Todavía hay gente que me suele preguntar por qué esta web, a pesar de tener un corte generalista basado en nuestros propios gustos, desde hace ya muchos años profundiza más en el metal que en ningún otro subgénero. La respuesta es tan fácil como obvia; porque no hay otro que aglutine semejante talento natural, habilidad, genialidad y libertad. Porque prefiero escuchar una y mil veces el último álbum de Wilderun (esa obra maestra titulada “Veil of Imagination”) que ese supuesto hype del low-fi más ñoño y aburridote que es "U.F.O.F." (2019) de Big Thief o el enorme cortarrollos que es Cigarettes After Sex y su patinazo post-acné con “Cry” (2019), porque hay más reaños y saber hacer, más talento, más habilidad compositiva y técnica en una sola canción de Unfathomable Ruination, por ejemplo, que en las discografías de todas las bandas indie, dreampop, slow, slowcore, ambient o gaze (Angel Olsen, Her’s, DIIV o Slowdive y naderías ramplonas por el estilo). Prefiero no seguir antes de que se me salten los fusibles…
Si conoces a la banda de brutal death metal de Londres, sabrás que quizá sean uno de los secretos mejor guardados del metal actual y que asistir a una gira suya junto a Archspire o Rivers Of Nihil seguramente sea una revelación. Sabrás también que no poseen un solo disco que baje del notable o sobresaliente, que “Misshapen Congenital Entropy” (2012), “Finitude” (2016) derrochan maestría y parecían hitos difíciles de igualar, pero heme aquí, escuchando "Enraged And Unbound" desde hace casi dos meses para atestiguar que este, su último álbum, no sólo supera a las dos obras anteriores sino que sitúan a Unfathomable Ruination a un nivel muy superior del habitual en el death metal porque, queridos míos; que una banda de death metal técnico presuma de pericia o habilidad con sus instrumentos es algo que parece tan natural como la asunción de la propia etiqueta, pero que además compongan bien y sean capaces de atraer la atención sobre las canciones, lejos del desencaje de mandíbula y el piropo fácil, no es algo tan habitual. ¿Cuántas veces te han recomendado una banda cuyo nivel técnico está fuera de toda duda, pero eres incapaz de acabar el álbum, de distinguir una canción de otra? ¿Cuántas veces pierdes el hilo entre enormes y larguísimos desarrollos que únicamente suelen enmascarar una baja habilidad para componer o escasez de ideas frente a la onanista maestría del guitarrista o el bajista y la maquinaría pesada en la que suelen convertirse los baterías? Estoy seguro de que miles de veces, pero no lo admites porque no es lo correcto…
Con Unfathomable Ruination y "Enraged And Unbound" te va a ocurrir lo contrario; vas a apreciar su extraordinario nivel mientras te enganchas a canciones técnicas, pero no distantes, como un cruce entre el brutal death de Cannibal Corpse y, a veces (en pequeñas pizcas), la accesibilidad de The Black Dahlia Murder. Eso sí, su vocalista Ben Wright no se anda con pequeñeces y sus guturales te van a devorar desde el primer segundo.
Sitúan inteligentemente la canción más extensa al principio del álbum, "An Obsidian Perception", y hacen que pase en un santiamén gracias a las dinámicas entre Herrera, Piazza y Law, mientras la batería no se come la mezcla y Wright nos ataca con su profundísima garganta. No poseen los solos espaciales de Archspire, lo de Unfathomable Ruination va por otro camino; más brutal, más directo, aquí hay vísceras y salvajismo, no complejas escalas de subida y bajada, la canción "Enraged And Unbound" pone la directa en el estribillo y “Codebreaker” te recordará levemente a Cattle Decapitation, quizá más por los gañidos (‘shrieks’) de Wright que por la composición en sí y es que este es quien parece atar los pies a la banda, para bien, por supuesto. Y mientras que los músicos juegan con acelerados tempos o el ‘sweep picking’ sobre sus mástiles, Wright tira de vísceras y, aún con diferentes registros, te hace sentir en terreno conocido.
Me gusta la introducción de “A Prophetic Compulsion” y la cantidad de riffs y ‘licks’ con los que nos deleitan, por no mencionar el grandioso trabajo de Doug Anderson pero, siempre, al servicio de las canciones. También me gusta el juego de dobles voces o la sensación de estar escuchando a otra banda totalmente diferente en “Maniacal Disillusion” o “Fibres” y sus estrofas tan trabajadas (directamente te vuelan la cabeza) de un trabajo que acaba como empieza, con dos barbaridades como “Occulta Violentiam” y, quizá mi favorita, "Protoplasmic Imprisonment", en un disco en el que hay tanto buen gusto (dentro de los parámetros del death metal, que nadie se asuste de la maravillosa y monstruosa estética) desde sus canciones a la magnífica portada del genio Eliran Kantor que produce verdadera vergüenza que alguien me vuelva a preguntar por qué prefiero escuchar y escribir sobre Unfathomable Ruination antes que del último disco de Blanco White o Two Gallants. Vamos, no me jodas…
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