Soy de los que piensan que el peor enemigo de Patrick Mameli es él mismo. Que, como casi cualquier genio, es capaz de lo mejor, pero también de lo peor. Patrick Mameli es el de los proyectos que no se concluyen, el de las declaraciones a veces nada acertadas, el que es capaz de explotar por una nimiedad o afirmar que Pestilence es la mejor banda de death metal de un festival de cuatro días, pero también es Patrick Mameli el de "Malleus Maleficarum" (1988), “Consuming Impulse” (1989), “Testimony of the Ancients” (1991) y “Spheres” (1993) y nada más que por estos cuatro discos que entran, directamente, en lo más alto del panteón del metal se merece mi admiración y respeto, perdonándole casi todo y admitiendo que incluso en sus momentos más bajos, siempre hay luz y genialidad en su guitarra. Así, los míticos Pestilence regresan con “Exitivm” y una formación, cómo no, cambiante, con Joost Van der Graaf y Rutger van Noordenburg y el reciente Michiel van der Plicht, en lo que hay que entender como el proyecto personal de Mameli para no complicarse demasiado y aceptar el desfile de músicos.
Producido por el propio Mameli y Jory Hogeveen, lo que lastra a este nuevo álbum de Pestilence es lo irregular de sus surcos, no todas las canciones están al mismo nivel y eso dificulta su escuchas cuando tenemos que estar constantemente saltando de una a otra. Suena bien, actual y, quizá, con un poquito menos de compresión habría ganado, pero Mameli sabe llevar su virtuosismo a la frontera entre el death y el progresivo, no resultando original, pero si produciendo placer en su escucha. “Morbvs Propagationem” abre el álbum tras la introducción de rigor y nos encontramos a una banda sólida como un monolito, pero ágil en sus progresiones, con orquestaciones que encajan en la composición y la voz de Mameli, lógicamente castigada por el tiempo, pero sonando -sorprendentemente- no demasiado lejos de la otra leyenda que es Martin Van Drunen (mucho ojo que no estoy escribiendo que Mameli posea el característico tono de aquel, simplemente que su tono arenoso me recuerda a su garganta).
¿Tres estrellas? ¿Un seis, un aprobado? Sí, porque hay grandes ideas, grandes guitarras y buenas composiciones, Mameli es una leyenda y conserva su genio, pero lejos quedan los tiempos de su última gran obra, “Spheres” (1993), aunque muchos ya quisieran su actual estado de forma y pericia con el mástil, además de haber firmado canciones imperecederas del género. “Exitivm” es un buen disco pero del que no hay que esperar, ni tampoco pedir demasiado...