La primera vez que le hablé a alguien de “Devouring Rain” fue a mi pareja, paseaba con ella bajo una noche oscura y, en mitad del actual caos reinante, sintiendo cómo veíamos el mundo arder, le dije que últimamente estaba escuchando mucho a Wake. ¿Qué música hacen?, me susurró al oído. No lo sé, ya no lo sé, es una mezcla de sus discos anteriores, pero es algo precioso y doloroso, acerté a responder. A veces, una pizca de caos es lo que hace que todo adquiera sentido y, de alguna manera que no sé explicar, en mitad de todo el momento que estamos viviendo y de los constantes cambios en mi vida, encontré en ella y en “Devouring Rain” de Wake, además de muchos otros discos como tabla de salvación, la mezcla perfecta para compensar el actual desequilibrio y no es broma. ¿Acaso no es cierto que "Dissolve and Release" posee una de las introducciones quizá más bellas grabadas jamás en un disco de grind? Quizá sea esa también la cuestión y es que Wake han evolucionado del doom al grind, del grind al black y han salpicado su mezcla con algo de sludge, logrando algo tan bello que hiere, que es capaz de romper al oyente con su violencia, como ocurre con "Kana Tevoro (Kania! Kania!)", a pesar de toda la rabia, y llevarnos al extasis con “This Abyssal Plain” y sus arremetidas.
Pero lo que más me atrae, lo que más me gusta de “Devouring Rain” es la capacidad para conmover a pesar de la rabia, a pesar de la violencia, del caos y toda la virulencia que cada uno de sus surcos exuda. No se trata de un par de riffs, de un gruñido o un grito demencial, tampoco de llevarte al frío invierno noruego o mostrarse más retorcidos que ninguno, simplemente de cogerte por el cuello y zambullirte con ellos en un mar repiqueteado por la tormenta, sumergirte en sus espumosas y saladas aguas y llenar los pulmones, teñirte de emoción y pintarte con sus colores, imbuirte de sentimiento y hacerte creer que estás trascendiendo entre planos, en mitad de una ensoñación pero, al final se trata de sentir; eso mismo que logran con la negrísima “Torchbearer” y sus diez minutos de avance a través de una profunda gruta en el estómago de la tierra, conformando una de las mejores piezas de todo el álbum. Mientras “Elegy” y “Paean” cumplen su cometido de piezas instrumentales, de apertura y cierre de “Mouth Of Abolition” y toda la épica y furia de unos Khemmis antes de ser fagocitados por el reconocimiento, “In the Lair of the Rat Kings” ahonda en ese desconcertante caos que parece abrir las puertas del vértigo de uno mismo cuando eres presa de este.
¿Intensidad? ¿Desgarro? ¿Sangre y músculo? "Monuments to Impiety" y "The Procession (Death March to Eternity)" sirven de colosal cierre con Kyle Ball comiéndonos crudos. Pocos son los discos que me causan una impresion tan profunda, más cuando “Devouring Rain” se antoja como un paso de gigante respecto a "Misery Rites" (2018) y, por supuesto, joyas como "Sowing the Seeds of a Worthless Tomorrow" (2016), "False" (2013) o "Leeches" (2011). Grandes discos que muestran que el camino andado por Wake no ha sido en balde, que me recuerdan porque amo el metal y sus mil y un fragmentos, que me recordarán porque aquella noche sentí que tenía bastante junto a ella y este disco. Cuestión de creer ver el mundo arder desde una cima…
© 2020 James Tonic