at Your Darkest", pero me cuesta horrores identificar a los autores de “Evangelion” (2009), “The Apostasy” (2007) o “Demigod” (2004) en las canciones de este último álbum y empiezo a pensar que aquellos dioses polacos ya no volverán a sonar igual.
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