Creo recordar que fue con "Personae Ingratae" (2017) cuando leí una entrevista con Rope Sect y, más allá de las pajas mentales del entrevistador por ubicarles en un suerte de subgénero post-algo, fue la propia banda quien aclaró que Rope Sect es el nombre de un proyecto bajo el que no quieren identificarse para sentirse libres en su hoja de ruta, sin que nadie les ubique y fuerce las comparaciones, dejando que la música sea la que hable por ellos, en lugar de sus nombres o currículum. No me pareció excesivamente original y sí muy noventero, tampoco tardaron en aparecer etiquetas como post-punk y, por supuesto, los nombres de Inmesher, Harbinger y Gaarentwynder. Pero, volviendo a lo anteriormente comentado: ¿Qué más da? ¿Acaso nos hizo más felices descubrir a los padres regalándonos en Navidad, a nuestras bandas favoritas desenmascaradas o desmaquilladas? Por supuesto que no, ¿qué me aporta saber los nombres de los músicos o seguirles en Instagram y ver cómo hacen una barbacoa o toman café si la música no hablase por sí misma? En la misma línea que "Personae Ingratae”, “The Great Flood” mantiene el nivel y dota a Rope Sect de una mayor accesibilidad y profundidad; es oscuro y asfixiante, es dramático y crudo, pero sus canciones atraen con la misma fuerza que la voz de Inmesher recita con su, a veces, tono barítono y la herida que deja el corte de su música recuerda a lo que brevemente fue Beastmilk (una referencia nada forzada cuando descubres que McNerney, alias Kvohst, colaboró en sus EPs, pero también en este álbum) pero menos pulido y más puro, menos fácil, menos de manual.
Es esa capacidad de Rope Sect para parir riffs obtusos y asfixiantes, pero imposibles de olvidar, la que destaca en canciones como “Non Serviemus” o la necesidad de descorchar con algo de punk, “Issohadores”, apoyándose sobre la bonita voz de Inmesher, lo que logra que “The Great Flood” se quede en la memoria y uno quiera regresar a él, aunque se equivoquen con el cierre, “Dilluvian Darkness” (en mi modesta opinión, claro) y se enfrasquen en seis minutos de canción, desoyendo lo que las musas les han pedido a lo largo de “The Great Flood” y han resuelto con éxito. Ello no empaña un brillante resultado, un glorioso notable alto, que sitúa a Rope Sect allá donde deben estar y les aupará a un publico aún mayor; ese que posará con sus vinilos en vibrantes colorines, colocarán en sus estanterías de cara a redes sociales y sólo les recordará para acudir a sus conciertos (cuando podamos y volvamos) porque todo el mundo -por viejo que sea este- ama el misterio y el sendero más morboso.