Siempre he creído que los pasos atrás son muy jodidos para los artistas cuando tienen que pisar el freno y volver a lo que el público pide o la crítica ordena. Me gustó “Gore” (2016) y no entendí el desmarcaje de Stephen Carpenter, las declaraciones cruzadas y, mucho peor, ser testigo de cómo el grupo se olvidaba de sus canciones en los dos directos que presencié de aquella gira. ¿Fue el grupo, como colectivo, quien lo decidió? ¿Fue el disgusto de Carpenter? ¿Lo tibio de las críticas o la gélida reacción de un público que prefiere entonar “My Own Summer” por enésima vez en lugar de escuchar la nueva propuesta de la banda? El caso es que Deftones tenían ganas de entrar al estudio, tenían prisa, y el resultado es “Ohms”, un álbum producido por la propia banda y Terry Date, que suena moderno pero ajeno a los experimentos, en el que Deftones logran el complicadísimo equilibrio de sonar agresivos (cuando quieren), resultar melódicos (cuando los fans lo necesitan) y jugar sin quemarse, sin resultar demasiado innovadores y, sin embargo, seguir siendo lo suficientemente interesantes para todos aquellos que disfrutamos de otros paisajes, otras texturas, y que ellos tampoco pierdan el interés, como artistas. La realidad es mucho más sencilla y puede resumirse, de nuevo, en uno de los muchos binomios existentes en el rock, como es el de Moreno/ Carpenter. Mientras el guitarrista pide sangre y músculo, Moreno requiere atmósferas, capas y capas de electricidad estática en las que desplegar su voz, esa que ha envejecido todo lo bien que se esperaba de él y sigue aunando la desesperación adolescente de aquellos que una vez los escuchamos siendo veinteañeros, crecimos con ellos y tantos otros, y en la cuarentena, Moreno, sigue cantándonos al oído, sobre otros problemas pero los mismos sentimientos, la misma alma, la misma pena; las mismas voces, otros ámbitos…
“Genesis” arranca y la calma te invade, gracias a Frank Delgado, hasta que la pesadísima atmósfera de Deftones sobrecarga tus sentidos y Moreno parece gritar desde diferentes megáfonos, su voz se estrangula en un canal, mientras en otro reverbera y en un tercero parece narrar, en una canción repleta de emociones. “Ceremony” es una de mis favoritas, junto con “Error” y “Pompeji”, en ellas siento que Deftones han logrado llegar a lo que querían ser; el trabajo de Carpenter me encanta, Delgado está sublime, como Cunningham y Vega. Ejemplo de esto último, de esa base rítmica sublime, es “Urantia”, mientras Carpenter parece taladrar la melodía, Cunningham la mantiene sobre la base hip-hop de Vega y Delgado teje un colchón electrónico, no puedo pedir más.
“Error” es una descarga, me gusta lo urgente de su melodía, la tensión palpitante y la aparente calma de Moreno, esa tan insana que nos conduce a un estribillo liberador; "Beyond the gates, outside the grid. We follow in your grace, let's find a way through". "The Spell of Mathematics" posee un grandísimo riff que permite a Moreno descerrajar otro de esos estribillos que se clavan en el alma, mientras que las palmas funcionan en la producción porque se sienten naturales, nada forzadas, no son un arreglo más sino una consecuencia lógica del clímax que parecen lograr incluso en el estudio. “Pompeji” recuerda vagamente a lo logrado en “Gore” pero lejos del envoltorio sintético de aquel y sí con toda la rabia de los Deftones más recientes de "Koi no yokan" (2012), "Diamond Eyes" (2010) y "White Pony" (2000), ejemplo de ello es también “This Link Is Dead”.
En un disco en el que la intensidad no baja ni un segundo, “Radiant City”, y no hay concesión alguna, tejiendo bonitas melodías repletas de oscuridad y sentimientos de querer romper con todo (“Headless”), con la voz de Moreno como principal protagonista, hasta el cierre que es la apropiada “Ohms”, en la que -de nuevo- somos testigos de cómo el panteón de Carpenter se mezcla con el de Moreno y logran esa mezcla única. No puedo decir que “Ohms” sea el mejor álbum de la banda, pero sí a tener en cuenta junto con "Koi no yokan" (2012), "Diamond Eyes" (2010), "WhitePony" (2000) y "Around the Fur" (1997). Deftones lo han vuelto a lograr, aunque quizá haya tenido menos peso Moreno que Carpenter y la mezcla, paradójicamente, haya resultado más equilibrada que nunca. Magnífico…