Estaba seguro de que lo que había ocurrido hace unos pocos años significaba el rearme del denominado Big Four alemán cuando Destruction y Sodom cambiaron su formación, cuando Kreator hizo lo mismo y, tan sólo, quedaba esperar que Tankard volviesen a reverdecer los laureles con “One Foot in the Grave”, pero no, me equivocaba o quizá han sido los alemanes los que lo han hecho porque, tras ese cambio en las formaciones, ninguno (subrayado, por favor; ninguno) ha sido capaz de grabar un álbum a la altura de los anteriores. En el caso de Kreator, no esperaba un “Extreme Aggression” (1989) o “Coma Of Souls” (1980), pero “Violent Revolution” (2001) o incluso un "Phantom Antichrist" (2012) habrían sido algo más que suculento y, sin embargo, me he encontrado con un "Hate Über Alles" que, más allá de la magnífica portada de Kantor y el sugerente título, es un álbum pobre, para el que los alemanes han tenido cinco años que parecen haber sido desperdiciados por completo. Y aquí el problema no es del productor, Arthur Rizk, ni tampoco del recién incorporado Frédéric Leclercq, sino de todos, de la banda, de Petrozza por no haber escrito mejores canciones, en un disco que suena estupendo y cuyo artwork es magistral y a la altura de una banda como Kreator, pero esconde canciones que no convencen y, mucho menos, funcionan.
No criticaré la introducción "Sergio Corbucci Is Dead", con aroma a spaghetti western, tampoco una canción como "Hate Über Alles", tan efectiva como clásica de la banda; nos encontramos a Petrozza y a Sami perfectamente engrasados, sus guitarras suenan fantásticas y el riff principal es puro thrash, por no hablar de Leclercq y Ventor, una base a prueba de bombas, mientras Petrozza y Sami solean sobre ellos, como tampoco puedo criticar negativamente “Killer Of Jesus”, que podría haber formado parte de "Gods of Violence" (2017) o el pegadizo single que es “Strongest of the Strong”, una canción que no suena como ellos y tiene exceso de influencia del melodeath pero, no siendo lo que espero de Kreator, será de lo mejor de un álbum de once canciones que, más allá de estas tres mencionadas, se deshace con cada escucha.
“Crush The Tyrants” es tan lenta y aburrida que me hace llorar de sueño, mientras que “Become Immortal” es tan predecible y con tanto aroma a cerveza rancia que cuando suenan los coros del puente, esos malditos “Oh, oh, oh”, parecemos estar escuchando a los Accept en sus horas más bajas, como las guitarras dobladas de "Conquer and Destroy" y el plagio flagrante a Slayer en el riff o Maiden en la introducción, algo incomprensible para la banda de Petrozza. Peor es “Midnight Sun” y la inclusión de la voz de Sofia Portanet, tan forzada como casi todas las colaboraciones a dobles voces, a medio camino entre el metal gótico de segunda y el metal más genérico. Definitivamente, jamás podría haberme esperado esto de Kreator, como “Demonic Future” o “Pride Comes Before the Fall”, canciones que no puedo creerme que lleven su firma; la primera por aburrida y predecible, la segunda por el ejercicio de narración de Petrozza y el exceso de guitarras melódicas (a pesar de que Ventor estrangule a su batería y fuerce a Sami), o el absurdo esfuerzo de “Dying Planet”, siete minutos de canción sin inspiración alguna que la banda alemana se empeña en alargar incomprensiblemente. Un horror de principio a fin.
Me da pena escribir así de Kreator porque hasta un disco como “Gods Of Violence” fue capaz de entusiasmarme, siendo verdaderamente flojito, pero "Hate Über Alles" suspende de manera flagrante y no me imagino escuchándolo en años venideros, se siente poco trabajado y escrito con poca gana y menos acierto. En directo seguirán siendo un cohete, pero en estudio se sienten desganados y con poco gancho. Ahora, a reírse de las críticas que le den cuatro manos cornudas, cuatro rayos y demás zarandajas, “Hate Über Alles" es mediocre hasta decir basta y lo siento muchísimo por Petrozza, pero más por aquellos que lo escuchen y se fuercen a querer un álbum que no entra de ninguna forma.
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