Un disco de Decapitated siempre es una buena noticia, pero este “Cancer Culture” es más que eso porque significa el regreso de una banda que, por segunda vez, parecía condenada a morir. Y me pregunto, ahora que las redes sociales se han convertido en implacables jueces, capaces de lograr que promotoras cancelen a una banda, cuando los polacos fueron declarados inocentes, ¿quién restaura su dignidad? ¿Aquellas personas que, en nuestro país, pedían al promotor que cancelase la gira de la banda sin saber si eran o no culpables, de verdad son seguidores? ¿Sabían ellos antes que nadie de la gravedad de las acusaciones y la veracidad de los hechos? ¿Acudirán ahora a sus conciertos a reencontrarse con la banda? ¿Les pedirán disculpas o aceptarán ante sus cochambrosos seguidores que eran unos exaltados que no sabían absolutamente nada de lo que estaba pasando y se precipitaron? Para los de Krosno no han sido unos años fáciles, viendo cómo todo a su alrededor se venía abajo, años de lucha parecían deshacerse cuando ni siquiera el gran público parecía apoyarles, tras un disco como “Anticult” (2017) que tampoco caló como debería (y me incluyo entre aquellos a los que no convenció, tras verlos en directo y sorprenderme con el exceso de groove) pero la auténtica batalla legal ganada, las ansias de volver a la música y la reedición de “The First Damned” que quizá, sumado a las críticas recibidas por “Anticult”, son las que han obrado el milagro en “Cancer Culture” y sin llegar a “Organic Hallucinosis” (2006), “The Negation” (2004) y, por supuesto, la dupla inicial “Winds Of Creation” (2000) y “Nihility” (2002), sí estamos hablando de un buen álbum de death, a un altísimo nivel técnico, en el que, sin embargo, hay otros elementos que lo lastran o lo alejan del sobresaliente.
“From the Nothingness with Love” es la instrumental que ya nos sitúa en el ánimo correcto para afrontar la descarga con la que “Cancer Culture” nos recibirá, mientras el recién incorporado Stewart se gana a pulso el puesto con una batería que nos golpeará desde el primer segundo como un martillo pilón, de mano de uno de los mejores baterías del death metal mundial, sin duda. “Just A Cigarrette” fue el adelanto y nos muestra a unos Decapitated más progresivos, jugando con diferentes estructuras a lo largo de una canción que, en apenas cuatro minutos, resuena como death metal progresivo de alta cuna, con Vogg maravilloso en la guitarra y Rasta dejándose la garganta. Pero es “No Cure” la que nos recuerda que esto es death y no hay duda de ello, Stewart golpeando con milimétrica precisión tras los gruesos riffs de Vogg hasta la locura del paroxismo que es “Hello Death” y la colaboración de Tatiana Shmalyuk de Jinjer, en un álbum en el que los invitados son de altura como Robb Flynn de Machine Head en “Iconoclast” y, de nuevo, Vogg volando alto por el progresivo, aunque la canción no termine de cuajar precisamente por Flynn.
"Suicidal Space Programme" nos trae a lo mejor de ambos mundos de Decapitated, el gusto por el desarrollo y la descarga brutal, esa misma en la que son expertos (“Locked”) y que se convertirá, sin duda, en una auténtica barbaridad en directo. Todo lo contrario que “Hours as Battlegrounds”, excesivamente lenta hasta el clímax (a pesar del solo de Vogg), de la que nos olvidaremos gracias a la pesadez de “Last Supper”, inmejorable forma de cerrar el álbum, con uno de los mejores riffs de este, empero recordándonos quizá a aquellos que formaban parte de “Anticult”. Como decía al principio, “Cancer Culture” es una buena noticia porque significa el regreso de Decapitated en un buen estado de forma, con Vogg y Rasta recuperados, pero siento que no deja de ser una transición hacia una nueva estabilidad en la que vuelvan a recuperar la esperanza y confianza en sí mismos y su público y, con ello, la tranquilidad para componer.
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