No acabo de entender el drama de aquellos sorprendidos con “Timewave Zero”. No hace falta más que escuchar cualquier carrera de muchos artistas de metal extremo de principios de los noventa para entender la querencia de muchos por la música electrónica, por los discos de ambient y sintetizadores a tope. Con esto no estoy diciendo que haya que escuchar “Dauði Baldrs” (1997) para entender lo que han hecho Blood Incantation, pero sí darse cuenta que los artistas del metal más extremo siempre han estado muy ligados a la electrónica y han tenido querencia por ella y si no que se lo pregunten al bueno de Conrad Schnitzler cuando Øystein Aarseth le pidió la magnífica apertura que es “Silvester Anfang” y si eso ocurría en 1987, qué decir de todo lo ocurrido en las últimas tres décadas con el auge de las one metal band, los dormitorios, el onanismo, los moog y las tarjetas de sonido; no siendo de extrañar que muchos artistas disfruten de discos que poco o nada tiene que ver con el resto de su producción y, más aún, grabando los suyos propios.
En el caso de Blood Incantation, los de Denver han grabado dos grandes obras; "Starspawn" (2016) y “Hidden History of the Human Race” (2019) que les han encumbrado en pocos años a lo más alto del death metal extremo. Todavía recuerdo cuando compré la primera edición de “Starspawn” en el bandcamp de Dark Descent Records y asistí a su gira con el doblete de Blood Incantation y Spectral Voice (éramos treinta personas, como mucho) o lo que disfruté con el vinilo “Hidden History of the Human Race”. Para mí, es innegable la calidad del cuarteto y que hayan querido publicar un álbum como “Timewave Zero” no es más que la clara demostración del buen momento que están atravesando; “¿Por qué no publicamos un disco de ambient cósmico? Sujétame el cubata que voy”. Y me parece bien. “Timewave Zero” es un disco calmado, de dos canciones separadas en ocho movimientos (“Io” y “Ea”), el sonido es magníficamente retro y oscuro, desasosegante por momentos, pero esperanzador en la sensación que transmite.
¿Quiere eso decir que me puede mi pasión por su death metal como para justificar cualquier cosa? No, por supuesto que no, “Timewave Zero” no está a la altura de sus esfuerzos anteriores y se queda en curiosidad, en un capricho de una banda que, como muchos cacarean, podrían haber publicado bajo otro nombre, pero nadie habría escuchado y ahí radica la grandeza de la jugada de Blood Incantation. Pedirles esto habría sido lo mismo que decirle a Trent Reznor que su “Ghosts I-IV” (2008) se hubiese publicado bajo otro nombre que no fuese el de Nine Inch Nails (¿acaso este no forma parte de la misma esencia que el resto de su producción?). Pero, siendo honesto, a poco que estés acostumbrado a escuchar música (y no me refiero a esos merluzos capaces de ponerse de fondo la discografía de Bowie o King Crimson en un fin de semana y presumir de haberla escuchado, pero no haber entendido una puta mierda), “Timewave Zero” es disfrutable como lo que es; un disco para escuchar de noche, introspectivo, con buenos momentos y un gran gusto para los arreglos.
Por supuesto, no aguanta la comparación con "Starspawn" (2016) o “Hidden History of the Human Race” (2019) porque son bestias diferentes, aquí no hay voces guturales o gruesísimos riffs, sino ambientes delicados y oscurísimos, minutos de ensoñación y querencia por lo grabado en los setenta y ochenta, sintetizadores y teclados, arreglos finos y nocturnos, calma y más calma, pero también concentración y soledad. Los que crean que Blood Incantation van a dar un brusco giro de timón y toda su producción va a ser como este “Timewave Zero” es que no entienden nada y esos más cínicos que piensan que volverán a ser los hijos bastardos de Morbid Angel aciertan sólo en parte porque Blood Incantation han demostrado con este álbum que bajo esa piel habita también esta naturaleza y de una forma u otra, volverá a salir a la luz.
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