La carrera de 1349 es todo un ejemplo de la excepción que en el black metal puede llegar a convertirse en norma. Y es que parece que fue ayer cuando comenzamos a escribir en esta web y los noruegos habían publicado "Revelations of the Black Flame" (2009), quiero creer que siendo tan ajenos -como nosotros mismos- a que la banda tendría más que una continuidad, una regularidad. Tras él, publicaron "Demonoir" (2010), el caleidoscópico "Massive Cauldron Of Chaos" (2014) y ahora se descuelgan con “The Infernal Pathway”. Posiblemente porque Satyricon deben tomarse prolongados descansos, seguramente porque Frost es un músico que sigue creyendo en el black metal noruego y puede presumir de estar en una excelente forma o, más plausible, porque el black goza de una popularidad y una fidelidad por parte del nuevo público capaz de avergonzar al resto de subgéneros y quizá también (sic) porque ya tocaba, porque Ravn, Archaon y Seidemann no poseen la misma popularidad y agenda del batería de Satyricon y, sin embargo, sentían la necesidad de subirse a los escenarios. Quizá por todo y por nada pero el hecho es que 1349 regresan con un álbum que, siendo completamente canónico, no supone una novedad en absoluto pero sí es cierto que es todo lo fiel al estilo y nos ofrece justo lo que más deseábamos; oscuro, helado y crudo black de la fría noruega, esa música que -lejos de las modas- sigue suponiendo una droga difícil de dejar que, como reza el dicho; “once you go black, you’ll never go back…”
“The Infernal Pathway”, empero, pierde lustre frente a "Massive Cauldron Of Chaos" y, aunque directo, se echa en falta algo más de profundidad en las canciones, además de una producción a cargo de la propia banda y Jarrett Pritchard que, sin que hubiese supuesto una traición a los postulados más pedestres, podría haber sonado igual de auténtica pero quizá menos opaca, además de un mayor trabajo previo en el local de ensayo; donde Ravn, Archaon, Seidemann y Frost, además de pisar el acelerador, hubiesen invertido algo de tiempo en darle una pequeña vuelta de tuerca a canciones como "Abyssos Antithesis" o les hiciese alejarse de las coordenadas más thrashy de “Through Eyes of Stone”, adelanto en el que ya pudimos comprobar cómo Frost golpea con milimétrica precisión pero cuyos riffs son quizá lo más genérico que los noruegos hayan grabado nunca. Además de interludios, "Tunnel of Set VIII", cuya única función parece ser la de darnos algo de tregua, pero poco más aportan al resultado final.
Las cosas mejoran cuando 1349 recurren a lo que mejor saben hacer, “Enter Cold Void Dreaming”, y lo que cualquier seguidor podría esperar de ellos o recurren al acervo local de su propia escena, "Towers upon Towers", y descorchan lo mejor de sus influencias pero sin olvidarse del caos. Aunque el brillo de estos momentos sea empañado con “Tunnel of Set IX” y, segundos después, nos saquen del hoyo con "Deeper Still" o "Striding The Chasm" (con todo, una de las más simples y fáciles del disco) y ese pequeño experimento que es “Dødskamp” en la que todo parece funcionar a la perfección a excepción de la duración y la sensación de que si hubiese durado tres minutos, la canción habría ganado sin perder ni un ápice de su encanto ocultista pero ganando gancho de manera exponencial. Cerrando con la notable “Stand Tall In Fire” tras la memez de “Tunnel of Set X”, recordándonos a Bathory.
Hace muchos años, debatía con un antiguo compañero qué es lo que tenía el black metal, cuál era la atracción que ejercía esta música y sus artistas para que produjese tal adicción; la respuesta está aún por resolver, puede que sea por su estética, por su impactante mensaje de negación, por la calidad de unos músicos que siguen en la búsqueda de algo más allá o, como demuestra 1349, por el crisol de influencias ya familiares que, al final, escuchamos en sus discos y conecta con un público cada vez más variopinto. “The Infernal Pathway” no es un gran disco y parece el hermano pequeño de "Massive Cauldron Of Chaos" pero dejará satisfecho a todo aquel que se acerque a él buscando la dosis exacta de negrura que muchos necesitamos, todavía...
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