Cinco años después y un nuevo batería. Intronaut regresan por todo lo alto tras un disco como "The Direction of Last Things" (2015) en el que no sólo han cambiado al músico tras los parches (sentía algo de miedo por la ausencia de Danny Walker, pero Intronaut me han demostrado que las piezas importantes de este puzle siguen estando ahí, y que Alex Rudinger posee tanta calidad como el propio Walker), sino que también han hecho lo propio con el sello, de Century Media a Metal Blade. Cambios que parecen no haber hecho mella en la propuesta sino auparles a superarse. Basta escuchar a Sacha Dunable y Dave Timnick en "Fluid Existential Inversions" y saber que estamos ante uno de los discos de progresivo del año, para una banda que, a pesar de no perder sus señas de identidad (los riffs continúan, más gruesos que nunca, y las partes atmosféricas han ganado sabor), continúa avanzando sin miedo alguno.
La breve "Procurement of the Victuals" abre un disco en el que Intronaut deciden retarnos desde el primer segundo, y “Cubensis” son siete minutos en los que Rudinger brilla con luz propia, mientras Dunable y Timnick se reparten el peso de la canción, sonando como Mastodon (la batería de Rudinger está claramente influida por Dailor) y en la que progresivo y algo de sludge se dan la mano. Aunque lo grandioso del álbum sea cómo los músicos lo hacen oscilar; del metal progresivo al sentimiento jazzy de Rudinger en “The Cull” o la magia en “Contrapasso” (no es de extrañar que un músico como Ben Sharp haya colaborado), en la cual todo el álbum parece mutar y volverse más agresivo, aunque encuentren espacio para la melodía acústica, sin perder un ápice de dignidad.
Mi favorita quizá sea “Speaking Of Orbs”, por lo accesible de su melodía, pero también por la cantidad de giros y cambios de tercio, situando “Tripolar” en lo más alto de esta segunda cara y en la que tendremos la sensación de que las cosas han terminado por desquiciarse y este cambio nos muestra a unos Intronaut adentrándose en el mundo del metal con fuerza; ese que explorarán sin miedo en "Check Your Misfortune" y, claro, “Pangloss” en la que el riff principal parece dictar, por completo, la actuación vocal en una despedida como “Sour Everythings”.
En un disco que me gusta en su totalidad, en el que la producción suena de verdad cristalina y uno es capaz de distinguir los diferentes elementos que forman la canción; el trabajo de cada uno de ellos es sencillamente magistral y suena tan natural como para no sentir que uno está escuchando un disco de metal progresivo sino otro muy diferente; aquel en el que los músicos luchan por grabar canciones que el oyente recuerde y en las que no hay espacio para la demostración gratuita y el porque sí, sino todo completamente integrado en cada uno de sus momentos.
Cuesta mucho no entusiasmarse con semejante disco, ser templado y no adelantar nada, pero también que muchas de las actuales bandas de progresivo parecen haberse olvidado de su propio género y, paradójicamente, pasan de discos a disco, repitiendo los mismos clichés. Intronaut dejan pequeña esa ausencia de dirección actual, ese fútil sentimiento de agarrarse allá donde uno ya no es uno mismo...
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