Me gusta que Accept estén atravesando esta segunda juventud aunque, si somos sinceros, más aún Wolf Hoffmann en una banda de la que únicamente queda él de su etapa más gloriosa ya que Martin Motnik y Philip Shouse se han subido al tren en pleno 2019, Uwe y Christopher en 2015 y el bueno de Mark Tornillo, como todos sabemos, en 2009. ¿Es una queja? En absoluto, desde su incorporación en “Blood Of The Nations” (2010), los alemanes han sabido darle la vuelta a la tortilla y conseguir un nuevo ejercito de seguidores para los que poco o nada significa su anterior etapa, mezclándose en concierto junto a aquellos que disfrutan de ambas y la vieja guardia. Asistir a una actuación de Hoffmann y Tornillo es apostar por las nuevas composiciones y algunos, pocos, clásicos sin que afecte al resultado final, en una de esas piruetas que pocas veces se ven en el rock, en el metal, pero que cuando uno es testigo producen alegría. Es por tanto que aunque “The Rise Of Chaos” (2017) y este último “Too Mean To Die” (2021) no sean comparables al citado “Blood Of The Nations” (2010), “Stalingrad” (2012) o “Blind Rage” (2014) entra tan bien; quizá por la ilusión de Martin, Philip, Uwe y Christopher, quizá por las tres guitarras, por las ganas de Hoffmann y Tornillo o por el trabajo del genial Andy Sneap, que “Too Mean To Die” suena actual y fresco, sin perder el encanto de la banda, pero a la vez potente. ¿Quiere decir que sea un buen álbum? Es correcto a nivel compositivo; ni las canciones, ni los riffs son un dechado de originalidad y la escritura no es tan sólida como en el citado “Blood Of The Nations” (2010), “Stalingrad” (2012). Hay canciones menores que suenan bien, pero cuya naturaleza no puede ser disfrazada por esas tres guitarras mencionadas. ¿Es una queja? En absoluto, “Too Mean To Die” es disfrutable y muestra a una banda en plena forma, pero no por ello perdemos la cabeza y creemos estar escuchando el mejor trabajo de los alemanes desde el fichaje de Tornillo, porque no es así.
Lo primero que llama la atención de “Too Mean To Die” es un comienzo como “Zombie Apocalypse”, sonando más a hard rock que al metal clásico de Accept pero tampoco debería ser así, ya estamos acostumbrados a la era de Tornillo y su voz rasposa, más propia de Brian Johnson que de Udo, lo que le confiere un tono muy especial a la nueva música de la banda, algo que se siente y mucho en canciones como "Overnight Sensation" o “Suck To Be You”, sonando como unos AC/DC metalizados e hipervitaminados. “Zombie Apocalypse” suena cálida y familiar, suena potente y las guitarras toman el papel principal, sonando excepcionalmente bien, como “Too Mean To Die”, más cercana a las guitarras de Maiden, hasta que la canción se encabrona y parece despegar como un cohete.
“No Ones Master” es perfecta para entrenar, para golpear el saco y el asfalto, tomando más del metal que del hard, con una melodía excelente (lejos de chorradas como “Koolaid”), como “The Undertaker” -aunque más obvia- es un buen medio tiempo, con pegada y buen groove, aunque mis momentos favoritos sean cuando las guitarras echan chispas y se doblan, con cierto aroma clásico, pero aguerridas y punzantes. Buen ejemplo de ello es “Symphony Of Pain” y su aroma beethoveniano, la épica y oriental “Samson And Delilah” (seguro que Hoffmann ha disfrutado como loco en ellas), Accept convertidos en Motörhead en “Not My Problem” y la varonil “How Do We Sleep” con la que te crecerá pelo en el pecho gracias a sus coros. Una segunda mitad de disco, infinitamente más sólida que la de “The Rise Of Chaos” y que nos devuelve a unos Accept, quizá no tan inspirados como hace unos años, pero con sangre suficiente como para seguir haciéndome disfrutar tanto en disco, como en directo. Rozando el notable, de nuevo…