Crítica: Helloween "Helloween"

Y, por fin, llegó el momento de escuchar lo nuevo de Helloween con nada más y nada menos que Kiske, Deris y Hansen a las voces, tras una gira que se sintió triunfal y repleta de magia. ¿Quién no se emocionó en ella? Mi gran duda era, ¿serían capaces de embotellar la magia de hace tres décadas o siquiera la de sus directos, en un álbum? Resulta innegable admitir que cuando suena “Out For The Glory” creemos estar viajando al pasado, igual que ser testigo de la camaradería entre Kiske y Deris sobre los escenarios, pero, ¿es “Helloween” el disco que esperábamos? Mucho me temo que eso no sea una pregunta fácil de responder, más que nada porque no depende de los músicos sino de las expectativas de cada uno de los oyentes que se enfrenten al álbum. La receta es sencilla, pero no por ello repleta de riesgos, ¿cómo funcionaría la extravagancia de tres vocalistas como Kiske, Deris y Hansen en el estudio? ¿Serían capaces de grabar un buen álbum? ¿Uno que estuviese a la altura de glorias pretéritas y así hacernos olvidar los últimos descalabros en estudio? Con los mencionados vocalistas, además de Weikath y Gerstner o la base rítmica de Grosskopf y Löble con la batería de Ingo Schwichtenberg, ¿qué podría salir mal?

 

Tras más de dos docenas de escuchas me siento con la capacidad de describir lo que siento y emitir un juicio que gustará a algunos y disgustará a muchos; el principal defecto de “Helloween” es su duración y la incapacidad de unos músicos para cribar y dejar fuera canciones que no están a la altura, que suenan bien porque es imposible que suenen mal, pero que no funcionan cuando su media de duración son cinco y seis minutos, de un disco de catorce (si tenemos la edición especial) a lo largo de una hora y cuarto y no todas están escritas con la misma altura y tendencia a romper el techo de allá donde sean interpretadas. “Out For The Glory” es una buena apertura, pero le falta fuerza, suena demasiado a lo que esperamos y es que evoquen a los “Keeper”. Claro que cuando suena Kiske y sentimos estar de nuevo a lomos de la nave de los alemanes, nos creemos la ilusión, por supuesto que sí, pero me resulta demasiado sencilla y descafeinada. ¿Me gusta? Claro que sí y Kiske está en forma, pero es predecible y las voces de Hansen no las entiendo en una composición tan de manual. 

 

Me encantan las guitarras de “Fear Of The Fallen” y en ella las cosas cambian, el filo de la seis cuerdas se muestra con maestría gracias a Hansen, Weikath y Gerstner, la sensación es tan buena que emociona, las voces encajan y, aunque no es un dechado de originalidad, esto sí es lo que espero de un regreso por todo lo alto como el de los alemanes. Lo mismo siento por el marcado estilo de Unisonic en “Best Time” y la desenfadada “Mass Pollution”, quizá la más pegadiza de esta primera tirada, atesorando el toque festivo y ligeramente cafre que, sin duda, empujará sus directos cuando presenten estas nuevas canciones. “Angels” suena bien, qué duda cabe, pero se me hace pesada y, como me ocurre con “Robot King” o la aburrida “Cyanide”, me parece que le hacen un flaco favor al conjunto global del álbum. ¿Te gustan? Perfecto, pero no las pidamos en directo porque querremos que suenen otras, tenlo claro.

Caso muy diferente es “Rise Without Chains” o “Indestructible”, la primera no es que sea lo mejor del disco, pero resulta y la imagino perfectamente en directo, tanto como “Indestructible” y su capacidad para pegarse a uno, gracias a sus coros. Como también me gusta la crudeza de “Down In The Dumps” y cómo ataca directamente a la yugular gracias a sus guitarras, antes de un cierre espectacular precedido por el preludio “Orbit” y que no es otro que la épica “Skyfall” (a la que no le habría venido nada mal un recorte de dos minutos), para clausurar de manera mágica y bien merecida un regreso espectacular pero ciertamente irregular.  A favor, la alternancia de voces y Hansen en un discreto plano, focalizado en las guitarras junto a Weikath y Gerstner, al lado de los incombustibles Grosskopf y Löble, funcionando como un pistón. En contra, la excesiva duración y la poca auto-crítica a la hora de dejar algunas composiciones fuera de un disco que exigía lo mejor y, a buena fe, nos lo han dado, aunque no del todo…


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