Tuve la suerte de descubrir “Starspawn” (2016) en su publicación y, más aún, de ver a Blood Incantation en directo, en aquella gira, presentándolo junto a Spectral Voice. ¿Qué decir? Al margen de demos, “Starspawn” fue un debut auténticamente brillante y su directo la confirmación de que la banda de Colorado era un combo tan solvente como para convertir el escenario en un verdadero terremoto cósmico. Por lo tanto, el hype con su segundo álbum era algo completamente lógico, ¿serían capaces de estar a la altura? ¿Son Blood Incantation una banda que pueda pasar a la historia del death? Sin ningún tipo de duda al respecto, la banda ha vuelto a hacerlo. "Hidden History of the Human Race" es un disco magníficamente escrito e interpretado, repitiendo de nuevo con Pete DeBoer tras los controles, “Hidden History of the Human Race” es una brutal continuación de lo exhibido en el anterior; los seres humanos somos, en realidad, alienígenas y esa es la única forma de explicar nuestra historia a través de cuatro canciones que sobrepasan la media hora de escucha y en las que DeBoer les ha vuelto a hacer sonar extremadamente bien con una producción orgánica en la que se sienten todos los instrumentos y no hay lugar para el sonido empastado, propio de la compresión. Una paleta de colores que convierte el caos en el que se desenvuelve el grupo, en un death metal brutal y cósmico, con tintes progresivos, Serie B y un Paul Riedl verdaderamente intratable en las voces.
Con "Slave Species of the Gods" comienza el relato, cinco minutos de death metal técnico, interpretado de manera excelente y con progresiones que aseguran la diversión para los oyentes más exigentes. Si queríamos contundencia tras “Starspawn”, Blood Incantation nos la dan sin medida; las guitarras Riedl y Kolontyrsky se atropellan entre sí, riff tras otro, de manera gruesa o a través de acelerados, pero afilados pasajes que desembocan en un vibrante solo y el propio Riedl parece susurrarnos al oído todos los secretos y aberraciones de la especie humana, mientras Isaac Faulk golpea sin descanso sobre su maltratada batería.
¿Son las pirámides plantas de energía o electricidad? En “The Giza Power Plant” los riffs parecen electrocutarnos mientras Blood Incantation buscan los momentos más puramente death para alternarlos con algo de doom y, por supuesto, algo de esa psicodelia que tan bien les funcionó en “Starspawn”, siete minutos de auténtica gloria deathmetalera que se clavan el alma de uno, incluido un pasaje de regusto oriental que parece conducirnos de la mano al interior de la propia pirámide pero no al estilo de Nile sino para que una corriente eléctrica nos devore en su interior en un viaje a través de planos, mientras somos abducidos, gracias a una canción como "Inner Paths (To Outer Space)" y sus aires de jam, improvisación; sacudidas y acelerones, guitarras hipnóticas y Faulk y su batería traqueteando, como si atravesásemos una lluvia de asteroides hasta la extensa “Awakening from the Dream of Existence to the Multidimensional Nature of Our Reality (Mirror of the Soul)”, no sólo en su título sino también en sus dieciocho minutos de locura y constantes transiciones, veinte maravillosos minutos articulados en varias partes; salvajes, veloces, calmadas, ambientales y melancólicas, propias de la mano de unos genios llamados a ser algo grande, un auténtico broche de oro para un álbum tan extraño y diferente como magnético.
Podría citar algunas de las referencias de Blood Incantation y asegurar que son los sucesores de Morbid Angel o que han llevado el death espacial progresivo y psicodélico un paso más allá, pero mucho me temo que nada de esto servirá para que el lector entienda lo que va a sentir cuando pinche “Hidden History of the Human Race” y descubra a una de sus bandas favoritas. Un segundo álbum magistral que confirma su talento y aumenta las ganas por volver a verlos en directo, una auténtica joya con la que no sólo siento placer escuchando sus canciones sino pensando en todos esos lectores a los que he descubierto semejante banda y lo mucho que sé que me lo van a agradecer porque, por momentos así, escribo en esta web…
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