Crítica: Darkthrone "Eternal Hails"

Ya lo dije en mi crítica de “Old Star” (2019) y puede que también en la de “Arctic Thunder” (2016) pero, si no lo escribí, así es como lo siento cuando escucho “Eternal Hails”: Fenriz es una auténtica enciclopedia viviente del metal y, por eso, cuando suenan sus nuevas canciones, si lo hacen por todo el metal de los setenta no es por casualidad, sino que es algo plenamente premeditado. Es por eso que entiendo que todas las etapas estilísticas de Fenriz y Culto son premeditadas, buscadas, no dejando nada al azar, como parecen insinuar algunos de sus seguidores a los que se les llena la boca con el ‘crust’, el ‘punk’ y la santísima trinidad black, o aquellos otros para los que son unos vendidos porque “Soulside Journey” (1991) es death y creen que los noruegos se subieron al carro de la escena de los noventa. Amando su etapa más puramente punk, agradecí el giro de timón en “Arctic Thunder” y el pseudo doom con tintes black de “Old Star”, siendo toda una sorpresa por dónde retomarían su carrera discográfica, dándome la sensación de que no quieren repetirse. 

 

Y así ha sido, “Eternal Hails” suena oscuro y malvado como hacía mucho tiempo que Darkthrone no sonaban, no se trata de bajar el tempo, “His Masters Voice” es buen ejemplo de ello: lo rebajan, pero la carga es la misma y si suena tan efectista es porque antes han cabalgado como nunca, alternando pasajes más rápidos con otros más lentos. El lector más avezado pensará que atributos como oscuro o malvado son gratuitos e inequívocamente fáciles para cualquiera que escriba sobre el dúo noruego, pero la gran diferencia entre esa oscuridad y frío es que cuando hacían gala de ellos en "A Blaze in the Northern Sky" (1993), por ejemplo, era un frío glacial, helado, propio de la tierra y el tiempo en los que fueron paridos aquellos discos de la oscurísima trilogía y, sin embargo, “Eternal Hails” es la oscura frialdad insondable, sin esperanza, del espacio que tan bien refleja la portada: la producción es cruda y más cálida que entonces, pero transmite tal sensación de desesperanza, que su sola escucha abruma.

 

Si “Eternal Hails” resuena como si soltasen nuestro cadáver a eones de distancia en el espacio, “Hate Cloak” es la mezcla definitiva entre Celtic Frost y Candlemass: un tempo farragoso que parece golpear con mayor fueza en cada compás y son nueve minutos, imagínate cómo son capaces de apuntalarnos en la cruz. Lo único que no me gusta de este nuevo álbum, por ponerme algo puntilloso, es que el riff de “Wake Of The Awakened” suena exactamente igual al de “Walk The Path Of Sorrow” de Satyricon, de su mítico “Dark Medieval Times” de 1994 (me sorprende no haber leído a ninguno de los nuevos fans de Darkthrone, a todos esos chavales y chavalas con camisetas, que afirman que todo lo que publican es maná del cielo, identificar semejante parecido) y, lo peor de todo, como afirmaba al principio de esta crítica, es que sé que Fenriz lo sabe. Tampoco me gustan los ‘fade out’ de la producción, pero soy consciente de que es marca de la casa y a ellos les encantan, por el contrario, los 'fade in' con esas guitarras tan atmosféricas ayudan a llevarnos a otros mundos, como "Voyage to a North Pole Adrift". Canción a la que la bajada de revoluciones de Darkthrone le sienta fantásticamente bien, tanto como para que "Lost Arcane City of Uppakra" comience de semejante forma y termine convirtiéndose en una canción que bebe del NWOBHM y del doom, tanto como del black más atmosférico de Vikernes, una de las mejores canciones jamás compuesta por Fenriz, caprichos del noruego…

 

Darkthrone acuden a su cita y nosotros con ellos, perdonándoles los pecadillos y disfrutando de sus nuevas cinco canciones que conforman cuarenta minutos de abandono en el espacio, de sonidos setenteros, de momentos mágicos y riffs crudísimos, de un in crescendo como el que despide el álbum y una apertura tan aguerrida como la que abre “Eternal Hails”. Otra obra maestra, quizá no perfecta, pero sí mágica, tanto que cuando suena el sintetizador que cierra el disco, uno no sabe si es Darkthrone o Windir, si es Fenriz o Vikernes, si somos nosotros o son ellos, pero queremos volver a pincharlo. Así de sencillo, así de complicado…


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