Del cielo al infierno o eso es lo que siento cuando echo la vista atrás y veo que en los últimos meses de este año se han publicado algunos de los mejores discos de esta década y termino escuchando “Heavy Metal Rules” de Steel Panther. Una banda que, olvidándome de todo lo que he podido largar de ella, hay que tener claro que es una parodia y gustará tanto o tan poco como resistencia tenga el oyente o, mucho peor, infantiles sentido del humor para escuchar una y otra vez canciones sobre pollas, coños y todo tipo de chistes casposos a medio camino entre la parodia y lo cutre. Seguramente, todo aquel que me haya leído a lo largo de los últimos nueve años pensará que cada vez que he escuchado a la banda de Michael Starr, he estado continuamente santiguándome o albergará dudas acerca de mi pacato sentido del humor, curtido en el mejor de los internados religiosos, pero no, nada de eso. Steel Panther, como creo que ya aseguraba en la crítica de "Lower the Bar" (2017), no me escandalizan, es simplemente que creo que el chiste ha dejado de tener gracia y llegados a este “Heavy Metal Rules” es aún más sencillo explicar mi teoría; Starr, Satchel, Foxx y Zadinia han alargado demasiado la broma y, reconociéndoles su modesto talento, su carrera ha ido perdiendo tanta gracia y frescura como inspiración. No estamos hablando de los Beatles o de Rush, tampoco de Mötley Crüe (más quisieran) o los criticados Poison, claro que no, pero “Feel The Steel” (2009) sigue siendo su mejor disco, “Balls Out” (2011) y “All You Can Eat” (2014) dignas continuaciones en las que, a pesar de ser tan intrascendentes como pueriles, Steel Panther seguían siendo capaces de componer algunos riffs y estribillos pegajosos, pero el bajón sufrido en aquel último, se confirmó en "Lower the Bar" (2017) y siguen en caída libre con “Heavy Metal Rules” en el que los chistes siguen siendo los mismos y producen en lógico desgaste y pérdida de toda sorpresa (no hay mucho más que sacar de algo que ellos reducen únicamente en meter) y la música, la inspiración, parece haberse perdido por el camino, dando la sensación de que Steel Panther están llegando al final del camino, la broma dejó de tener gracia y dejará de tener relevancia cuando Nikki Sixx deje de nombrarlos.
"All I Wanna Do Is Fuck (Myself Tonight)" se queda únicamente en el título, la canción es tan poco imaginativa como su adolescente estribillo, es verdad que Satchel sigue sonando estupendo y Steel Panther pueden presumir de ser una banda de versiones bastante solvente, suenan bien y la producción del propio Jay Ruston es acertada, a medio camino entre los ochenta más de plástico, el hair metal, Sunset Strip y un poco de barniz para, pese a todo ello, seguir sonando actuales pero la letra, la canción, es tan horrenda, tan auténticamente chorra y torpona que hace parecer a todo lo anterior una obra maestra. "Let's Get High Tonight" es predecible a más no poder, uno siente haberla escuchado un billón de veces y la balada "Always Gonna Be a Ho", con órgano Hammond incluido, es sencillamente ridícula. El álbum coge algo de cuerpo con “I'm Not Your Bitch” y Steel Panther parecen recuperar un poco de la inspiración de obras anteriores, pero es tan sólo otro espejismo y si se salva es por el trabajo de Satchel. “Fuck Everybody” es la autoparodia, basta escuchar el estribillo para ser testigos de que Steel Panther parecen tan secos que ni todo el lubricante del mundo sería capaz de engrasar sus neuronas, por lo que recurren a sí mismos en una de las canciones más horribles que puedan haber escrito y que, a pesar de ser una grabación en estudio, parece interpretada con apabullante desgana.
La segunda balada del disco, la propia “Heavy Metal Rules”, podría ser la mejor de toda la colección; no por el piano sino porque a Starr se le siente mucho más natural y, aunque la cabra tire al monte, por lo menos no muestran el mismo perfil tan bajo de las anteriores. Pero todo da completamente igual en este álbum, “Sneaky Little Bitch", la penosa "Gods of Pussy" y el aburrimiento que es "I Ain't Buying What You're Selling" confirman que estamos, posiblemente, asistiendo a los últimos coletazos -nunca mejor dicho- de Steel Panther porque no hay chiste tan bueno que aguante diez años contándose en cada canción, ni público con un mínimo de inteligencia que lo aguante…
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